El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida cierra esta edición con Jasón y las Furias con José Vicente Moirón como protagonista, Nando López como autor y Antonio C. Guijosa como director, y que podrá verse entre el 27 y el 31 de agosto en el Teatro Romano.
La obra plantea el drama que se inicia al intentar Jasón alcanzar el vellocino de oro, que consigue gracias a la ayuda de Medea, a la que le jura amor eterno. Tras esta hazaña, ambos huyen en busca de un lugar que los acoja pero al llegar a Corinto, Jasón pide ayuda al rey Creonte, pero este, a cambio de asilo, le exige casarse con su hija Creúsa, lo que desencadenará la tragedia.
Nando López ha explicado que Jasón y las furias se presenta en el Festival de Mérida con un “texto nuevo” que permite “dar una mirada contemporánea al teatro clásico”. La obra, que tiene un punto de vista muy actual, centrándose en “cuestiones que afectan de manera atemporal al ser humano” y “cuestiones de tipo emocional como el fin del amor”.
“Desde una mirada contemporánea, es imposible asomarse a ellos sin ver reflejos en muchas de las ideas, titulares, noticias, situaciones que nos rodean y que, por desgracia, siguen ocurriendo actualmente. Entonces, de alguna manera, lo que hemos tratado en Jasón y las Furias, por lo menos en lo que a mí respecta como autor, ha sido ofrecer una mirada muy humana de ambos personajes, desnudarlos, desnudar a Medea y a Jasón de ese concepto arqueológico, de esa mirada un poco ya estereotipada que tenemos de ambos. No quedarnos solo en algo ya terrible de por sí, que es la violencia vicaria, que es uno de los grandes temas, la violencia patriarcal, que está muy presente en el mito, sino ir más allá, entenderla a él, entenderla a ella, entender el mundo que le rodea y hacer un viaje que ojalá os remueva”, ha añadido López.
Asimismo, el director de la obra, Antonio C. Guijosa ha indicado que el montaje plantea “la mirada de Jasón sobre sí mismo”, algo que podría ser “en cualquiera de nosotros sobre nuestra propia vida, nuestro propio pasado y sobre la posibilidad de enmendar o incluso borrar parte de ese pasado”.
“Es un texto muy difícil desde todos los puntos de vista. Desde el punto de vista estilístico porque mezcla, tiene parte contemporánea y evidentemente todo lo clásico está ahí”, ha concluido Guijosa.