El Château de la Treyne no es solo un castillo histórico, es un santuario natural entre el cielo y el río. Rodeado por un bosque privado de 120 hectáreas y coronado por jardines franceses diseñados por el paisajista Edouard André, se alza como un lugar incomparable para el descanso y la contemplación.
Los caminos bordeados de boj, los robles truferos y las avenidas de árboles centenarios invitan a paseos otoñales donde la niebla matinal envuelve el paisaje y las hojas doradas alfombran el suelo. Entre los rincones más especiales destacan el estanque, que refleja el cielo cambiante, y la terraza del château, que regala vistas privilegiadas sobre el río Dordoña al atardecer.
El bosque que rodea la finca conserva la esencia de los Causses del Quercy: quejigos, carpes y pequeños senderos que conducen a miradores naturales. El célebre “camino del cartero”, tallado en la roca con vistas vertiginosas al valle, es perfecto para quienes disfrutan de caminatas suaves con una gran recompensa visual.
La finca es también un laboratorio vivo de sostenibilidad: un huerto ecológico gestionado según principios de permacultura abastece al restaurante, mientras la producción propia de miel y huevos refleja el compromiso del château con la biodiversidad. Para los momentos de bienestar, los huéspedes disponen de piscina climatizada, pista de tenis y una pequeña capilla románica, ideal para ceremonias privadas o instantes de recogimiento.
Planes familiares y experiencias cercanas
El Château de la Treyne es un punto de partida privilegiado para descubrir los tesoros del Quercy y el valle del Dordoña. A pocos minutos en coche, los visitantes pueden explorar maravillas naturales como la monumental Gouffre de Padirac, con su río subterráneo navegable, o las míticas cuevas de Lascaux, joyas universales del arte prehistórico.
Los amantes de la naturaleza pueden disfrutar del vuelo libre de aves rapaces en el Rocher des Aigles o pasear entre más de 150 macacos en semilibertad en la Forêt des Singes. Para saborear las tradiciones locales, la granja Borie d’Imbert, cerca de Rocamadour, ofrece talleres de elaboración de queso y una inmersión en la vida rural del siglo XIX, una experiencia educativa y divertida para toda la familia.
Jardines de renombre mundial
A pocos kilómetros del Château de la Treyne se encuentran los Jardins de Marqueyssac, en Vézac (Dordoña), recientemente seleccionados por el New York Times entre los 25 jardines más bellos del mundo. La prestigiosa publicación reunió a seis paisajistas internacionales para elaborar esta lista, en la que figuran solo cuatro jardines franceses. Con más de 150.000 pies de boj cuidados a lo largo del año y un paisaje singular que combina naturaleza y arte topiario, Marqueyssac se ha convertido en un icono del Périgord y en un orgullo para su equipo de jardineros, que recibió con emoción esta “bonita recompensa” a su trabajo, según palabras de su directora Nathalie Bapst.