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Origami: la delicada magia del plegado japonés

Redacción | Lunes 11 de agosto de 2025

El fascinante arte del origami, que consiste en plegar papel para crear figuras y formas tridimensionales, sin necesidad de tijeras ni pegamento, cuyos orígenes están firmemente arraigados en la cultura japonesa, ha cruzado fronteras y se ha popularizado en todo el mundo.

A lo largo de los siglos, el origami ha evolucionado desde ser una práctica ceremonial hasta convertirse en una forma de expresión artística y educativa que desafía tanto la habilidad manual como la capacidad de resolver problemas. Hoy en día, esta actividad, cuyo nombre proviene de las palabras japonesas "ori" (doblar) y "kami" (papel), sigue inspirando a personas de todo el mundo por su elegancia y creatividad.

Historia y orígenes del Origami

En sus inicios, la palabra origami hacía referencia a la forma de doblar una hoja rectangular por la mitad, reservando la parte superior para la escritura, ya fuera para una carta o un inventario. Durante la Era Heian (794-1192), estas figuras de papel plegado se utilizaban en rituales religiosos y para envolver objetos sagrados en ceremonias sintoístas. Fue en la Era Edo (1604-1868) cuando el origami comenzó a popularizarse como una forma de entretenimiento accesible.

Con el tiempo, el papel se volvió más común y asequible, permitiendo que la práctica se expandiera más allá de los rituales y llegara al pueblo japonés, convirtiéndose en una forma de arte recreativa y educativa.

Simbología y evolución

El origami tiene numerosos significados en la cultura japonesa, siendo la grulla de papel (tsuru u orizuru) el más conocido, simbolizando paz, esperanza y longevidad. Según la leyenda japonesa, quien doble mil grullas de papel verá concedido un deseo o alcanzará una larga vida y felicidad. En el siglo XX, surgió el origami moderno, que valoraba tanto las formas finales como el proceso creativo. Este estilo ganó impulso en las décadas de 1950 y 1960 gracias a la colaboración entre destacados autores como Akira Yoshizawa, Isao Honda y Robert Harbin. En la década de 1980, apareció el origami matemático, que se basaba en un análisis geométrico de los pliegues, permitiendo la creación de nuevas formas a partir de estructuras básicas.

El origami en Europa y España

Durante la Era Meiji (1868-1912), Japón adoptó modelos educativos europeos, incluyendo los métodos del pedagogo alemán Friedrich Fröbel. Esto permitió la incorporación de elementos del folclore japonés, como la papiroflexia, en el sistema educativo. Así, las tradiciones de plegado de papel de Europa y Japón se fusionaron, enriqueciendo el arte de la papiroflexia. La figura de la grulla de papel japonesa también se extendió a Europa, donde autores como Miguel de Unamuno (1864-1936) contribuyeron a su difusión. Unamuno creó numerosas figuras de papel, especialmente pajaritas, popularizando el término en el ámbito hispanohablante. En su ensayo “Amor y Pedagogía” (1902), mencionó este arte en un apéndice dedicado al plegado del papel. Otro impulsor clave fue el Dr. Vicente Solórzano Sagredo (1883-1970), quien desarrolló gran parte de su labor divulgativa en Argentina.

Relación del origami con la educación y la ciencia

En Japón, el origami no es solo un pasatiempo o una forma de arte, sino también una herramienta educativa y de transmisión de valores culturales. En las escuelas japonesas, el origami enseña a los niños paciencia, precisión y respeto por los materiales, además de reforzar habilidades de geometría y pensamiento lógico. El origami también ha impactado campos como la ciencia, la ingeniería y la arquitectura. Gracias a sus principios geométricos, el origami se ha aplicado en el diseño de estructuras plegables, como paneles solares espaciales y stents médicos. El estudio del origami ha inspirado soluciones innovadoras en áreas como la robótica, el diseño de productos y la exploración espacial.

Hiroshima y el Origami

Hiroshima tiene una conexión profunda con el origami a través de la historia de Sadako Sasaki, una niña que, tras sufrir los efectos de la bomba atómica, desarrolló leucemia. Inspirada por la leyenda japonesa de las mil grullas de papel, Sadako comenzó a hacer grullas con la esperanza de curarse y pedir por la paz. Aunque falleció antes de completar las mil grullas, su historia se ha convertido en un símbolo mundial de paz y esperanza.

En 1958, en el Parque de la Paz de Hiroshima, se erigió el Monumento a la Paz Infantil en su memoria, donde cada año miles de personas de todo el mundo envían grullas de papel como un llamado a la paz mundial y en recuerdo de las víctimas de la bomba atómica. La grulla de papel se ha transformado en un poderoso emblema de resistencia pacífica y en un símbolo de la lucha por un mundo libre de armas nucleares. Uno de los lugares en Hiroshima donde se puede aprender a plegar grullas de papel es la Orizuru Tower, un centro cultural con un mirador donde los visitantes pueden aprender este arte, conocer en profundidad la ciudad, visitar exposiciones, participar en actividades culturales, descansar en su cafetería, tiendas, o disfrutar de las mejores vistas de la ciudad de la paz.

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