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Fiesta del Escarrete, una tradicional fiesta de la localidad burgalesa de Poza de la Sal
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Fiesta del Escarrete, una tradicional fiesta de la localidad burgalesa de Poza de la Sal

viernes 31 de enero de 2020, 11:16h

La localidad burgalesa de Poza de la Sal celebra un año más su tradicional Fiesta del Escarrete o Desjarrete. Una ancestral celebración que forma parte de la personalidad de pozanos y pozanas, siendo ya una seña de identidad de la Villa Salinera.

Muchos y antiquísimos ritos son los que aquí aún se guardan, probablemente con un origen mágico o exotérico, que supuestamente buscaba respuestas a preguntas en la actualidad olvidadas, o complacer a dioses y que con el paso de los tiempos han terminado convirtiéndose en importantes citas de nuestro calendario festivo. En el caso del Escarrete, que algunos musicólogos sitúan su origen en la época prerromana, concretamente en el pueblo autrigón que habito estas tierras atraídos por la sal que de ellas extraían.

Como ha sucedido en infinidad de pueblos a lo largo de la geografía española la Danza del Escarrete desapareció en la década de los sesenta a causa del éxodo rural. Pero por suerte esta ausencia no duró muchos años, pues a finales de los setenta fue recuperada por la Cofradía de San Blas. Pero aún así, la despoblación sigue afectando a su desarrollo, por lo que en la actualidad la participación está abierta a toda pareja joven que conozca el baile.

Es tiempo de carnaval, y las mascaradas, pasacalles, músicas y bailes tienen en Poza de la Sal un nombre propio, la “Mascarada de los Negros” que junto con la Fiesta del Escarrete dan forma al catálogo de manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial de la villa pozana.

La fiesta dará comienzo este sábado día 1 y los protagonistas son un grupo de mozos de la localidad que, con la cara y las manos tiznadas de hollín, ataviados con un viejo gabán y armados con sucias colas de algún animal o caballería recorren las calles “sembrando el terror”, son los Negros. En el pasado su objetivo era conseguir un poco de vino, algunos huevos y una buena longaniza, y si esto no era posible unas cuantas monedas para disfrutar de un buen almuerzo. Pero incluso más que las viandas y las bebidas lo que estos personajes ansiaban eran las mozas del pueblo a las que acechaban. Persecución de la que se libraban a cambio de unas monedas y si la moza accedía el mozo le entregaba un pelo de la mugrienta cola que portaba. A continuación, le pedía un beso y si la joven no se negaba aprovechaba el gañan para restregar su cara llena de hollín sobre la de ella para después alejarse entre burlas, chanzas y risas. Finalizaba la mañana con los mozos recorriendo las calles del pueblo acompañados por una comparsa de músicos que interpretaban el pasacalles del Escarrete.

En la actualidad se han perdido los elementos provocadores que en el pasado caracterizaba a este acto, pero lo que se sigue conservando son las ganas de divertirse y pasarlo bien, y para conseguirlo ponen todo de su parte algunos vecinos del pueblo, visitantes que se acercan a Poza a pasar el fin de semana y en algunos casos miembros masculinos y femeninos que al día siguiente participarán en la Danza del Escarrete.

Declarada de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León, esta danza tradicional se lleva a cabo el primer domingo más próximo al 3 de febrero, este año el día 2, dentro de las Fiestas de San Blas. En sus orígenes se realizaba en una era cercana a la ermita de San Blas y los principales protagonistas eran las parejas que ese año habían contraído matrimonio y los animales domésticos que simbolizaban la prosperidad del nuevo hogar.

La fiesta comenzaba a primera hora de la mañana con una comparsa que despertaba al Mayordomo para posteriormente acompañarlo junto con el portador de los animales que se integran en la danza, y que es conocido como “pollero”, a recoger una por una a las distintas parejas que ese año participarían en la danza. Como el éxito de la fiesta dependía del número de mozos y mozas casaderas que hubiese en el pueblo, si era necesario se sumaban parejas ya casadas buscando que no decayera. Por la tarde, el Mayordomo y el “pollero” junto con las parejas, autoridades y vecinos, participaban en una ceremonia dentro de la ermita de San Blas en la que se bendecían a las parejas de bailarines y a los animales. Finalizada la ceremonia daba comienzo la Danza del Escarrete que consistía en bailar a la pata coja alrededor de un animal y al mismo tiempo intentar “escarretarlo” o decapitarlo. El bailarín que lo conseguía era aplaudido y el que fallaba abucheado. Mientras todo esto sucedía los más pequeños eran obsequiados con una escudilla de vino dulce ofrecida por alguna persona importante del pueblo, y que se celebraba al grito de “Viva la Bienhechora”.

Después de que todos los mozos y mozas hubiesen acabado su baile se colocaban en corro y bailaban una jota y pasodoble al que invitaban a unirse a todos los vecinos del pueblo, mientras que los animales que participaban de la fiesta eran consumidos por las parejas participantes en una cena que celebraban ese día ellos solos.

En la actualidad los actos se llevan a cabo en la iglesia de San Cosme y San Damián y en el entorno de la Plaza Mayor de la villa. Generalmente son tres las parejas participantes no siendo casaderas en muchos casos, los animales ya no son trasladados colgados de una pica como en el pasado, sino que se hace en una jaula construida al efecto y ya no son sacrificados.

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