El histórico palacio de Eugenia de Montijo, un edificio de corte renacentista rehabilitado en el siglo XIX y con vestigios de las culturas romana y mudéjar, reabre sus puertas tras una remodelación estética que recrea la vida y la personalidad de la emperatriz granadina
Las distintas estancias del hotel, con reminiscencias francesas, obras de arte tanto antiguas como contemporáneas y detalles en color azul Tiffany’s –el favorito de Eugenia de Montijo-, hablan de su pasión por la moda, de su papel en la corte de París y de su faceta social.
Perteneciente a la marca de lujo Autograph Collection del grupo Marriott y catalogado como cinco estrellas, el Hotel Eugenia de Montijo alberga 40 habitaciones, un restaurante de cocina local, un cóctel-bar y un spa erigido sobre restos arqueológicos de los siglos I y XV.
El Hotel Eugenia de Montijo, en el centro histórico de Toledo, es un hotel boutique situado en el que fuera el palacio de la emperatriz de origen granadino durante el siglo XIX. Su fachada y estructura principal, de estilo renacentista, datan del siglo XVI, aunque en él se han encontrado vestigios de construcciones y usos anteriores: restos de la Edad de Bronce (del siglo II a.C.), una alcantarilla romana del siglo I d.C. y arcos de un palacio gótico-mudéjar del s. XV que pueden verse desde su spa. Tras una primera restauración (que tuvo lugar en tiempos de Eugenia de Montijo y lo transformó en el actual palacio contemporáneo), en 2006 fue rehabilitado y convertido en establecimiento hotelero. Hoy, bajo el sello de calidad del grupo Marriott (pertenece a su exclusiva línea de hoteles singulares Autograph Collection), reabre sus puertas completamente redecorado por el estudio madrileño Leitmotive Design y con la intención de revivir en sus estancias la vida y el carácter de la ilustre mujer a la que debe su nombre.
UN PASEO POR LA VIDA DE LA EMPERATRIZ
Eugenia de Montijo (Granada, 1826 - Madrid, 1920) fue emperatriz consorte de los franceses como esposa de Napoleón III. Una mujer fuerte, con carácter y adelantada a su tiempo cuya singular belleza (de cabello rojizo y ojos azules) da la bienvenida a los huéspedes a través del gran tapiz de cristales bordados con su retrato que preside la recepción. En esta estancia hay reminiscencias de su pasión por la moda tanto en el mostrador (con detalles que recuerdan a las plumas de los vestidos de la época) como en las lámparas (la interpretación de un collar de perlas realizado por un pequeño artesano de Madrid) y los apliques, con forma de corsé. Aquí destaca además un imponente artesonado de madera policromada originario del siglo XIX.
Por su parte, el lobby del hotel, con suelos de mármol, columnas y un gran lucernario de vidrio emplomado al estilo de los grandes hoteles de principios del XIX, representa la época dorada de Eugenia de Montijo en la corte de París: las veladas de Compegnie, las fiestas y recepciones en el Palacio del Elíseo, los conciertos en Las Tullerías y los veranos en Biarritz. En definitiva, la gran vida social de una anfitriona nata que fue la creadora de los primeros hospitales de la caridad. En este hall, lleno de luz, vuelven a aparecer alusiones a sus gustos estéticos. Predomina, en las mesas y textiles, el azul turquesa, el color favorito de Eugenia de Montijo y el que inspiró a Charles L. Tiffany en la elección del icónico color de su marca tras ver un retrato de la emperatriz luciendo un vestido de este tono.
COMIDA Y BEBIDA LOCALES
La zona de los desayunos, en los que se sirven en formato bufé zumos naturales y frutas frescas de temporada, embutidos y quesos locales, panes artesanos de un obrador de Toledo, repostería casera, huevos al gusto y cafés ecológicos en cápsulas biodegradables –en línea con las tendencias actuales-, recrea el vestidor de la emperatriz mediantes espejos, biombos, pamelas y un bonito papel pintado de temática paisajista que hace referencia a su afición por la cacería. En homenaje al carácter goloso de Eugenia de Montijo se ha colocado además un mazapan corner en el que pueden degustarse o adquirirse macarons –el clásico francés hecho con almendras toledanas- y mazapanes de Santo Tomé.
En las estancias comunes destaca también el bar, un elegante rincón donde disfrutar de cócteles clásicos, destilados de kilómetro cero (crema de mazapán, licor de tomillo y la ginebra artesana 1085, hecha en Toledo) y combinados de creación propia como el 3C, a base tres cítricos (pomelo naranja y lima), o el Eugenia de Montijo (con naranja), en los que de nuevo se hace alusión a la predilección por los sabores dulces de la emperatriz. La barra está presidida por una moderna representación de Eugenia de Montijo, con sus característicos rasgos faciales pero enfundada en un traje masculino y en una pose que recuerda a una de las fotografías más míticas de la gran diva del cine Marlene Dietrich. Un cuadro realizado ad hoc para el establecimiento por la artista María Blanco Cobaleda y Leonor García de Tena, una de las responsables de estudio encargado de la decoración del hotel, en el que ha querido resaltar el carácter fuerte y valiente de la emperatriz, que actuó como regente mientras Bonaparte se encontraba en la batalla.
RESTAURANTE FEDERICO
El hotel Eugenia de Montijo alberga además un restaurante abierto al público que lleva el nombre del que fuera el padre de la alta costura y diseñador de cabecera de la emperatriz: el inglés Charles Frederich Worth. Considerada como una auténtica it girl de su época (las nobles copiaban sus estilismos), a Eugenia de Montijo se le atribuye la creación del miriñaque, un armazón de aros metálicos que liberó a las mujeres del XIX de las enaguas y estilizó la figura femenina. Por ello, la decoración del restaurante está dedicada al hombre que la tomó como musa a través de un cierto aire de club británico en el que predomina el verde british racing de las paredes, en contraste con los alfarjes policromados del techo. En la carta, por su parte, cobra protagonismo el producto de la zona en recetas tradicionales (como el pisto manchego, el estofado de perdiz o el escabeche de bonito) y en platos más modernos y viajeros pero con guiños a la gastronomía toledana (por ejemplo, bao de carrilera de cerdo). La bodega mira también hacia lo local con una correcta selección de vinos de Castilla-La Mancha.
HOTEL BOUTIQUE CON SPA
Perteneciente al grupo Fontecruz y con el sello Autograph Collection de Marriott, que engloba hoteles singulares con alma y personalidad (en España parte de esta marca el hotel Santo Mauro DE Madrid y el Cotton House de Barcelona) el Hotel Eugenia de Montijo cuenta con 40 habitaciones equipadas con todo lujo de detalles (incluyendo duchas de aromaterapia) y decoradas al estilo francés con doseles, tapicerías, mobiliario clásico y grabados de pintores toledanos en los que la temática predominante son Eugenia de Montijo y la ciudad de Toledo. Entre las estancias, destacan las suites junior Tiffany’s y Chantilly, de altísimos techos y ubicadas en el torreón, y la suite Emperatriz, con salón independiente y dos baños. Completan la oferta del hotel un gimnasio y un spa con cuatro cabinas de masajes (una de ellas doble) y un circuito termal desde el que pueden verse los arcos del palacio gótico-mudéjar que fue el edificio en el siglo XV y una parte del alcantarillado romano que pasó bajo sus cimientos en el siglo I.