ENOLÓGICAS

El Bajo Alentejo, un destino donde el vino cuenta la historia de su tierra

Redacción | Viernes 31 de octubre de 2025

Los infinitos campos del Bajo Alentejo, al sur de la región portuguesa del Alentejo, guardan historias de olivares centenarios y dorados trigales, pueblos blancos y arquitecturas de civilizaciones pasadas. Y más de 5.800 hectáreas de viñedos cultivados, con 65 productores que elaboran 25 millones de litros de vino al año. En esta zona, destino vitivinícola por excelencia, el vino es tradición e identidad. Por ello, en 2026, 13 municipios del Bajo Alentejo ostentarán el título de Ciudad Europea del Vino, acogiendo hasta 25 eventos relacionados con el enoturismo.

La mejor forma de conocer el sur alentejano es tomando su producto más representativo como hilo conductor, trazando un recorrido por sus bodegas, centros de interpretación y talleres artesanales para sumergirse en la cultura del vino:

Experiencias con el vino como protagonista

Las pequeñas y medianas bodegas del Bajo Alentejo, caracterizadas por combinar métodos ancestrales con nuevas tecnologías, son el punto de partida para cualquier viajero que desee conocer la producción local. Además de ofrecer visitas guiadas y catas, muchas de ellas plantean experiencias que van más allá, convirtiéndose también en alojamientos y estructurando toda su oferta alrededor del vino.

Tras pasear entre las viñas y degustar las referencias de bodegas como Herdade do Rocim en alguna de sus diversas catas de vinos, orientadas a educar acerca de las variedades locales, el visitante puede desplazarse a la vecina Quinta do Paral. Allí, sus tres espacios gastronómicos mezclan el arte culinario local con los vinos de producción propia, reinventando las recetas más típicas de la región con un toque sofisticado.

Los más aficionados a la enología pueden profundizar con actividades como maridajes o talleres de cocina con vino, aprendiendo los secretos de este producto en Herdade da Malhadinha Nova, situada en Albernoa. Este hotel-bodega, parte de la prestigiosa marca Relais & Châteaux, también cuenta con masajes de vinoterapia o retiros de wellness, invitando a los huéspedes a hacer una inmersión en los campos alentejanos, siguiendo los ritmos naturales de la tierra y el sol.

Un legado romano bien conservado

El Bajo Alentejo se enorgullece de su tradición milenaria del Vino de Talla, preservando las técnicas de elaboración que inventaron los romanos hace más de dos mil años. Siguiendo este método de producción artesanal, la uva se fermenta en ánforas de arcilla, filtrando más tarde el líquido para separar las cáscaras y dando como resultado un vino certificado con Denominación de Origen.

Vila de Frades es uno de los mejores lugares para entrar en contacto con su historia, ver los procesos y catar este especial vino. Allí se encuentra la centenaria Bodega-Museo Cella Vinaria Antigua, la bodega de origen romano más antigua de la península ibérica, y Geraçoes da Talha, un negocio familiar en el que las artes vinícolas se han trasmitido de generación en generación desde mediados del siglo XVI. En el recorrido no puede faltar una visita al Centro de Interpretación de Vinos de Talla, un museo dedicado a esta disciplina, y una parada en el taller alfarero de António Mestre, que continúa fabricando artesanalmente estas enormes tinajas.

Para terminar el viaje, se recomienda disfrutar de alguno de los eventos organizados por la Adega de Vidigueira, Cuba e Alvito, una cooperativa enfocada en producir vinos que reflejen la identidad regional y compartir la cultura alentejana con los visitantes. Cada 11 de noviembre, el día de San Martín, es tradición abrir las ánforas y catar su contenido por primera vez, y la bodega acompaña este acto con una auténtica celebración al estilo regional: con aperitivos locales, castañas asadas y un tradicional coro de cante alentejano.

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