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Salmón: cuando la energía se sirve en el plato

Redacción | Jueves 06 de noviembre de 2025

Madrid amaneció con aroma a mar del norte.

Desde las frías y cristalinas aguas del norte, el salmón de Noruega ha llegado para conquistar no solo las mesas, sino también la imaginación de quienes sueñan con viajar a esos paisajes donde el mar se confunde con el cielo.

En un rincón de la capital, en concreto en Espacio Perón, los fogones chispeaban con acento noruego y ritmo de gimnasio.

Y con la impresionante imagen del futbolista Haaland (imagen de la campaña de este pescado) como telón de fondo por distintas zonas del lugar donde se ha celebrado este acto gastronómico.

Allí, entre cuchillos, tablas de cortar y risas, la chef Blanca Mayandía y el nutricionista Rubén García demostraron que la fuerza también puede cocinarse —y que el salmón de Noruega, más que un pescado, es casi un entrenador personal vestido de rosa.

El Consejo de Productos del Mar de Noruega había convocado este original showcooking para recordar que detrás de cada bocado de salmón hay algo más que sabor: hay proteínas de alto rendimiento, omega-3, vitaminas A, D y B12, y minerales antioxidantes que hacen que los músculos se activen y el cuerpo funcione como un reloj escandinavo. En la primera fila, el embajador Lars Andersen sonreía, quizá reconociendo en cada plato un pedazo de su paisaje natal: esas aguas frías, cristalinas y fértiles donde el salmón nada con la misma elegancia con la que aquí se emplata.

La periodista Marta Solano, maestra de ceremonias, guiaba la jornada como si se tratara de un partido amistoso entre ciencia y sabor. “El pescado es el mejor aliado del cuerpo”, recordaba García, mientras explicaba cómo el salmón se ha convertido en el “superalimento” preferido de los deportistas de élite. No en vano, sus nutrientes ayudan a regenerar tejidos, fortalecer huesos y mantener a raya el cansancio.

La chef Mayandía ponía la teoría en práctica. En el aire flotaba el perfume de cuatro recetas tan bellas como contundentes: un sashimi de salmón con setas y crema de acelgas con mascarpone, un salmón al vapor de hierbas con un toque ácido de crema agria y aceite de cebollino, un soasado con semillas y puerro frito, y, para el final, la sorpresa: bombones de salmón ahumado rellenos de queso cottage y mahonesa de eneldo. Pequeños bocados de energía envueltos en textura y color.

Entre degustación y degustación, Tore Holvik, director del Consejo, celebraba el “momento dulce” del producto: “El consumo de salmón noruego crece cada año en España —un 23 % solo en los primeros ocho meses—, tanto en casa como en restaurantes. Sushi, poke bowls o platos listos para comer: el salmón está en todas partes”.

Y razón no le falta. En un mundo que corre, el salmón parece haber encontrado la fórmula del equilibrio: rápido de preparar, saludable y con una elegancia que lo mismo acompaña a un atleta que a un foodie.

Cuando las luces del showcooking se apagaron, quedó la sensación de que aquel evento no había sido solo una demostración gastronómica, sino una declaración de principios: comer bien es también entrenar bien. Y si ese entrenamiento empieza con un salmón noruego, quizá todos podamos, como los atletas, sentir que tenemos un poco de alas.

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