El Teatro Real inauguró el 12 de octubre, la temporada de danza 2018-2019 con la presencia de la prestigiosa compañía alemana Ballet del Rin, con sede en Düsseldorf y Duisburgo, que ha traído al escenario madrileño una de las coreografías más aclamadas de su repertorio, Un réquiem alemán (Ein deutsches Requiem), inspirada en la obra homónima del compositor Johannes Brahms y realizada por Martin Schläpfer, coreógrafo y director artístico de la compañía.
Esta gran obra musical, posiblemente la más conocida y admirada del compositor alemán, contará con la interpretación en directo del Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real, junto a la soprano Adela Zaharia y el barítono Richard Šveda, todos ellos bajo la dirección musical del maestro Marc Piollet y la indispensable colaboración de Andrés Máspero en la dirección del coro.
Estrenada en Bremen en su primera versión en 1868, Brahms se aleja en su composición del punto de vista estrictamente religioso, oscuro y opresivo, para convertir Un réquiem alemán en una meditación, a través de los textos bíblicos, sobre la vida y la muerte, la compasión y la esperanza, cargada de una poderosa humanidad que trasciende lo divino y sirve de punto de partida a la creación de la coreografía.
Schläpfer, director artístico del Ballet de Rin desde 2009, ha sido capaz de llevar a cabo una importante trasformación en la compañía, en la que ha sabido condensar su propio estilo con una estética de ballet contemporáneo de marcado carácter de expresión individual, convirtiéndola, en los últimos años, en una de las formaciones de referencia en Alemania y en el resto de Europa, cosechando numerosos premios y reconocimientos, uno de los últimos, el premio de Teatro alemán Der Faust 2012 por Un réquiem alemán que veremos estos días en el Teatro Real.
Con una gran inquietud musical, Martin Schläpfer crea una coreografía de profunda carga psicológica. A través de la obra de Brahms se lanza a una búsqueda de las últimas cuestiones de la existencia humana, sabiendo que no puede haber respuesta. El cuerpo, unido al espíritu y el alma, la búsqueda de lo divino en la naturaleza humana, el hombre como parte del colectivo y, a la vez, individual forman el discurso de su propuesta. Así, se alternan momentos coreográficos de conjunto, con casi toda la compañía en escena, con pas de deux, solos y conjuntos más pequeños, saltando de la expression convulsa y a veces deseperada al lirismo ligero, casi etéreo de la expresion física de los bailarines. El resultado, una coreografía conmovedora.
Schläpfer ha contado con la colaboración de Florian Etti en la escenografía, de Catherine Voeffray en los figurines y de Volker Weinhart en la iluminación.
La muerte de su gran amigo Robert Schumann, y la de su madre después llevan a Brahms a la composición de Ein deutsches Requiem, del que se conmemoran ahora sus 150 años. Una conmovedora partitura que, a través de textos bíblicos, reflexiona sobre la vida y la muerte, sobre la idea de Dios, pero alejado de la tradicional idea opresiva del réquiem católico -que atraviesa un camino de culpa, miedo y castigo para llegar a la redención- planteando una reflexión más humana, asentada en la misericordia y la esperanza, más cercano a las tesis luteranas.
Es el coro el gran protagonista musical de esta partitura, donde tienen también destacada presencia las voces solistas de la soprano, Adela Zaharia, y del barítono, Richard Šveda. El Coro Titular del Teatro Real dirigido por Andrés Máspero y considerado uno de los mejores de Europa, se colocará en este ocasión en el foso, junto a la Orquesta Titular del Teatro Real y los solistas, bajo la dirección musical del maestro Marc Piollet, buen conocedor de ambas formaciones a las que ha dirigido en Don Quichotte, C(h)oeurs, L’elisir d’amore, Tristan und Isolde y, la temporada pasada, Carmen.