Valonia, la región del sur de Bélgica, guarda entre sus colinas, valles y frondosos bosques una herencia monumental que seduce a los viajeros con alma curiosa. Castillos medievales, palacios señoriales, abadías vivas o en ruinas: un viaje por Valonia es una inmersión en siglos de historia, entre escenarios de cuento y experiencias únicas que combinan cultura, naturaleza y hospitalidad. Es también una oportunidad para conectar con la identidad profunda de un territorio que ha sabido conservar su patrimonio y ofrecerlo con mimo a quienes lo visitan.
Castillos que se pueden visitar: entre fortalezas medievales y residencias de ensueño
Algunos castillos parecen haber sido esculpidos por la imaginación. En Valonia, muchos de ellos están abiertos al público y listos para ser explorados, ofreciendo un viaje sensorial al pasado a través de sus muros, jardines y leyendas. Las fortalezas medievales, como el impresionante Castillo de Bouillon, ligado a Godofredo de Bouillon -quien liderara la primera cruzada en 1096-, ofrecen visitas inmersivas, espectáculos de cetrería -declarados patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO- y vistas panorámicas del valle del Semois. El Castillo de Reinhardstein, escondido entre los bosques de las Ardenas, sorprende con su aspecto romántico, su ambiente de cuento y una animada agenda de eventos. Por su parte, el Castillo de Lavaux-Sainte-Anne, con sus estanques y museos, es ideal para conocer la vida de los señores y campesinos de antaño. También destaca el coqueto Castillo de Vêves, una joya del siglo XV con torres puntiagudas y una colección de trajes históricos para que los niños se disfracen.
Entre los castillos residenciales que pueden visitarse, destacan joyas como el refinado Castillo de Modave, con más de 25 salas y un magnífico jardín donde destacan los parterres de rosas; el elegante Castillo de Freÿr, con jardines a la francesa a orillas del Mosa y un palacio armonioso lleno de historia familiar; o el majestuoso Castillo de Beloeil, conocido como el Versalles belga, con su colección de objetos de arte de los siglos XV al XIX y su biblioteca con más de 20 000 obras y preciados manuscritos. El Castillo de Seneffe, por su parte, alberga el Museo de la Orfebrería con una de las colecciones más importantes de Bélgica y un parque de 22 hectáreas declarado patrimonio excepcional.
Dormir como un rey: experiencias en castillos con alojamiento
En Valonia, algunos castillos no solo se visitan, ¡también se viven! Así, es posible dormir entre muros centenarios en espacios que combinan historia, diseño y gastronomía. Son auténticos refugios para quienes buscan una escapada diferente, sofisticada y cargada de alma. El Château de Vignée, cerca de Rochefort, ofrece un ambiente íntimo con spa, gastronomía de autor y acceso directo a la naturaleza. El Château de Namur, ubicado en lo alto de la ciudad, combina elegancia clásica con comodidades modernas y unas vistas impresionantes. El Manoir de Lébioles, es un santuario de lujo y la desconexión con una atmósfera refinada, ideal para una escapada romántica. El Martin’s Château du Lac, a orillas del lago de Genval, un remanso de bienestar perfecto para una estancia relajante cerca de Bruselas. Por último, el Dominio de Ronchinne ofrece una experiencia única en su castillo, donde además de alojarse es posible disfrutar del encanto de una residencia noble en plena naturaleza. Su extenso dominio alberga también alojamientos insólitos como cabañas o casas en los árboles, y cuenta con una zona de bienestar al aire libre perfecta para relajarse tras un día de exploración.
Abadías para visitar: espiritualidad, naturaleza y buen sabor
Valonia es también tierra de abadías, muchas de ellas aún vivas, con actividad monástica o cultural, y otras convertidas en lugares de visita inolvidables por su belleza y carga simbólica, pero en todas ellas que el tiempo parece haberse detenido entre sus muros centenarios. Algunas están abiertas al público, como Maredsous, una abadía benedictina activa enmarcada por los paisajes del valle del Molignée, donde se elabora un delicioso queso y cerveza artesanal. Allí es posible disfrutar de visitas guiadas para descubrir tanto la abadía como la microcervecería y la quesería. También la Abadía de Val-Dieu, fundada por monjes cistercienses y no suprimida durante la Revolución Francesa, seduce al visitante con sus jardines, las rutas a pie por los alrededores, las visitas a la abadía y la cervecería y reponer fuerzas en su encantador restaurante cervecero.
Para los amantes del senderismo y la cerveza artesanal, la Ruta GR de las abadías trapenses de Valonia es una propuesta ideal. Y es que en Valonia se encuentran tres de las doce auténticas abadías trapenses del mundo -Chimay, Rochefort y Orval-, las cuales están conectadas por este itinerario. Se trata de una experiencia única para los amantes de la tradición cervecera ya que solo las cervezas elaboradas dentro de una abadía trapense y bajo la supervisión de los monjes pueden llevar esta etiqueta.
La Ruta de las Abadías Trapenses conecta estos lugares por caminos señalizados, perfectos para explorarlos a pie o en bicicleta.
También hay ruinas que inspiran, como las majestuosas de Villers-la-Ville, un monasterio gótico fundado en el siglo XII, hoy transformado en uno de los conjuntos patrimoniales más bellos de Europa. O las románticas ruinas de la Abadía de Aulne, a orillas del Sambre, ideales para una visita tranquila, seguida de un paseo en bici por el canal.
A través de sus castillos, fortalezas y abadías, un viaje a Valonia es mucho más que una escapada. Es una puerta abierta al pasado, una experiencia cultural inmersiva en paisajes inolvidables donde todo invita a detenerse, respirar y disfrutar.