El acceso al vehículo privado en los centros urbanos de las principales capitales europeas continúa reduciéndose de forma progresiva. En 2025, ciudades como Barcelona, París o Milán refuerzan sus estrategias de movilidad sostenible con nuevas restricciones a los coches más contaminantes e incrementos en las sanciones para quienes incumplen la normativa.
En Barcelona, entrar sin autorización en la Zona de Bajas Emisiones puede acarrear multas de hasta 200 euros. En Milán, circular sin permiso por el área C —la Zona de Tráfico Limitado del centro histórico— puede costar entre 80 y 300 euros, según la gravedad de la infracción. En París, la falta de la etiqueta ambiental Crit’Air adecuada supone una sanción de 68 euros para turismos y hasta 135 euros para vehículos de mayor tamaño.
A estas restricciones se suma el progresivo encarecimiento del estacionamiento en zonas céntricas. Según datos de la plataforma Parclick, aparcar en el centro de Barcelona cuesta ya una media de 1,11 euros por hora. En Milán, el precio medio alcanza los 2,92 euros, mientras que en París ronda los 1,92 euros por hora.
Para quienes necesitan seguir utilizando el coche —ya sea por trabajo, motivos personales o falta de alternativas de transporte—, esta combinación de multas, limitaciones y tarifas al alza plantea un desafío creciente. Como respuesta, muchos conductores están optando por soluciones más flexibles y asequibles, como estacionar en zonas periféricas bien conectadas o utilizar servicios de reserva anticipada en parkings privados.
Herramientas digitales como Parclick se han consolidado como aliados clave en este nuevo escenario de movilidad urbana. La plataforma permite encontrar opciones de aparcamiento desde menos de un euro por hora en modalidades low-cost, así como servicios con aparcacoches en aeropuertos o estaciones, a precios muy por debajo del coste de una infracción. Además, reservar con antelación no solo garantiza disponibilidad en zonas estratégicas, sino que permite acceder a tarifas más competitivas.
En plena transición hacia modelos de transporte más sostenibles, resulta esencial ofrecer alternativas que permitan a los conductores adaptarse a los nuevos entornos urbanos sin perder funcionalidad ni asumir costes excesivos.