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¿Cómo superarán la crisis las salas de cine?
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¿Cómo superarán la crisis las salas de cine?

jueves 23 de abril de 2020, 11:13h

El avance del COVID-19 ha traído consecuencias inmediatas en la industria del entretenimiento, donde se han paralizado rodajes, se han retrasado estrenos y se han cerrado todas las salas de cine.

La lupa está puesta ahora en el apoyo que puede brindar el Gobierno y la capacidad que tiene la industria para recuperarse. Esto significará que el entretenimiento colectivo se pondrá en duda y, por tanto, el modo de consumo por parte de los usuarios cambiará para nunca más volver a ser igual.

El COVID-19 avanzó como una invasión zombi a nivel mundial. Pero esta vez no hubo película que pudiera predecirlo. De momento, los cines se han cerrado. Y los rodajes han sido cancelados, así como los festivales más importantes de la industria. Y la invasión sigue avanzando.

No obstante, el nuevo orden mundial impone, especialmente para el consumo digital. En este sentido, Tony Higueruelo, CEO de Rollyhoo, la primera productora de cine participativa del mundo, explica que “ha llegado el momento en el que el auge del vídeo bajo demanda y la disminución en la venta de entradas llevan tiempo generando dudas sobre la relevancia de las salas de cine”. Y agrega: “quizá Las salas de cine vayan a volver a enfrentarse a una crisis que les haga replantearse su modelo de negocio, tal como ocurrió en los años 20 con el cine mudo, en los 60 con la salida del vídeo doméstico y en el 2000 con la piratería”.

Es el caso de Rollyhoo, que está logrando expandir su modelo de negocio rentable y con autonomía financiera para transformar la industria del cine en momentos donde el sector audiovisual se encuentra sumamente golpeado. A través de su plataforma digital, cualquier persona tiene la oportunidad de invertir en cine, apoyando a la industria que le brinda entretenimiento durante el confinamiento, y todo sin necesidad de salir de casa.

La inversión económica en el proyecto puede ser a partir de 100 euros, que otorga derecho a una parte de los beneficios de la explotación del filme; o más elevada, a partir de 30.000 euros, donde, además de los beneficios, se obtiene una deducción fiscal a través de una Agrupación de Interés Económico”, afirma Higueruelo.

El entorno digital a la cabeza

Los avances tecnológicos permitieron que el confinamiento no logre frenar la totalidad de la industria. Los guionistas, por ejemplo, optaron por realizar sus reuniones a través de Zoom; mientras que los directores de casting promueven los castings a distancia. Solo queda que los festivales se animen a las emisiones digitales, comercializando el producto en el canal interactivo que se presente como mejor postor.

Las plataformas de streaming pasan a liderar las transmisiones, como Netflix, HBO y Amazon Prime. Disney + se lanzó con una semana de prueba gratis en el mejor momento, superando los 10 millones de suscriptores en los primeros días. Y mientras el estigma por estas plataformas comienza a desaparecer nos preguntamos: ¿seguiremos con las mismas ganas de ir a una sala de cine cuando todo esto acabe?

“Los consumidores de cine van a necesitar tiempo para tomar la confianza suficiente que los haga regresar a las salas, después de pasar meses confinados”, afirma Higueruelo. Y agrega: “es posible que esto nos permita pensar en una industria cinematográfica más digital, donde la novedad por la novedad no será tan importante como lo será la calidad de los contenidos producidos”.

Un modelo que contribuye a la cultura y el empleo en el mundo

Rollyhoo les da la posibilidad a los fans de formar parte de proyectos audiovisuales de todo tipo, mientras generan ingresos propios. El éxito dependerá, entonces, de la habilidad a la hora de comercializar los productos a través de este modelo de negocio que contribuye a la cultura y creación del empleo en todo el mundo.

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