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Los Borders escoceses la joya desconocida que te espera este invierno

Redacción | Viernes 05 de diciembre de 2025

Para quienes sueñan con una escapada festiva a Escocia, la región de Scottish Borders ofrece historia, ambiente y un irresistible brillo invernal. Desde cenas en castillos iluminadas por candelabros y ferias de artesanía en patios helados hasta noches de observación de estrellas bajo algunos de los cielos más oscuros de Europa, este rincón fronterizo tiene todo para convertirse en un auténtico cuento de invierno. Si a ello sumamos paseos a caballo, tiro al plato o un buen whisky, diciembre aquí se vuelve pura magia. A continuación, un recorrido por estancias en castillos y experiencias especiales para descubrir esta región escocesa.

Castillos con encanto invernal

En los Scottish Borders, la historia no solo se contempla: se vive. Muchos castillos funcionan como mansiones señoriales o alojamientos únicos donde diciembre se celebra con talleres de coronas navideñas, cetrería y cenas a la luz de las velas. El resultado: escapadas con un inconfundible espíritu festivo.

Thirlestane Castle, en Lauder, es uno de los castillos habitados más antiguos y bellos de Escocia. Su origen se remonta al siglo XIII y aún hoy es hogar de la familia Maitland. Sus techos dorados del siglo XVII, el gran salón de baile y los establos crean un escenario único para estancias navideñas que pueden incluir cenas bajo artesonados brillantes, cetrería en sus jardines helados, tiro con arco o visitas guiadas que revelan sus vínculos con el Príncipe Carlos Eduardo Estuardo y María Estuardo.

A pocos kilómetros, en Kelso, Floors Castle ostenta el título de castillo habitado más grande de Escocia. Construido en el siglo XVIII para el duque de Roxburghe, su vasta finca ofrece alojamientos independientes ideales para el invierno, rodeados de senderos ribereños y bosques. Aunque el castillo cierra en diciembre, la cafetería y la tienda de delicatessen permanecen abiertas, y su popular taller de coronas navideñas es ya una tradición.

Muy cerca, Abbotsford, la emblemática casa del autor Sir Walter Scott, propone una Navidad con toque literario. Su ala Hope Scott —con ocho habitaciones dobles y jacuzzi opcional— acoge estancias para grupos entre el 22 de noviembre y el 31 de diciembre. El programa festivo incluye cuentacuentos, visitas guiadas y una decoración que transforma la residencia en un escenario victoriano. A corta distancia, Scott’s View ofrece una de las panorámicas más poéticas del río Tweed y las colinas de Eildon. Para completar la estancia, se pueden añadir excursiones con alpacas, golf o tiro al plato.

Por su parte, Bowhill House, en Selkirk, residencia de los duques de Buccleuch, combina grandeza y calidez familiar. Entre bosques y valles, ofrece cabañas, apartamentos o zonas de acampada con rutas escénicas por el valle de Ettrick. En diciembre, la casa acoge actividades y eventos festivos.

Completando este recorrido, Carberry Tower, en East Lothian —justo más allá de la frontera— añade un toque histórico con sabor a leyenda: aquí se rindió María Estuardo en 1567. Hoy es un elegante hotel rodeado de 40 acres de jardines, perfecto para paseos invernales, tés de la tarde, catas de whisky y escapadas a campo de golf. Además, Glasgow está a solo una hora en coche para quienes deseen combinar la paz rural con el brillo urbano navideño.

Más allá de los muros: experiencias para completar la escapada

Los Scottish Borders ofrecen mucho más que castillos. Es una región que invita a combinar el ambiente señorial con aventuras bajo las estrellas, rutas del whisky y relajantes hoteles con spa.

A unos 90 minutos de Kelso se encuentra el Observatorio de Kielder, en el corazón del parque de cielo oscuro más grande de Europa. Sus noches despejadas de invierno lo convierten en un lugar privilegiado para observar constelaciones, descubrir la astrofotografía o participar en sesiones familiares de astronomía. En 2025, además, abrirá una nueva sede en el Twice Brewed Inn, junto al muro de Adriano, con planetario, telescopios, restaurante y alojamiento.

Y, por supuesto, ningún viaje invernal a Escocia está completo sin whisky. A menos de una hora de muchas localidades de Scottish Borders se localiza Glenkinchie, una de las destilerías más destacadas de las Lowlands. Su centro de visitantes, inaugurado en 2020, repasa la historia de la malta antes de dar paso a catas con vistas al paisaje ondulado del este escocés. Una parada cálida y animada para despedir una escapada perfecta.

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