Galicia es tierra de cultura, de música y de mucha historia, además de ser un lugar con una de las mayores riquezas gastronómicas de la Península Ibérica. Una tierra llena de diversidad, color y sabores. Bajo esta premisa, en La Pulpería de Mila, de Grupo Oter, han querido homenajear estas tierras celtas, elaborando el destacado de platos “Galicia en Alturas” que estará disponible solo durante los meses de julio, agosto y septiembre, donde cada plato reivindica el producto procedente de diferentes altitudes para demostrar la increíble diversidad de sabores que existen en Galicia.
Esta selección supone una travesía completa que navega a través de los sentidos y las alturas, comenzando a nivel del mar, con su inicio en sus rías y sus aguas marinas, subiendo poco a poco por huertas y aldeas, y finalizando en sus picos monteses. Una ruta al completo por todos los ecosistemas de Galicia, descubriendo los productos y las elaboraciones más típicas de cada uno de ellos.
Así, “Galicia en Alturas” comienza su recorrido entre los -1.000 m y el nivel del mar, con las almejas de la ría de Arousa —en plena costa de las Rías Baixas—, servidas a la sartén o a la marinera. A ellas se suma un salpicón de pulpo y gambas alistadas con vinagre de manzana, un imprescindible al hablar de la cocina gallega. El viaje continúa tierra adentro hasta Betanzos, a 36 m de altitud, cuna de la emblemática tortilla de patata melosa y con el huevo poco cuajado. Antes de seguir ascendiendo, la ruta se detiene en los huertos de Padrón para rendir homenaje a sus célebres pimientos de Herbón. Entre los 50 y los 1.000 m, se adentra en zonas de monte y laderas, donde se saborea un lomo de vaca madurada con escamas de sal y una tradicional empanada de aldea. El broche final llega desde las alturas: una quesada gallega elaborada con el mejor queso de la tierra y una tabla de quesos acompañada de frutos secos y confitura casera.
En definitiva, La Pulpería de Mila propone una selección de elaboraciones que es una auténtica oda a las tierras celtas del país. Un recorrido donde en cada plato, hay un fragmento de territorio, y en cada bocado, una historia que habla de origen, de tradición y de orgullo galego. Porque su gastronomía, como su gente, está hecha de contrastes, memoria y belleza natural.