Calles medievales adornadas con los primeros copos de nieve, largas noches iluminadas y un aire frío de aromas dulces. Estonia se convierte en un escenario de cuento de hadas cuando llega la Navidad —o Jõulud, como se denomina localmente—, combinando costumbres centenarias, paisajes invernales y un sinfín de actividades llenas de espíritu navideño que invitan a conocer el país durante la época más bonita del año.
Pasear por los mercados de Tallin, la capital navideña de Estonia
Una vez inaugurada la temporada festiva, no hay mejor plan que sumergirse en el animado ambiente de Tallin. En el centro de su engalanado casco antiguo se sitúa su Mercado de Navidad, considerado como uno de los mejores de Europa. Del 21 de noviembre al 28 de diciembre, los visitantes pueden acudir a la plaza del Ayuntamiento para maravillarse con sus tres tiovivos o el enorme abeto que preside el espacio. Aunque este árbol navideño es el más importante de la ciudad, ya que en 1441 se convirtió en el primero de este tipo en exponerse en Europa, no es el único de Tallin: barrios como Noblessner y museos como Niguliste presentan ejemplares de lo más originales.
Los puestos del Mercado rebosan decoraciones hechas a mano, artículos de lana de alpaca y otras artesanías. Una vez hechas las compras de rigor, es el momento de calentarse con un vaso de glögi, un tipo de vino caliente estonio aderezado con diferentes sabores, y reponer fuerzas con platos típicos y golosas delicias como los bollos de canela y cardamomo o las galletas de jengibre.
Sin embargo, este no es el único mercado navideño de la capital. En el Mercado Navideño de Telliskivi Creative City, el barrio cultural por excelencia de la capital, los visitantes tienen oportunidad de disfrutar de un ambiente moderno y artículos hechos a mano, mientras que en el Mercado de la EKA (Academia de Artes de Estonia) pueden adquirirse piezas de artistas y diseñadores locales. Põhjala Factory, una antigua fábrica de caucho convertida en un centro cultural, no se queda atrás y ofrece actividades navideñas. Todos los rincones de la ciudad se transforman, pues las calles del casco antiguo se llenan de instalaciones luminosas, y quienes se queden con ganas de ver todavía más cuentan con la opción de reservar un especial tour navideño para descubrir los secretos de Tallin.
Dejarse conquistar por la Aldea Navideña de Tartu
En el sureste del país, la Aldea Navideña de Tartu es otro de los grandes reclamos para los amantes de esta época. Desde el 30 de noviembre y hasta el 4 de enero, en la plaza principal de la ciudad se instala un pabellón de cristal iluminado por una gran lámpara de araña formada por luces navideñas, creando una estampa llena de encanto. Su interior guarda exposiciones, talleres, conciertos de música en vivo y muestras de los sabores más tradicionales del lugar. Por supuesto, en los alrededores no pueden faltar un decoradísimo abeto y columpios, norias y otros juegos para niños.
Tras descubrir las actividades de la Aldea, los visitantes tienen otro plan más en la ciudad: deslizarse por la pista de patinaje que rodea la famosa Fuente de los Estudiantes Besadores. El hielo brilla bajo las alegres luces, invitando a todos a disfrutar de uno de los pasatiempos invernales favoritos de los estonios.
Conocer a los personajes navideños
Los protagonistas de la temporada se establecen en diferentes puntos de Estonia para recibir a los niños y adultos que deseen saludarles o hacerles llegar sus deseos y cartas. El 30 de noviembre, Papá Noel acepta visitas en su casa del Mercado de Navidad de Tallin, aunque también cuenta con una residencia permanente en la granja de Korstna, en el oeste del país. Allí trabaja sin descanso, ayudado por la Señora Claus y sus elfos, recibiendo con los brazos abiertos a cualquiera que desee pasar el día.
El querido Santa también tiene a su hermano estonio en el país: Glämmi, quien reside en el complejo Torma Manor, ubicado en el condado de Jõgeva. A lo largo de diciembre, este personaje se convierte en el anfitrión de la Aldea de Invierno, organizando todo tipo de juegos y aventuras orientados a conocer y participar en la tradición estonia.
Degustar los platos típicos de las celebraciones estonias
A modo de colofón, toca disfrutar del clásico banquete navideño, una celebración familiar que combina antiguas costumbres paganas y la riqueza de los productos locales. Durante la Nochebuena o la noche de Navidad, las mesas se llenan de suculentos platos y rituales para la buena fortuna: la preparación de siete, nueve o doce raciones asegura una buena cosecha, mientras que supersticiones como no mirar bajo la mesa están encaminadas a evitar el contacto con los espíritus que habitan ese espacio.
Para combatir el frío, las recetas son contundentes y abundantes: destacan las elaboraciones a base de patatas al horno y carne de cerdo asada o sauerkraut (chucrut), acompañados de salsa de arándanos rojos o calabaza en escabeche. A la hora del postre, el aroma del pan de jengibre o piparkook inunda los hogares, a menudo acompañado del kringel, un brioche trenzado con cardamomo.
Para quienes no tienen la oportunidad de vivir un banquete en una casa estonia, los restaurantes del país ofrecen durante diciembre menús especiales que reinterpretan estas tradiciones. Los más foodies pueden disfrutar de cenas navideñas en un ambiente medieval en Olde Hansa, en Tallin, o degustar propuestas más elevadas y creativas en alguno de los 43 restaurantes estonios reconocidos en la Guía Michelin 2025.