Las previsiones planteadas por el Consejo Regulador al inicio de la vendimia, se han cumplido y Somontano concluye la cosecha 2022 con más de diecisiete millones doscientos mil kilos de uva que ya están en el proceso de convertirse en vino en las treinta bodegas acogidas a la denominación de origen protegida. Concretamente, son 17.279.335 kilos de uva los recogidos desde que el pasado 3 de agosto comenzaba la vendimia a los pies de los Pirineos de Huesca lo que responde a una cosecha media de la denominación que está entre los 17 y los 18 millones de kilos de uva por campaña.
Concretamente, la vendimia ha concluido con la recogida de uva de las últimas parcelas de garnacha tinta. La uva cabernet sauvignon lidera un año más el ránking de las uvas tintas de la vendimia con un total de 3.757.578 kilos recogidos, lo que supone el 21,75% del total de la campaña. Ella, junto a las otras siete variedades tintas, suman el 61% de la vendimia y por cantidad de uva recogida, le siguen merlot (2.841.455 kg., 16,44%), tempranillo (1.448.185 kg.; 8,38%); garnacha tinta (1.145.011 kg.; 6,63%), syrah (1.100.314 kg., 6,37%), moristel (138.311 kg.; 0,80%), pinot noir (114.800 kg., 0,66%) y parraleta (49.880 kg.; 0,29%).
En cuanto a las variedades blancas, éstas suman el 39% restante del total. La chardonnay es la primera no sólo de este tipo de uvas sino del general de la vendimia de este año con 4.054.876 kilos de uva recogidos, dato que supera la cantidad recogida de esta variedad el año pasado cuando Somontano registró la vendimia más cuantiosa de la última década y la tercera de su historia. También la gewürztraminer ha superado la cantidad recogida respecto a 2021 con el 1.537.766 kilos de uva recogidos este verano. Ambas uvas blancas representan, respectivamente, el 23,47% y el 8,90% de la vendimia. Tras ellas, sauvignon blanc (442.860 kg.; 2,56%), macabeo (255.808 kg.; 1,48%), riesling (224.000 kilos, 1,30%), garnacha blanca (161.920 kg.; 0,94%) y alcañón (6.571 kg., 0,04%).
La vendimia comenzó tras un año agronómico atípico con un invierno sin precipitaciones. Las primeras lluvias llegaron en el mes de marzo lo y eso que propició una excelente brotación del viñedo. La primavera transcurrió con normalidad y con un magnífico cuajado del fruto hasta que, a finales de mayo, llegó la primera ola de calor. A partir de ese momento, el calor intenso ya no ha cesado hasta el mismo final del verano. A todo ello se ha sumado que no ha llovido desde el mes de abril. Por todos estos motivos, el viñedo de secano, sobre todo, el de tierras más pobres, se ha encontrado en una situación de estrés hídrico que ha provocado que las viñas hayan dado menos fruto y racimos con granos más pequeños pero en perfecto estado sanitario y de maduración lo que se traduce en menos producción menor cantidad pero manteniendo una muy buena calidad del fruto. Es esa calidad el único consuelo para los viticultores que solo tienen este tipo de cultivo por haber visto mermada la producción de sus viñas a causa de esa sequía y calor.
Afortunadamente, la diversidad de suelos de Somontano, con zonas más frescas, viñedos en zonas altas y un 45% del viñedo en regadío ha compensado la pérdida de producción del secano y permitido que la cosecha concluya con las cifras de lo que sería una vendimia media en la denominación, con un total de diecisiete millones doscientos setenta y nueve mil trescientos treinta y cinco kilos de uva. La vendimia concluirá con entre diecisiete millones y diecisiete millones y medio de kilos de uva lo que supone una cosecha media de Somontano y permitirá atender a todos sus mercados.
El rendimiento medio por hectárea ha sido de 4.842 kilos gracias a la compensación del regadío respecto al secano que ha sufrido una merma importante en su producción a causa del calor y la ausencia de precipitaciones.
En cuanto a calidad, el excelente estado sanitario de la uva y su recogida en el óptimo grado de maduración permite vaticinar una gran añada.