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Formentera, reducto de la auténtica cultura mediterránea
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Formentera, reducto de la auténtica cultura mediterránea

miércoles 30 de octubre de 2019, 12:53h
  • Formentera

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Que sea la más pequeña de las cuatro principales islas que conforman el archipiélago balear no la convierte, ni mucho menos, en un destino prescindible. Sus 83 kilómetros cuadrados albergan multitud de posibilidades para los visitantes como sus playas paradisíacas donde relajarse lejos del mundanal ruido, sus frondosos bosques de pino en los que perderse, sus rutas que ofrecen vistas panorámicas imposibles de contemplar en ningún otro lugar, una amplia fauna conformada, entre otras especies, por 210 tipos de aves diferentes, o sus pueblos, en los que se respira y se vive el auténtico espíritu mediterráneo y donde se degusta la gastronomía típica del lugar. Formentera es la prueba evidente de que la grandeza no se mide en kilómetros.

Situada al sur de Ibiza, la más pequeña de las Islas Baleares es un auténtico espectáculo de la naturaleza y una apuesta segura para aquellos que buscan un lugar donde poder relajarse. Sea cual sea la época del año, Formentera aguarda al visitante que ansía escapar de la rutina diaria y dedicar unos días a la aventura y al descanso sin renunciar por ello a empaparse de todo lo que comprende de la rica cultura mediterránea.

Sus playas, Es Pujols y Sa Roqueta, Llevant, Migjorn, Ses Illetes, Sets Platgetes, Cala Saona y Cavall d´Borràs, se extienden con blancas arenas y aguas cristalinas color turquesa bordeando la costa, donde se encuentran diferentes acantilados dando lugar a un paisaje de ensueño que no solo es visto sino que también se vive. Y es que la temperatura del mar en Formentera y su cercanía, se esté donde se esté, invitan al baño constante. Además, la isla disfruta de un clima envidiable que a su vez contribuye a la presentación de una vegetación muy particular en la que se combinan zonas dunares con bosques de pino y de sabina.

Hay quien prefiere recorrerla a pie y quien opta por hacerlo en bicicleta, incluso a caballo. Lo que sin duda es cierto es que Formentera es la isla que nunca se acaba. 32 rutas verdes que suman más de 100 kilómetros son un reclamo para todo tipo de aventureros. Para los senderistas que optan por sencillos paseos, así como para los más expertos que ansían alcanzar los puntos más altos, cualquier ruta que se emprenda traerá consigo el regalo de paisajes extraordinarios. Además, la flora y la fauna que se extienden por toda la isla hacen de Formentera un área insólita de biodiversidad mediterránea que ha cautivado el corazón de los amantes de la naturaleza, para ellos también es de visita obligada el Parc Natural de Ses Salines d´Eivissa i Formentera.

Pero Formentera guarda más secretos. Pese a sus dimensiones, la isla ha sido hogar de distintas civilizaciones: púnicos, romanos, andalusíes… lo que trajo consigo diferentes transformaciones que se han ido sucediendo a lo largo de los años. Cabe resaltar también la amplitud de su patrimonio etnológico que permite el aprovechamiento de los principales recursos naturales, así como los tres conjuntos históricos que contiene: Sant Francesc Xavier, Sant Ferran de ses Roques y el Pilar de la Mola, donde se sitúa el Faro de Mola, considerado por muchos un faro del fin del mundo y que alberga un museo de Interpretación del Mar.

También destacan las torres de defensa, que un día sirvieron para proteger la isla de ejércitos invasores y amplían este patrimonio cultural, u otros faros, como el del Cap de Barbaria, donde casi es ya una tradición acudir cada tarde para presenciar las maravillosas puestas de sol con las estupendas vistas del mágico islote Es Vedrá.

Por todo ello, Formentera no es una isla más, sino un pequeño-gran trozo de paraíso en el que, sea cual sea la época del año, los turistas podrán envolverse en su naturaleza, relajarse en sus inmensas playas y realizar cualquiera de sus diferentes rutas viviendo y saboreando la cultura mediterránea. Porque la grandeza no se mide en kilómetros.

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