TURISMO NACIONAL

Semana Santa de la ciudad de Cádiz, color, música y pasión

Redacción | Viernes 08 de abril de 2022

Entre los diez días que transcurren entre el Viernes de Dolores y el Domingo Resurrección un total de 29 hermandades y una Sección de Penitencia recorren las calles de Cádiz. En total son 52 pasos y más de 10.000 personas en los cortejos. Tanto las imágenes como los pasos en los que procesionan son auténticas joyas patrimoniales, algunas con más de 5 siglos de antigüedad.

Como andaluza que es, la Semana Santa de Cádiz tiene una serie de características comunes a las del resto de la región: el color, la música, la pasión propia de Andalucía se ve claramente reflejada en la Semana Santa gaditana.

Pero además hay varios factores que hacen de la Semana Mayor gaditana especial y diferente.

Hay que empezar por la situación geográfica de Cádiz, una península rodeada de mar por sus cuatro costados excepto por el istmo que la une a San Fernando (por cierto, otra isla) y los dos puentes que la conectan con Puerto Real. Es difícil andar más de 10 minutos por las calles del centro de Cádiz sin tropezarte con el mar, ya sea en forma de playa o balcón. Los recorridos de Semana Santa no son una excepción y son muchas las cofradías y hermandades que realizan su estación de penitencia hacia la Catedral junto al mar. En muchas ocasiones además coinciden con la puesta de sol lo que permite disfrutar de unas estampas únicas y que no se pueden ver en otras ciudades.

La luz de Cádiz es distinta y Benito Rodríguez Gatiu, biógrafo del genial Ortega Bru, cuenta que el imaginero sanroqueño pasó varios días en Cádiz viendo como incidía la luz sobre los objetos para poder crear el majestuoso Cristo del Perdón.

La ciudad de Cádiz deja embelesado a todo el que la visita: su forma, su pequeño tamaño, su disposición, su mezcla de estilos arquitectónicos fruto de su longeva existencia de más de 3.000 años hacen de la ciudad un tesoro que descubrir a cada paso, cada esquina, cada plaza, cada calle tiene su historia y la Semana Santa lleva al visitante a todos esos lugares.

La inmensa mayoría de templos se encuentra en el caso antiguo, la parte de Cádiz con más interés turístico, un área recogida que se recorre fácilmente a pie, prácticamente plana y en la que abundan los establecimientos hoteleros y alojamientos singulares.

Por esto Semana Santa es un momento ideal para descubrir Cádiz, la ciudad trimilenaria que cuando llega primavera guarda el antifaz y el pito de caña y saca el capirote y el incienso.

La imaginería

Además de la ciudad en sí, la Semana Santa de Cádiz se caracteriza por contar con una impresionante y a veces desconocida imaginería. Hay que partir de la base de que durante los siglos XVII, XVIII y XIX la ciudad fue el principal puerto de España con América lo que hizo de Cádiz una ciudad rica y próspera donde llegaban mercaderes, comerciantes y artistas de toda Europa para embarcar hacia las Américas. Muchos dejaron aquí su huella con imágenes valiosísimas.

Por desgracia la ciudad de Cádiz también ha sufrido ataques como el de la flota anglo holandesa en 1596, el maremoto de Lisboa de 1755, o los ataques de los radicales durante la Segunda República y la posterior Guerra Civil que se cebaron con las imágenes, patrimonio de las cofradías y templos de la ciudad. Cuentan los más viejos que el mismísimo Nazareno de Cádiz fue arrojado a una pira encendida por los radicales en los preludios de la Guerra Civil y que unos valientes vecinos del barrio de Santa María lo sacaron de las llamas arrastrándolo por sus pelos. Luego su cabeza y manos fueron escondidos en un cubo en el fondo de un pozo de la calle Botica durante meses hasta que pudo ser recuperado y restaurado. Cada madrugada del Viernes Santo el Greñuo, que es como se conoce en Cádiz a su Señor pasa por esa casa de la calle Botica en señal de agradecimiento.

Se perdió un gran patrimonio, quizá el más valioso y antiguo pero por fortuna se salvó otra parte que aún continúa hasta nuestro días.

La imagen más antigua de Cádiz es el Señor de la Sentencia que procesional el Miércoles Santo y que data de finales del siglo XV. Por antigüedad y calidad hay que citar dos obras de Jacinto Pimentel: los Cristos de las hermandades de Humildad y Paciencia y de Columna, ambos del siglo XVII. No hace falta más que verlos para darse cuenta de su antigüedad, valor y calidad.

Pero si hay un Cristo en Cádiz que despierta el interés de todos, independientemente de su fe es el de la Buena Muerte que se venera en la iglesia de San Agustín y que procesiona el Viernes Santo a oscuras, con la única luz de sus cuatro hachones.

Mucho se ha escrito sobre esta talla: se habla de su perfección, de sus formas, de su postura. Algunos incluso apuntan la posibilidad de estudiar anatomía sobre ella dada la perfección técnica lograda por su autor. Pero nadie sabe a ciencia cierta quién fue. Es uno de los misterios de la Semana Santa de Cádiz, o quizá hasta de la historia de Cádiz. Teorías las hay a cientos aunque una de las más comentadas y famosas, aunque sin confirmar, es que fue obra del archiconocido Gian Lorenzo Bernini.

Álvarez del Pino justifica esta teoría por el altísimo importe que figura en el recibo de la talla: "En ese documento se establece que el Crucificado costó 300 ducados de oro”, lo que da otra clave importante para Álvarez del Pino: "Martínez Montañés, que podemos considerar que era la referencia andaluza entonces, cobraba 2.000 reales de vellón por una escultura; la diferencia hasta 300 ducados de oro es una pasada”.

No es nada descabellado dada la presencia constante de genoveses, venecianos e italianos en general en la historia de Cádiz, atraídos por el potencial de la ciudad como puerto marítimo con América.

Otro nombre ilustre y famoso relacionado con la Semana Santa de Cádiz es el de Joseph Haydn. El famoso compositor recibió el encargo de componer sus “Siete Palabras” desde Cádiz. Se discute si fue desde la propia Catedral o desde el Oratorio de la Santa Cueva en la calle Rosario.

En aquel momento Haydn era ya uno de los compositores más famosos de Europa, lo que hace ver la potencia económica e influencia de la ciudad de Cádiz en aquellos años. A día de hoy cada Viernes Santo se interpreta esta obra en el Oratorio de las Siete Palabras, una composición y un entorno insuperable para disfrutarlo de forma conjunta.

El Rocalla seña de identidad de Cádiz

Cádiz es barroca, su época de esplendor así lo indica y este estilo está presente en muchas edificaciones de la ciudad, incluido claro está, sus templos. Dentro del barroco en Cádiz se prodiga el Rocalla, un estilo que no es exclusivo de la ciudad pero que aquí tiene especial protagonismo sobre todo en los templos de El Carmen, San Francisco, la iglesia de la Pastora de Sagasta y Santa María.

El estilo

Aunque la Semana Santa de Cádiz está claramente influida por la de Sevilla, la Semana Santa “madre” de toda Andalucía, tiene una serie de características que la hacen diferente de esta y de otras semanas santas del entorno. La más significativa es la forma de llevar los pasos.

Para entender esto hay que partir de la base de que en Sevilla y en prácticamente toda Andalucía excepto Málaga, los pasos se llevan a costal, es decir cargados sobre la nuca por medio de palos que atraviesan el paso de lateral a lateral y que se llaman trabajaderas. En Cádiz estos palos van de la parte de delante a la de detrás, en lugar de en horizontal y los cargadores lo llevan sobre el hombro. Esta disposición ya de por sí hace que el estilo sea totalmente diferente, pero además la forma de andar en Cádiz es distinta con movimientos más amplios lo que hace que los pasos se mezan a cada paso en lugar de avanzar de una forma más natural y parecida al andar humano que se estila en Sevilla.

Además los pasos en Cádiz cuentan con un elemento diferenciador como es la manigueta y horquilla, auténtica seña de identidad de la Semana Santa de Cádiz.

Además de los cargadores que van debajo del paso, por fuera del paso van de cuatro a ocho (generalmente cuatro, uno en cada esquina) que portan las horquillas, que en la antigüedad se usaba para sostener el paso cuando se daba fondo (se paraba) y que ahora se usa para marcar el compás y el ritmo. Su sonido metálico contra el suelo es típico de Cádiz.

Así suena Cádiz en Semana Santa

En Andalucía no se entiende la Semana Santa sin música. En Andalucía la música forma parte de nuestra esencia y el flamenco, una de las señas de identidad de Andalucía está muy presente también en la Semana Santa. Los historiadores sitúan el origen del flamenco en el triángulo formado entre Sevilla, Jerez y Cádiz y el flamenco en Semana Santa tiene un nombre: la saeta.

Son composiciones cortas e improvisadas que se cantan desde la propia calle o desde balcones. Una saeta es una oración profunda y sincera que surge desde el interior del alma y que expresa la devoción y el amor por un Cristo o una Virgen en forma de cante. Cuando una saetera o saetero canta, todos callan.

Santa María es el barrio flamenco de Cádiz por excelencia y disfrutar del regreso del Nazareno a su iglesia en la madrugada del Viernes Santo, cuando el sol empieza despuntar oyendo saetas dedicadas al Regidor Perpetuo y a su madre Nuestra Señora de los Dolores es una experiencia única.

El carnaval, sin duda la gran fiesta de la ciudad, también se rinde al encanto de la Semana Santa gaditana y no son pocos los que tocan ambos palos, cantando en febrero coplas de carnaval y en abril saetas.

Pero la música no son solo saetas. Las bandas de música cofrade son de por sí un mundo amplio que mueve muchas emociones y que arrastra multitudes, y Cádiz tiene la suerte de contar con una de las mejores bandas de Cornetas y Tambores de España, Rosario de Cádiz que lleva el nombre de la ciudad y su Semana Santa por todo el territorio nacional. Sin desmerecer a otras bandas de la ciudad como Polillas, Salud o Ecce Mater.

En estas semanas se ha celebrado un concierto de marchas procesionales en el Gran Teatro Falla y en menos de hora y media se vendió todo el aforo. Esto puede ayudar a hacer una idea del tirón que tiene esta música.

La excusa perfecta para comerse Cádiz

El año 2019 arrancaba con un artículo del periódico New York Times situando a la ciudad de Cádiz entre uno de los destinos de obligada visita en ese año. Entre los argumentos, junto a la arquitectura y belleza de la ciudad apuntaba una razón hasta ese momento poco conocida más allá de nuestras fronteras: su gastronomía.

Y es que en Cádiz se come muy bien y una visita a la ciudad durante la Semana Santa es la excusa perfecta para comprobarlo. Un buen sitio para empezar es el mercado de abastos (no abre en festivos como el Jueves y el Viernes Santo). Allí pueden encontrarse pescados frescos recién cogidos, además de marisco y otros productos del mar. Justo al lado se puede empezar un día con unos buenos churros, como los de La Guapa o la cafetería La Marina.

Después es difícil elegir un sitio para tapear, hay muchos y muy variados. Eso sí, la tapa siempre acompañada de un buen vino de Jerez o una manzanilla de Sanlúcar.

La Semana Santa también tiene sus clásicos, como las empanadas de casa Hidalgo en la plaza de la Catedral, un helado en la heladería de los italianos que abre cada año poco antes de Semana Santa. Las torrijas son un dulce típico de estas fechas que también se pueden encontrar en las pastelerías y confiterías de Cádiz, al igual que los roscos de Semana Santa.

La Semana Santa de Cádiz recibirá en las próximas semanas la Declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional, lo que sin duda servirá para dar a conocer esta fiesta y esta expresión cultural tan arraigada en este tierra, pero que está a la sombra de otras fiestas de la ciudad y de otras semanas santas del entorno. De ahí el título de este artículo: Una Semana Santa bella, auténtica y diferente, pero que aún es muy desconocida.

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