TURISMO NACIONAL

Viajar con niños: 15 sencillos trucos para que las vacaciones salgan redondas

Redacción | Jueves 15 de marzo de 2018

Viajar es una de las experiencias más reveladoras para los niños de cualquier edad. Prueban comidas nuevas, ven otros lugares, escuchan hablar en idiomas diferentes y, a la vez que abren los ojos al mundo, sus padres pasan tiempo de calidad con ellos. Pero viajar en familia también puede ser abrumador, y suele generar dudas y estrés incluso desde antes de hacer la reserva.

Según datos de la agencia de viajes online Rumbo, un 10% de las consultas más frecuentes de los usuarios están relacionadas con viajes en familia.

Basándose en estas preguntas y opiniones, y en un mes en que coinciden el Día del Padre y las vacaciones de Semana Santa, propone 15 sencillos trucos para ayudar a padres e hijos a que sus próximos viajes generen sólo recuerdos felices.

Antes de partir…

  • Hacer hueco en la maleta para la ropa y juguetes favoritos de los niños. Si no se tiene mucho espacio, siempre se puede recurrir a las socorridas bolsas de compresión.
  • En el caso de viajar con un bebé, hay que prever sus necesidades extra, pero sin cargarlas en el equipaje. Un truco consiste en comprar previamente por Internet un surtido de cosas que se pueden necesitar durante las vacaciones, como pañales o comida especial, y pedir que lo entreguen directamente en el alojamiento de destino.
  • Añadir al equipaje un elemento familiar de su habitación (almohada, peluche, lámpara…) ayudará a que los niños no echen tanto de menos sus camas y duerman mejor.
  • Estar preparados para un posible retraso en el vuelo. En el caso de los bebés, llevar pañales en el equipaje de mano puede ser muy útil, y es que comprarlos en el aeropuerto sale muy caro.
  • Aprovechar la funda del carrito para meter el exceso de cosas que no caben en la maleta de mano, pero que tampoco se desean facturar.
  • Durante el trayecto...

  • En un avión, y especialmente durante el despegue y el aterrizaje, los oídos de los niños sufren los cambios de presión mucho más que los de un adulto. Para los bebés, conviene llevar líquidos y hacer que succionen y traguen frecuentemente. En el caso de niños más mayores, mascar chicle o chupar caramelos puede ayudar a sus oídos a sobrellevar estos cambios de presión.
  • Llevar un smartphone y una tableta electrónica con los vídeos favoritos de los niños. Conviene asegurarse de que cubran varias horas de entretenimiento, y de que la batería esté cargada al 100%.
  • Envolver una pequeña sorpresa en papel de regalo y dársela durante el trayecto. No es necesario que sea nada nuevo, puede tratarse incluso de su juguete favorito.
  • Llevar encima un cuaderno, pinturas de colores, post-its, pegatinas… Y animarles a imaginar dibujando cómo será el lugar de destino. Si la batería de los gadgets falla, siempre será muy útil echar mano de métodos de entretenimiento analógicos.
  • Una almohada hinchable o un cojín pequeño pueden ser de gran utilidad durante el trayecto. Les ayudará a dormir, y también a sentirse más cómodos mientras estén sentados.
  • Y una vez en el destino…

  • Deshacer la maleta nada más llegar y crear zonas separadas y ordenadas, ya sea en un hotel o en un apartamento, sin olvidar la zona de juegos. Ayudará a crear un espacio cómodo y familiar, en el que tanto niños como adultos se sientan como en casa.
  • A la hora de comer fuera, llevar un “kit infantil para restaurantes” que contenga, por ejemplo, servilletas con sus personajes de dibujos favoritos, pinturas para colorear, papeles… No todos los restaurantes están preparados para recibir niños, por lo que conviene llevar un kit de entretenimiento.
  • Para comer o cenar fuera, adelantar la hora. Puede que a primera vista la idea de comer a la una o cenar a las siete de la tarde no parezca lo más normal. Sin embargo, tiene muchas ventajas: ayuda a encontrar sitio sin tener que esperar filas o hacer reservas, hay más silencio e incluso ofrece más posibilidades de tener espacio extra junto a la mesa, algo imprescindible si se lleva un carrito de bebé.
  • Olvidarse de las agendas, ser flexibles e intentar improvisar, aunque siempre dentro de un orden. Por las noches, y antes de ir a dormir, una buena idea consiste en planificar juntos las actividades del día siguiente. Tener en cuenta las opiniones de los niños y hacer que participen en las decisiones del viaje hará que lo vivan con más entusiasmo.
  • Que los adultos sean un poco niños también. Bajar el ritmo, dilatar las experiencias y no tener prisa por llegar a los sitios. Disfrutar, en definitiva, de cada descubrimiento sin pensar en lo que vendrá después. Eliminará el estrés de todos los miembros de la familia y ayudará a que la experiencia del viaje sea todavía más positiva.
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