RURALES

Cuatro rincones otoñales para descubrir en San Agustín del Guadalix

Redacción | Miércoles 12 de noviembre de 2025

El otoño madrileño tiene un ritmo distinto en el norte de la región. Allí, a menos de una hora de la capital, los días se llenan de luz dorada, olor a tierra húmeda y paisajes que invitan a desconectar del ruido urbano. En torno a San Agustín del Guadalix, la naturaleza muestra un mosaico de cascadas, bosques y espejos de agua perfectos para disfrutar y fotografiar la estación más introspectiva del año.

Estos son cuatro lugares imprescindibles que recomienda Finca Aal Cachucho para quienes buscan una escapada visual entre naturaleza y calma:

Cascada del Hervidero

El rincón más emblemático del municipio y una auténtica joya natural. La ruta que parte desde San Agustín del Guadalix conduce a una cascada escondida entre rocas, donde el agua cae en dos saltos sobre una poza de tonos esmeralda. En otoño, el entorno se tiñe de ocres y dorados, y la luz filtrada entre los árboles convierte el paisaje en una postal de cuento.

Laguna de los Patos

A orillas del río Guadalix, esta pequeña laguna es un refugio de silencio y reflejos. El puente que la cruza, la bruma matinal y el contraste de hojas y agua la hacen especialmente fotogénica durante los meses fríos. Un lugar ideal para quienes buscan capturar la calma del paisaje o simplemente dejar pasar el tiempo sin prisa.

Bosque de la Dehesa Vieja y Cañón del Río Guadalix

A pocos minutos del pueblo, este paraje combina sendas flanqueadas por encinas, alcornoques y matorral mediterráneo con tramos donde el río se encajona entre paredes de piedra. En noviembre, la humedad del ambiente crea un efecto mágico: hojas crujientes bajo los pies, rayos de sol atravesando la niebla y un paisaje colorido de tonalidades verdes y marrones que parecen sacados de una pintura impresionista.

Embalse de Pedrezuela (El Vellón)

Tranquilo y amplio, el embalse ofrece una de las vistas más abiertas del norte madrileño. Las mañanas nubladas realzan el reflejo del cielo sobre el agua, mientras los tonos rojizos de la vegetación enmarcan la silueta de la Sierra de Guadarrama. Un lugar perfecto disfrutar de un paseo pausado al borde del agua.

Dormir entre naturaleza y silencio, como punto de partida

Para recorrer estos cuatro lugares, el punto perfecto, en clave de calma, es la Finca Aal Cachucho. En una finca privada de seis hectáreas, rodeada de jardines cuidados, un estanque con nenúfares y una piscina climatizada abierta todo el año, la Finca ofrece un refugio donde el tiempo parece detenerse.

El alojamiento cuenta con siete habitaciones, tres suites y cuatro dobles, todas distintas, decoradas con una personalidad propia que combina piezas recuperadas, arte y materiales naturales. Cada una tiene su historia y su atmósfera: desde espacios luminosos con vistas al campo hasta estancias más íntimas junto al jardín. La Finca además ofrece diferentes espacios interiores y exteriores adaptados a todo tipo de eventos y celebraciones.

Hospedarse en la Finca no es solo descansar, sino vivir el paisaje desde dentro. Asimismo, y como complemento a la estancia, la finca ofrece actividades bajo pedido a sus huéspedes como excursiones de senderismo, paseo a caballos o masajes shiatsu, entre otras.

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