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El último vals es el nuevo disco de MIGUEL RÍOS

Redacción | Miércoles 12 de noviembre de 2025

“Que sigan los sueños, que la vida silba a tu ritmo”. Guillermo Busutil

Canciones de la edad tardía.

¿Qué mueve a un tipo, que acaba de cumplir ochenta y un años, a seguir escribiendo canciones nuevas que, inevitablemente, van a contar parte de lo ya contado? ¿Qué mueve a un tipo que lleva más de sesenta años en la carretera, a seguir cantando en estos oscuros tiempos del «usar y tirar»?

Miguel Ríos nos habla sobre su nuevo disco:

En mi caso, tengo unas cuantas razones de peso para seguir en mi oficio, tengo voz, me queda pelo, tengo voz y tengo historias, cosas para ser cantadas. En “El último vals” he trabajado sobre las melodías que me pasaba mi coéquipier Jose Nortes, buscaba encajar en ellas las ideas y emociones que mueven mi corazón en estos tiempos ríspidos. Me ha producido un indescriptible placer trabajar como orfebre al encuentro de palabras en el baúl de los hechos vividos, y así poder llegar al corazón de quien ya me siguen.

Además, tengo en muy alta estima a la gente que viene a mis conciertos, su cariño, sus aplausos, gente que viene a escuchar las viejas canciones coreadas por sus voces; eso me produce una cierta dependencia, y la inevitable consecuencia es obligarme a salir a la vieja y eterna carretera, así que tengo que seguir escribiendo nuevos temas.

La primera canción del disco fue también el primer single: “En la rampa de salida”. Es un canto a la vida desde la atalaya de la edad tardía. Es la celebración de sentir el latido de estar vivo, aunque los achaques físicos o emocionales te pidan otra cosa. Es la energía de la vida y de la música de México, y la naturalidad con la que conviven con la Catrina el Día de Muertos.

“Viejos temas/Bellas canciones” “Viejos temas/ Mensajes para la insurrección/ Bellas canciones/ Combustible para el corazón”. El tema es un potente recuerdo, muy emotivo de la pubertad, asociado a las ferias de verano, a los primeros bailes agarraos, cuando no sabes si es tu corazón el que tiembla en tu pecho, o es el corazón de aquella chica que huele a lavanda. Es el “Only you” de los Platters.

“La cuenta atrás” “La vida, un destello fugaz./ El vuelo de un sueño irreal/ con qué la razón/ fabrica monstruos/ que el hombre vive mal.” Esta es una canción sobre las relaciones tóxicas que viven las parejas, cuando se entierra el verbo amar.

La terrible noticia de un cayuco aparecido en las costas de Brasil con todos sus integrantes muertos me llevó a escribir “La buena orilla”. Una tempestad a mitad de la Ruta Canaria les hizo extraviar el rumbo y no pudieron encontrar “La buena orilla”. Corren tiempos infames para quienes quieran buscar su vida en este lado del mundo, porque “en el templo de la igualdad” que fue “la vieja Europa”, “vuelven los fantasmas del fascismo/ con banderas de oscuridad”.

“El último vals”, es la canción que le da título a este trabajo, en la que se cuenta una historia de amor desgarrado: “Un dos tres/ El último vals fue en la cama/ Te largaste del viejo motel/ Y en la habitación, entró el blues”. Balada inspirada en el talento inmortal de Ray Charles, aunque sin pretender alcanzar ni una millonésima parte de su inimitable desgarro.

“Si pudiera parar el tiempo” es un medio tiempo que refleja el momento vital en el que me encuentro. Según dice la peña, en un envidiable estado de chapa y pintura; pero teniendo muy presente que “el futuro me ha dejado atrás” y que “las averías me comen por dentro”, porque “el óxido no descansa jamás”, pero con unas ganas locas de volver al río iniciático, sí, pero en esta ocasión, hacerlo desnudo.

Las baladas folk, como “Oro irlandés”, son la banda sonora de los primeros amores fallidos; aquellos que te averiaron el corazón con la dulce tristeza de una estocada de mano amada. Esta canción es deudora de los recuerdos del verano del setenta y tres, el año en que el deseo venció al peligro. Es la vivencia de un amor de juventud que perdura e impregna la memoria de nostalgia.

“El Exprés de Marrakech” es un tributo a la mítica “Marrakech Express”, el tema de Graham Nash; una canción que la gente de una generación, sobre todo los llamados hippies, adoraron. Es una pirueta ficcional en la que un tipo muy colocado cree ver a Crosby, Stills and Nash, el mismo día que estrenaron su canción en un riad de Marrakech.

La temática de “No es la tierra, estúpido. ¡Eres tú!”, es un grito de alerta en favor de la defensa del Planta Tierra. Es una canción contra los negacionistas, los terraplanistas, los difusores de bulos. “El culpable del calentamiento global/

No es la tierra, estúpido. ¡Eres tú!/ El capitalismo escupe polución/ Y la pasta le llueve gracias al CO2”. “Hay que luchar”.

“Más dulce será la caída” (“Si te puedes levantar”). En esta canción interviene, como coautor y prestando su inestimable talento el gran Luis Prado. No se puede tener mejor compañero para la sátira y la comedia. Esta canción nace de un tropiezo con ominosa caída en un concierto del dúo Ojete Calor, al que fuimos invitados a compartir escena Jose Nortes y yo, en el entonces Wizink Center de Madrid. La hostia, como todas las hostias, fue trending topic, pero al menos nos ha servido para reírnos un montón escribiéndola.

El trabajo se cierra con una bellísima pieza, “Las voces del jilguero”, un canto a la libertad, con música de Jose Nortes y letra de la escritora Eva Losada Casanova. Cantar esta canción me ha producido un enorme placer, muy parecido al que me produjo la lectura de la novela de Eva que lleva el mismo título, publicada por la editorial Funambulista en 2025. Si os conmueve esta canción, el libro os llevará a los mundos sutiles por los que se mueven sus personajes.

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