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Azpeitia amplía su compromiso con la cardioprotección
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Azpeitia amplía su compromiso con la cardioprotección

lunes 30 de enero de 2017, 17:30h

La localidad guipuzcoana de Azpeitia sigue siendo una referencia en cardioprotección dentro del País Vasco, ya que ha renovado y ampliado el número de desfibriladores presentes en el municipio. Los equipos se encuentran en entornos en los que se reúnen grandes cantidades de personas para poder intervenir rápidamente ante incidencias cardíacas.

De este modo, el polideportivo municipal, el campo de fútbol, las piscinas públicas, el frontón Izarraitz y la casa de cultura Soreasu son los espacios en los que se encuentran los desfibriladores DOC, aunque la legislación no obliga a cardioproteger todos ellos. Por otro lado, desde el Ayuntamiento han equipado dos coches eléctricos de la Policía con sendos dispositivos, factor que ayuda a reducir al máximo los tiempos de intervención en caso de paro cardíaco.

Fuentes municipales de Azpeitia destaca que la localidad se ha adaptado a las disposiciones de la normativa vasca, ya que Euskadi es una comunidad que sí regula cómo y dónde tiene que haber desfibriladores, y que ya contaban con desfibriladores antes de que apareciera la ley: “hemos completado y adaptado la cardioprotección a la nueva ley, llevamos ya varios años con desfibriladores de B+Safe. Cuando se difundieron estas empresas ofreciendo estos servicios, y viendo que somos un municipio con mucha práctica deportiva, entendimos que tener desfibriladores es invertir en salud y ayuda a prevenir cualquier susto”.

Las características clave de estos dispositivos son su geolocalización, pues cuando se activa manda a los servicios de emergencias las coordenadas exactas para que lleguen lo antes posible; y la teleasistencia, ya que el equipo indica al usuario cómo utilizar el desfibrilador. Estos rasgos facilitan una atención rápida y eficaz para revertir los efectos de un paro cardíaco.

En Azpeitia son 27 personas, entre agentes deportivos, trabajadores y policías, las que han recibido esta formación, que se irá ampliando y actualizando anualmente y enseñando a las incorporaciones. De este modo, estas personas pueden asistir con garantías a posibles accidentados.

A su vez, el desfibrilador del equipo de fútbol ha pasado a ser un DOC y a entrar dentro de los registros municipales: “hemos incorporado el desfibrilador con el que contaba el equipo de fútbol al plan municipal”, señalan desde el Ayuntamiento, “para coordinarlos y gestionarlos todos desde el Ayuntamiento en un proyecto común”.
La iniciativa de esta villa guipuzcoana, referencia en su entorno en cuanto al cuidado al corazón de sus vecinos, es para Nuño Azcona, director general de B+Safe, un ejemplo para cualquier población: “ya no es solo que se adapten a la normativa que marca el País Vasco, sino que amplían su compromiso al equipar espacios que por ley no están sujetos a instalar desfibriladores, como el centro de cultura”.

Los casi 15.000 habitantes de esta localidad, así como cualquier visitante que acuda a ella, por tanto, disponen de una cardioprotección que para Azcona es clave en cualquier población: “el paro cardíaco no avisa, es un verdadero problema de salud pública que requiere un compromiso completo por parte de todos, tanto para cumplir la normativa como para ampliar los espacios cardioprotegidos y poder salvar vidas gracias a los desfibriladores”.

Espacios conectados cardioprotegidos

La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población, ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos. Estas zonas cuentan con, al menos, un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos.

Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, denominados Cadena de Supervivencia:

  • Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
  • Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
  • Desfibrilación temprana.
  • SVA y cuidados post-resucitación

En Europa, el paro cardiaco es una de las primeras causas de mortalidad y en España se dan más 40.000 por año. En nuestro país, tras una enfermedad cardiaca, el índice de salvación se sitúa en un 4% mientras en EEUU se sitúa ya en un 50% gracias a la implantación masiva de desfibriladores. El plazo de intervención para salvar a una víctima es de no más de 4-5 minutos. Además, por cada minuto que se pierde, hay un 10% menos de probabilidad de supervivencia.

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