TURISMO NACIONAL

Gran Meliá Colon lleva el Barroco a su cocina para celebrar el año Murillo

El Burladero Gran Meliá Colon
Redacción | Martes 14 de noviembre de 2017

El Menú Esteban Murillo evoca los cuadros y los escenarios de la vida del pintor y es el primer homenaje del hotel que le dedica una de sus siete plantas junto al barrio en el que nació. Grandes exposiciones y eventos transforman Sevilla en un espacio museístico dedicado al artista entre noviembre de 2017 y diciembre de 2018.

Bartolomé Esteban Murillo nació hace 400 años en Sevilla y dio nueva vida a los conventos, iglesias, palacios y mansiones de la ciudad con sus lienzos. La capital le devuelve ahora la gentileza con la celebración del Año Murillo. Serán 14 meses –de noviembre de 2017 a diciembre de 2018–cargados de acontecimientos especiales: conciertos, conferencias, publicaciones y un buen número de exposiciones que reunirán obras y enfoques nunca vistos.

El hotel Gran Meliá Colón, que dedica una de sus plantas al pintor y está situado a pocos metros de la zona en la que creció, le homenajeará también con un programa de experiencias únicas que comienza ahora gastronómicamente. El año del pintor arranca con el Menú Temático Esteban Murillo que se sirve en el restaurante El Burladero situado en la planta baja del emblemático edificio.

El Menú

El aperitivo ya introduce a los comensales en el mundo del pintor, con un Salmorejo que evoca La cocina de los ángeles, su primera gran obra. El primer plato, el Chipirón a la brasa se sirve en una fotogénica paleta de pintura barroca, mientras que el segundo, Carrillera ibérica sobre risotto de trigo, obtiene el cereal de las comarcas del Guadalquivir que vieron crecer a Murillo. El remate es una Ensalada de naranjas sevillanas, como las que veía sobresalir cotidianamente de los patios de su barrio de Santa Cruz.

El creador del menú es el chef Álvaro Rodríguez Andrade, que, junto con Javier Rico, el chef ejecutivo del Gran Meliá Colón, conforman uno de los equipos más sólidos en las cocinas de Meliá. Rodríguez Andrade se inició en La Escurpiña de Menorca y ha desarrollado su estilo en los restaurantes de Meliá Boutique Mérida, Meliá Lebreros en Sevilla, Sol Sancti Petri en Cádiz y Gran Meliá Palacio de Isora en Tenerife.

El espíritu del restaurante El Burladero lo define una cocina tradicional con un toque de modernidad y vanguardia, acompañada de un ambiente distendido y una atención refinada.

Arte en la habitación Gran Meliá Colón sobresale como el lugar más indicado para participar en el año en que se festeja al maestro, tanto por su cercanía a los escenarios de su niñez como por su vocación artística. Tras su fachada de estilo neobarroco hay 189 habitaciones, de las cuales, las ubicadas en la tercera planta rinden homenaje a Murillo desde la entrada a cada habitación: vírgenes y ángeles otorgan un paseo por ese lenguaje y modelos iconográficos de la obra del pintor.

Por su parte, el hall de cada piso exhibe una paleta en el techo y una columna envuelta en el material de los mantones de Manila, mientras que las puertas de todas las habitaciones se distinguen con reproducciones de cuadros barrocos de 7 pintores, uno por cada planta. En el mobiliario del recibidor del hotel destaca el estilo atrevido de Philippe Starck y Marcel Wanders, contrastando con toques clásicos, barrocos y modernistas, como su magnífica cúpula del año 1929. Estos detalles consiguen sumergir a los huéspedes en un ambiente de belleza artística y diseño desde su primer paso.

El hotel, ampliamente ligado a la cultura y el arte sevillanos, es uno de los atractivos con más historia de la ciudad. Desde su apertura, se ha consolidado en la sociedad de la capital andaluza como una referencia indiscutible. Entre su amplio anecdotario local destaca el hecho de ser el hotel preferido de los toreros. En sus exclusivas instalaciones, los diestros y sus cuadrillas se preparan tradicionalmente para enfrentarse a la exigente plaza de la Maestranza.

Cuatro siglos de Murillo en las iglesias sevillanas El programa de conmemoraciones ‘Murillo y Sevilla. 400 años del nacimiento de un pintor universal’ convertirá a la capital andaluza en un museo pluridisciplinar que rastreará el tiempo y la obra de Murillo en su contexto original, ligando su innovación al presente. El artista, que nació y falleció en Sevilla (1617-1682), fue el pintor barroco más destacado de la escuela sevillana y el más apreciado fuera de España. Su obra y la ciudad son vasos comunicantes: sus escenarios están por todas partes y sus lienzos se reparten por muchas de las iglesias del centro, pero sobre todo constituyen uno de los principales atractivos del Museo de Bellas Artes.

El templo de la Magdalena, a pocos pasos del Gran Meliá Colón, es el lugar en el que el artista fue bautizado en 1618. Se contempla desde varias de las habitaciones del hotel y contiene algunas de las obras más destacadas de Murillo. Los cuadros del pintor están también expuestos en el Hospital de la Caridad, la Catedral de Sevilla y varios enclaves barrocos del Barrio de Santa Cruz, como el Hospital de los Venerables, la iglesia de Santa María la Blanca y la parroquia de San Bartolomé.

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