Reconectar con la naturaleza… y con uno mismo
Ya sea a pie, en trineo o en canoa, estos entornos invitan a los visitantes a adoptar ritmos más lentos y reconectar con la naturaleza a través de la actividad física. El Parque Nacional de Lahemaa es uno de los mejores lugares para ello, ya que se cuenta entre los más extensos del país y abarca los cabos e islas más norteñas de Estonia, pero también Soomaa o Matsalu enamoran a los visitantes con sus pintorescas vistas.
Vuelta a la gastronomía “de siempre”
La cocina estonia es un reflejo directo de su sincronía con la naturaleza y su apuesta por la producción local, volviendo a lo más esencial en sus recetas: ingredientes naturales, elaboraciones tradicionales y sabores auténticos. Cada temporada cuenta con su propia gastronomía; por ejemplo, el invierno está marcado por las conservas, empleando setas, verduras o pescados que fueron recolectados y marinados a lo largo de las estaciones anteriores. Adicionalmente, algunas de esas técnicas para preservar los alimentos, como la fermentación, han demostrado tener múltiples beneficios para la salud. El sauerkraut (chucrut), las elaboraciones a base de cerdo o anguila, o la calabaza en escabeche o el pan de jengibre son algunas de las estrellas de las mesas estonias.
El camino hacia la desconexión total
Los estonios hacen del bienestar una parte esencial de su día a día con experiencias como las sesiones de sauna, una costumbre esencial para liberar tensiones y revitalizar cuerpo y alma. Estonia cuenta con más de 100.000 saunas, ofreciendo desde las opciones más clásicas, como la sauna de humo de la región de Võromaa, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO desde 2014, como originales ejemplares en forma de iglú o construidas sobre cuerpos acuáticos.