TURISMO INTERNACIONAL

De shopping por el Algarve

Redacción | Martes 23 de febrero de 2021

Porque cuando viajamos a sitios bonitos nos gusta llevarnos un pedacito de ellos. Porque veinte gigas de fotos no son nunca suficientes. Porque tener a la vista un recuerdo tangible que nos regale fogonazos de felicidad vivida y nos haga masticarla de nuevo siempre es una gran idea. Y porque tan importante como saber qué meter en tu maleta antes de partir es saber qué debe venirse de vuelta contigo, te chivamos tu shopping básico en tu próximo viaje al Algarve.

Cuántas veces nos ha pasado. Repetir destino de viaje con alguien y verle la súper compra que tú no hiciste. Para que no haya más chascos de ésos en tu vida lo importante, como siempre, es la planificación. Igual que planificas las visitas imprescindibles que hacer, los lugares más instagrameables, restaurantes cool, hoteles chic y comidas wow, o la ropa y “por si acasos” que no deben faltar en tu maleta, también es importante que elabores de antemano tu lista de la compra. Sí, sí. Tu shopping de caprichos básicos que deben viajar contigo de vuelta. Si bien, lo sabemos, la lista aumentará irremediablemente porque vivirás flechazos continuos paseando por las calles del Algarve, aquí tienes un top five de imprescindibles…

Cerámica. Un básico muy básico y, además, muy tendencia. Ahora que nos hemos visto obligados a pasar tanto tiempo en casa y hemos desarrollado nuestro gusto por la decoración, la cocina y las mesas especiales, en esa forzosa necesidad de comer y cenar en casa y buscar fórmulas para hacer las cosas bonitas y salir de la rutina, tener piezas personales para vestir la mesa se ha convertido en el nuevo “lo quiero-lo necesito”. Y el Algarve tiene mucho que aportar en cuestión de platos de cerámica pintada, que recuerda a la de Talavera, y que no puede ser más bonita. Además, invertir en cerámica es hacerlo en un fondo de armario: siempre seguirás usándolo y presumiendo de estilo.

¿Dónde comprarla? Por todo el Algarve encontrarás lonjas, cuyas fachadas llenas de platos de colores las delatan. Un clásico (sólo tienes que abrir Instagram para comprobarlo) es Cerámica Paraíso Mó, en Vila do Bispo.

Azulejos. Que levante la mano quien se haya dado cuenta en este año de que su casa necesitaba un lavado de cara… O incluso quien se haya lanzado a una reforma. Y aún cuando la pandemia ha convertido baldosas y molduras en otro must fruto del “quédate en casa”, lo cierto es que los azulejos de Portugal siempre han tenido y tendrán una legión de seguidores.
Los azulejos en Portugal tienen una larga historia que se remonta a época musulmana y a través de ellos y su uso se recorren tiempos, épocas y estilos. Viajar por Portugal es visitar un auténtico museo de la azulejería en vivo y en el Algarve existen varios ejemplos imprescindibles, como la Iglesia de San Lorenzo, en Almancil, un refrente del revestimiento azulejar total, en paredes y techo, del característico estilo barroco portugués.

Con los años le arte del azulejo ha evolucionado, pero la idea de volverse a casa con una buena selección original del país del azulejo con que personalizar un rincón, un baño, una cocina, un choco o una terraza no nos puede resultar más apetecible. El Algarve inspira en múltiples diseños y también lo produce en numerosas fábricas y pequeños locales que podrás encontrar sin dificultad en tu viaje. Como Porches Pottery, en Lagoa, donde además podrás disfrutar del trabajo de los artistas en pleno proceso creativo e incluso comer entre azulejos y cerámica.

Artículos de corcho. ¿Sabías que el 32% de los alcornoques del planeta se encuentran en Portugal? ¿Y qué Portugal es el mayor productor mundial de corcho, con una producción de 160.000 toneladas al año? En el Algarve está el que fuera el centro neurálgico de la industria del corcho portuguesa, São Bras de Alportel, antes de que, con los años, éste se trasladara al norte. El lugar pefecto para aventurarse en la Ruta del Corcho, descubrir su importancia en el país y maravillarse con su hoja de ruta, desde el alcornoque hasta sus cientos de usos creativos.

Y es que el corcho permite realizar infinidad de trabajos, desde material de construcción hasta finos y delicados productos lifestyle, pintados y preciosamente trabajados con resultados exquisitos. Desde maravillosas telas de corcho, para decorar paredes, cabeceros o muebles, hasta bolsos, carteras, tarjeteros o brazaletes. Una infinidad de piezas para marcar la diferencia en tu estilo. El lugar ideal para descubrir su infinidad de aplicaciones por supuesto es São Bras de Alportel, pero son muchos los artistas que han recuperado este material tradicional para volcar su creatividad en preciosas piezas y que trabajan en pequeños estudios por toda la región. Sólo tienes que darte un paseo por Etsy o Pelcor para ver de qué hablamos.

Ropa de cama, toallas y artículos de cuero. Viajar a Portugal y volver con el coche lleno de manteles y toallas es un clásico de la infancia de muchos, para recordar con una sonrisa en la boca. No en vano, cruzar desde Huelva a Vila Real de Santo António para hacerlo es un “actividad obligatoria” para cualquier turista en el lado español del Guadiana. Y sin embargo, la tradición de la ropa de cama, baño y comedor sigue viva en el Algarve, si bien más refinada.

Y para encontrar ropa bonita y barata lo mejor es no perderse al menos uno de los mercadillos semanales que se celebran a lo largo y ancho de la región. Como el de el citado Vila Real de Santo António (en la Plaza Marqués de Pombal el segundo sábado de mes y el tercer domingo); el de Tavira (en el antiguo recinto ferial el tercer sábado de mes); el de Faro (segundo domingo en el teatro municipal); el de Albufeira (primer y tercer martes de mes en Caliços) o el de Loulé (todos los sábados frente al convnto de Santo António).

Gastronomía. ¿Sabías que, según diversos estudios, el sentido del gusto está en el cerebro y no en la lengua? Eso explicaría el enorme poder evocador de bocados y guisos, que hacen posible que, con sólo un fogonazo de olor o sabor, podamos transportarnos a kilómetros de distancia en cuestión de segundos. Por eso llevarte de tus viajes sabores envasados no es sólo una gran idea, sino un gran placer para consumir cuando más necesites recurrir a pensamientos positivos y revivir momentos de felicidad.

Son varios los productos gastro típicos del Algarve aptos para llevar y capaces de teltransportarte una y otra vez cuando los incorpores a tu mesa Como por ejemplo la Flor de sal de Castro Marim, sal gorda, marina, que añadirá “el toque” a tus platos y para la que no tienes que hacer un gran hueco en la maleta. O hierbas aromáticas, ésas que se cultivan en los valles y campos verdes de la región, fruto de su biodiversidad, y que dan ese plus a cualquier receta. Como el cilantro, la menta salvaje o, en otro orden, las hierbas medicinales. También los embutidos de la sierra, que puedes traer envasados, como morcilla, jamón curdo o farinheiras (chorizo con harina o miga de pan), son una perfecta idea foodie para volver una y otra vez a Monchique con el corazón.

Y por supuesto, tenemos los vinos. Los vinos del Algarve están experimentando un boom en los últimos años al que es imposible sucumbir: cualquiera de sus 170 etiquetas de vino blanco, tinto o rosado merecen un brindis y serán la mejor compañía en tus comidas durante tu viaje. Pero a a hora de meterlos en tu equipaje, te recomendamos hacerlo uniéndolos a la experiencia de una visita a una bodega, donde podrás experimentar el proceso de cata y desarrollar vínculos con el viñedo y el paisaje. Tienes más de 2.000 viñedos y 30 productores de vino para elegir a lo largo y ancho de la región. Quinta da Penina, en Alvor, o Quinta do Barranco Longo en Silves son solo algunas ideas.

Para traer y consumir ipso facto o tener un detalle con amigos y familia, dulces como los bolinhos de almendra (pequeños pasteles, muy originales, que se presentan con una gran variedad colores y formas de frutas y animales); los Dom Rodrigos (un auténtico pecado de huevo hilado) o los queijinhos, (pequeños pasteles de almendra con forma de quesitos redondos espolvoreados con una finísima película de azúcar que les proporciona su característico color blanco) o un licor de medronho, geniales todos para alargar sobremesas y recordar lugares y momentos, son siempre un acierto.

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