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Ria de Villaviciosa
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Ria de Villaviciosa (Foto: Noé Baranda)

Siguiendo las huellas de los dinosaurios en Asturias

Habitaron la Tierra hace millones de años, y su desaparición sigue siendo una gran incógnita. Nos referimos a los dinosaurios, término que se utiliza para referirse a los vertebrados saurópsidos que dominaron la Tierra durante unos 160 millones de años. El nombre procede de un vocablo griego que puede traducirse como “lagarto terrible”.

Una gran parte de ellos habitó en la zona norte de la Península Ibérica.

En Asturias, la denominada Costa de los Dinosaurios, situada entre las localidades de Gijón y Ribadesella, sirvió de hábitat natural para estas especies durante el periodo del Jurásico, Lo demuestran las abundantes huellas y restos óseos de estos reptiles hallados en esta zona, hasta el momento han aparecido 446 icnitas, o huellas, y diversos restos óseos.

La Costa de los Dinosaurios entre Gijón y Ribadesella sirvió de hábitat natural para estas especies durante el Jurásico

A largo de todo este tramo el viajero puede conocer y visitar hasta un total de nueve yacimientos de huellas de dinosaurios entre los concejos de Villaviciosa, Colunga y Ribadesella, el conjunto de rastros encontrado más relevante (junto a los de las provincias de La Rioja y Teruel). La mayoría pertenecen a saurios cuadrúpedos y bípedos, carnívoros o vegetarianos. También de restos de tortugas, cocodrilos y reptiles marinos.

El visitante puede combinar esta interesante ruta de huellas con el ambiente marinero de los pueblos por los que atraviesa este itinerario.

Algunos de los pueblos por los que discurre esta ruta son Tazones, uno de los puertos más pintorescos de la costa astur, Lastres, considerado uno de los pueblos más bonitos de España, con restos localizados bajo el faro; la playa de La Griega en dirección a Colunga, con huellas de cuadrúpedos; Tereñes, que cuenta con un aula didáctica dedicada al tema; y junto a la ría, cerca de la playa Santa Marina y a pocos kilómetros de la cueva prehistórica de Tito Bustillo el viajero se topará con nuevas icnitas.

La ruta jurásica se combina con otros avatares históricos acaecidos en la zona, aunque más recientes, como disfrutar de la ruta del camino de la Reina, que cruza el concejo de Parres y llega a Cangas de Onís a través de un puente romano. Fue lugar de paso de la reina Isabel II y del futuro Alfonso XII camino de Covadonga en el siglo XIX.

En el entorno del pueblo de Tazones el viajero, además de poder contemplar las huellas de los dinosaurios, tiene la oportunidad de acercarse a uno de los lugares con más encanto de la costa asturiana. En un extremo de la ensenada se ubica el puerto pesquero.

Allí se encuentra la popular casa de las Conchas, en la que se conmemora el desembarco del rey Carlos I en el siglo XVI. Un sendero conocido como la Ruta del Azabache, marcado como PR-AS-119, alberga un panel relativo a las icnitas de Tazones, con la localización de las huellas y una breve descripción del Jurásico de Asturias.

Algunos de los pueblos por los que discurre esta ruta es Tazones, uno de los puertos más pintorescos de la costa astur

Pero antes de emprender la excursión por la costa de los dinosaurios resulta recomendable visitar el Museo Jurásico de Asturias (en Colunga) con la idea de aprender las claves básicas para descubrir e interpretar las icnitas. Se ubica cerca de la playa de La Griega, donde se conserva una enorme huella de dinosaurio de 1,30 metros.

El edificio es amplio y tiene reproducciones en tamaño real de dos dinosaurios. La colección de fósiles del Jurásico local supera los 8.000 ejemplares.

Además del pasado jurásico que invadió esta zona, el viajero puede aprovechar para disfrutar de la naturaleza con la ría de Villaviciosa, un estuario natural único que alberga una vegetación exclusiva y acoge multitud de aves acuáticas migratorias como el chorlito, la avefría, la garza, el pato cuchara y otras especies varias. Depende de las estaciones, estas aves merodean por los ecosistemas de la ría, conformados por playas, dunas, estuarios, acantilados y rasa costera.

El gran escaparate de huellas y fósiles de dinosaurios que ofrece la costa asturiana es un auténtico museo natural al aire libre que sin duda merece la pena visitar. No es el único encanto de la zona, pero sí el que más pasado tiene.

Ruta por la costa de los dinosaurios

Una tierra costera que entonces estuvo poblada por los dinosaurios, y aunque Villaviciosa y Colunga son dos municipios de la costa oriental conocidos por sus playas, la sidra su patrimonio… pero también por las icnitas, o huellas, de estos seres prehistóricos.

Se puede realizar una ruta de dos jornadas, en coche que se detalla a continuación.

Villaviciosa, es un coqueto núcleo urbano que combina la arquitectura más actual con edificios señoriales, es aquí donde el viajero puede comenzar su expedición antes de adentrarse en el camino de los dinosaurios.

El gran escaparate de huellas y fósiles de dinosaurios que ofrece la costa asturiana es un auténtico museo natural al aire libre

La ruta incluye el parque de La Ballina, los restos de la muralla medieval, la casa natal de José Caveda y Nava, el mercado de abastos o la casa-palacio de Los Valdés. Aunque en Valdediós no hay huellas de dinosaurios, merece una escapada para admirar el conjunto formado por el Monasterio de Santa María y la Iglesia de San Salvador, popularmente conocida como El Conventín, construida en el siglo IX y uno de los mejores ejemplos del Prerrománico asturiano.

Desde Villaviciosa hacia el oeste, para recorrer los primeros yacimientos de icnitas. La primera parada es en la playa de Merón, a la que se accede por la desviación de Argüero, se conserva el rastro de un saurópodo, formado por veinte huellas. De regreso a Villaviciosa, es recomendable dirigirse al famoso pueblo marinero de Tazones, donde se come buen pescado y marisco, y después seguir por la carretera comarcal que ofrece espléndidas vistas de la playa de Rodiles, la ría de Villaviciosa y el Puerto de El Puntal.

La segunda jornada, ir a Colunga, la siguiente capital a la que se accede a través de la Autovía del Cantábrico. Crece en torno a la iglesia de San Cristóbal, la casa de la familia Alonso Covián, la plaza de abastos y la capilla de Santa Ana. Este es un buen refugio para llenarse de fuerzas antes de enfrentarse a los dinosaurios. Una vez realizado un paseo por sus calles, ir al Museo Jurásico, situado sobre una colina con unas vistas privilegiadas y con una completa estructura para conocer a estos animales extinguidos hace millones de años.

Con la información recogida y fresca en la retina, el mejor destino es la playa de La Griega, que se extiende a solo un kilómetro del museo y que esconde el primer yacimiento que se descubrió en Asturias, con las huellas de saurópodo más grande del mundo. El trayecto comienza en un cartel explicativo situado junto al río Llibardón y llevará al viajero hasta los restos.

Y la recta final del viaje tendrá como destino Lastres, un puerto pesquero enclavado en plena ruta de los dinosaurios.

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