Castilla Termal, la cadena hotelera española que transforma edificios históricos en exclusivos destinos termales en el corazón de la Península, propone cinco escapadas refrescantes para este verano. Pensadas para huir del calor urbano y reconectar con uno mismo, sus hoteles ofrecen una experiencia única donde el bienestar, el frescor del agua y el entorno natural se combinan con siglos de historia. Monasterios cistercienses, conventos mudéjares, antiguas fábricas o universidades del Renacimiento… Cada uno de sus enclaves propone unas vacaciones distintas, con personalidad propia y llenas de recuerdos inolvidables.
Una antigua fábrica de paños de planta redonda. El verano tiñe de violeta los campos de lavanda que rodean Castilla Termal Brihuega, el primer hotel cinco estrellas de Guadalajara. Ubicado en la antigua Real Fábrica de Paños del siglo XVIII, este hotel combina el carácter industrial del pasado con el confort y la elegancia del presente. Su piscina exterior y sus jardines centenarios invitan a descansar con frescor, mientras el aroma del campo lo envuelve todo. La propuesta gastronómica, basada en productos locales, rinde homenaje a la tradición alcarreña. En los meses estivales, Castilla Termal Brihuega organiza actividades en plena floración, como paseos entre lavanda, cenas al aire libre y experiencias vinculadas a los festivales que celebran este espectáculo natural.
Un balneario de la Belle Époque. El que fuera la primera estación balnearia de Cantabria, hoy es un elegante hotel de lujo con alma histórica y espíritu veraniego. Castilla Termal Solares se convierte en el punto de partida perfecto para explorar las playas de la costa cántabra, hacer excursiones al Parque de Cabárceno o disfrutar del frescor de los bosques atlánticos. Su piscina exterior, su spa con aguas del manantial de Fuencaliente y su restaurante El Bosque —con menús a la brasa— hacen de este enclave un destino completo, también para quienes viajan con su perro (hasta 25 kg). Un lugar donde cada jornada estival se vive entre baños relajantes, sabores del norte y naturaleza en su estado más puro.
Una universidad del siglo XVI. Castilla Termal Burgo de Osma ocupa un majestuoso edificio del siglo XVI en el corazón histórico de esta villa soriana. En verano, su claustro cubierto se convierte en un remanso de sombra y frescor, mientras que su zona de hidroterapia, alimentada por las aguas del manantial de Santa Catalina, permite disfrutar del bienestar sin importar la temperatura exterior. Más allá del hotel, los viajeros pueden recorrer pueblos medievales, descubrir yacimientos arqueológicos o hacer rutas por los cañones del río Lobos. Por las noches, el cielo limpio de Soria invita a disfrutar de cenas al aire libre y cielos estrellados inolvidables.