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Escapadas veraniegas en coche: la revisión del seguro, clave antes de partir
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Escapadas veraniegas en coche: la revisión del seguro, clave antes de partir

jueves 31 de julio de 2025, 09:05h

Con el verano como telón de fondo, las escapadas en coche vuelven a posicionarse como uno de los planes estrella para quienes buscan desconectar sin alejarse demasiado. Ya sea una ruta costera improvisada o un fin de semana en la montaña, el vehículo propio permite moverse con libertad y marcar el ritmo del viaje. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), durante los meses de verano se prevén más de 100 millones de desplazamientos por carretera, especialmente en fines de semana y festivos.

En este contexto, donde el coche se convierte en protagonista, conviene no dejar ningún detalle al azar. Y uno de los más importantes, es tener el seguro al día. Más allá del cumplimiento legal, contar con una póliza bien configurada aporta una tranquilidad decisiva ante cualquier imprevisto. Revisar la vigencia del seguro, contar con servicios de asistencia y tener a mano los contactos clave puede evitar imprevistos y ayudar a disfrutar con tranquilidad.

En este escenario, Prima Seguros, empresa que actúa como agencia de seguros especializada en el sector de la automoción, ha recopilado una selección de cinco escapadas de fin de semana que destacan por su atractivo y su creciente popularidad durante el verano. Todas ellas tienen algo en común: invitan a disfrutar del camino tanto como del destino. Y aunque cada una ofrece una experiencia distinta, todas recuerdan la importancia de salir a la carretera con la seguridad, y la previsión, que un buen seguro proporciona.

Potes (Cantabria): montaña, curvas y asistencia asegurada

El acceso a Potes, por el desfiladero de La Hermida, es uno de los tramos de carretera más impresionantes del norte peninsular. La sensación de avanzar entre montañas, con el río al fondo, convierte esta ruta en parte del encanto del viaje. Una vez en el pueblo, el ambiente montañés, la gastronomía local y los senderos que parten del valle invitan a desconectar del ritmo diario. Un plan perfecto para quienes disfrutan tanto del trayecto como del destino.

Ribadeo (Lugo): costa gallega y protección frente a daños menores

La Playa de las Catedrales es, sin duda, uno de los paisajes más fotogénicos del litoral español. Las formaciones rocosas, esculpidas por el mar y el viento, regalan un espectáculo natural único durante la bajamar. Ribadeo, además, combina ese aire marinero con la tranquilidad gallega, ideal para quienes buscan naturaleza sin renunciar a la buena mesa. Un rincón para caminar sin prisa, respirar aire salado y dejarse sorprender.

Cazorla (Jaén): rutas interiores con condiciones cambiantes

Las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas son el mayor espacio protegido de España, y uno de los mejores lugares para dejar el coche y adentrarse en la naturaleza. Rutas para todos los niveles, miradores de vértigo y pueblos blancos que parecen detenidos en el tiempo. El viaje hasta allí es parte del encanto: carreteras secundarias, silencio, y la sensación de estar entrando en otro ritmo. Perfecto para quienes quieren desconectar de verdad.

Altea (Alicante): tráfico denso y escapadas de última hora

Con su casco antiguo encalado, sus calles empedradas y vistas al Mediterráneo, Altea tiene un encanto que conquista en cualquier época del año. En verano, es además una gran opción para una escapada corta, improvisada. El ambiente bohemio, los talleres de artistas y las terrazas frente al mar hacen de este pueblo uno de los secretos mejor guardados de la Costa Blanca. Y lo mejor: está a unas pocas horas en coche de muchas grandes ciudades. Ideal para desconectar en pareja o en solitario, perderse sin rumbo y disfrutar del arte local.

Cadaqués (Gerona): curvas cerradas y averías inesperadas

El último tramo hasta Cadaqués es ya toda una experiencia. Una carretera de montaña con vistas al mar que desemboca en un pueblo blanco, lleno de historia y con alma de refugio creativo. No es casualidad que Dalí lo eligiera como hogar: su atmósfera única inspira desde el primer momento. Callejear por Cadaqués, perderse por su costa rocosa o sentarse a ver la puesta de sol en silencio es un plan que merece ser vivido con tiempo.

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