INOUTVIAJES asistió a una interesante jornada sobre nutrición y deporte en la que la Dra. Nieves Palacios, jefa del Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes, expuso los múltiples beneficios de los pistachos de California como alimento funcional dentro de una dieta equilibrada, especialmente en el ámbito deportivo.
La sesión, enmarcada dentro de la campaña “Pistachea”, protagonizada por la futbolista de la Selección Española Ona Batlle, subrayó el papel del pistacho como aliado natural para el rendimiento físico, la recuperación tras el ejercicio y la prevención de enfermedades metabólicas.
“El pistacho es una fuente natural de proteínas de alta calidad, grasas insaturadas, fibra, antioxidantes, vitaminas del grupo B, vitamina E, potasio, fósforo y magnesio. Todos ellos son nutrientes esenciales para el funcionamiento óptimo del organismo”, explicó la Dra. Palacios durante su intervención.
Asimismo, destacó que este fruto seco tiene un bajo índice glucémico y una alta capacidad saciante, lo que lo convierte en una excelente opción para controlar el apetito y el peso corporal. “Un puñado de pistachos es ideal para no romper la dieta, especialmente en desplazamientos, donde los deportistas suelen verse tentados por opciones menos saludables en aeropuertos o estaciones”, apuntó.
La Dra. Palacios también hizo hincapié en los beneficios cardiovasculares del pistacho, presentando estudios científicos que avalan su eficacia en la regulación del colesterol LDL y el mantenimiento de una presión arterial saludable.
La jornada concluyó con una reflexión sobre la importancia de apostar por una alimentación consciente, basada en productos naturales y sostenibles. En este sentido, se puso en valor la calidad y trazabilidad de los pistachos de California, cultivados bajo estrictos controles que garantizan un producto de excelente sabor y alto valor nutricional.
El origen milenario del pistacho
El árbol del pistacho, originario de Asia Occidental y Asia Menor —en zonas que hoy pertenecen a Irán, Turkmenistán, Turquía y Afganistán—, se cultiva desde hace más de 7.000 años. Su consumo era ya conocido por egipcios, griegos y romanos. Fue introducido en Italia desde Siria en el siglo I, y posteriormente se expandió por toda la cuenca mediterránea.