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Arlequín: Una exposición para mirar y leer
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Arlequín: Una exposición para mirar y leer

Estamos en un tiempo de realidad virtual…

Y los museos se han ido adaptando a esa realidad temporal o no…

El Museo Picasso Málaga ha abierto la primera muestra digital en su historia y pretenden así dar a conocer el dialogo entre el bufón Arlequín y el pintor Picasso

Esta exposición ahora digital, nació como un proyecto expositivo presencial de colaboración con el que el Museo Picasso Málaga deseaba dar la bienvenida a la generosa iniciativa personal del actor Antonio Banderas abriendo el Teatro Soho en Málaga en noviembre de 2019. Los equipos de ambas instituciones, con la colaboración del Teatro Piccolo de Milán y otras instituciones privadas y públicas, se pusieron de inmediato a trabajar. Sin embargo, un inesperado acontecimiento ya histórico, la pandemia global que ha paralizado una gran parte de la actividad cultural en todo el planeta, obligó a suspender la exposición en las salas de la institución. A pesar de ello, con el convencimiento de que salir bien parados de una tormenta es propiciar el cambio, el Museo Picasso Málaga presenta en su web Arlequín. Una exposición para mirar y leer, la primera muestra digital en la historia del museo con la que da a conocer los motivos por los que Picasso hizo suyo al bufón por excelencia de la Commedia dell’arte.

CRONOLOGÍA DE UN PERSONAJE

Personaje principal del repertorio de caracteres en la Commedia dell’arte italiana, la figura de Arlequín aparece en la obra de Pablo Picasso desde 1901, que la incluye de un modo intermitente hasta los últimos años de su longeva trayectoria artística. Son varios los autores que han interpretado la presencia de esta figura en sus pinturas como un elemento iconológico de significado autobiográfico. Así, en la obra del malagueño, funcionaría como un doble melancólico, encarnando, con su expresión retraída y su mirada, ausente la soledad y la fragilidad del artista. Hay quien propone que, en las pinturas de las primeras décadas con arlequines, simbolizarían una especie de auto-inmolación personal que, a modo de rito de paso, ayudaría al pintor a superar un período para adentrarse en nueva etapa creativa. La fascinación de Picasso por la figura de Arlequín remite, además, a su temprano interés por el circo y sus gentes: saltimbanquis, forzudos o acróbatas. Existen evidencias de que, en su etapa iniciática en la Barcelona de finales del siglo XIX, Picasso frecuenta los circos del mismo modo que después lo hará en París. En concreto a finales de 1904 y principios de 1905, el tema del circo, en particular el ambiente del Medrano, pasa a ser un referente en su vida y en su obra, determinando la temática de importantes composiciones de aquel momento.

ARLEQUÍN: PICASSO Y SUS ARLEQUINES

Arlequín es una pintura al óleo sobre lienzo realizada por Pablo Picasso en 1917 en Barcelona y que actualmente forma parte de la colección permanente del Museu Picasso, Barcelona. El artista la cedió a la ciudad el año 1919, habiéndose convertido, con el paso del tiempo, en uno de los emblemas picassianos más importantes en la Ciudad Condal. Precisamente es allí donde pinta este óleo de formato medio, durante su estancia en el verano de 1917, cuando ya vivía en la capital francesa, con motivo de la presentación en el Gran Teatre del Liceu del ballet Parade de la compañía de los Ballets Rusos de Serguéi de Diáguilev, con quien colaboró en la creación de los vestuarios y telón de escena. El modelo para este Arlequín es Léonide Massine (nombre artístico de Leonid Feodorovic Miassin, Moscú, 1896 - Borken, Alemania, 1979), primer bailarín de la compañía de Diáguilev que en esa época frecuenta habitualmente al pintor. Si bien durante un tiempo se creó una polémica respecto a la identidad del modelo, la investigación llevada a cabo por el Museu Picasso, Barcelona en 2017 con motivo de la celebración del centenario de la ejecución de este cuadro por el artista, deja zanjada la cuestión.

EL TEATRO EN LA OBRA DE PICASSO

El análisis exhaustivo de la obra del artista malagueño permite afirmar que el teatro fue una fuente de inspiración incluso en su etapa más temprana. Entre los numerosos motivos que se identifican en su amplio repertorio cercanos al mundo de la farándula y del teatro popular, las figuras de la Commedia dell’arte de Pierrot y de Arlequín jugaron un papel esencial dejando para la posteridad algunos de los retratos mundialmente más aclamados realizados por Picasso. Las figuras de estos dos frágiles bufones se convirtieron, gracias al talento creativo del artista, en personajes de referencia para identificar a una tipología del artista moderno, inconformista que provenía en su origen de la figura propia del “genio” del Romanticismo. La fascinación del pintor por la bohemia del teatro, por los seres que lo habitan y por la creación artística como un gesto de contenida teatralidad no sólo se refleja en las innumerables presencias de este tipo de motivos en cuadros, dibujos o grabados, sino también en sus colaboraciones para el diseño de telones y vestuarios para los Ballets Rusos.

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