Enclavado en el corazón de los Balcanes, Montenegro concentra en poco espacio una gran riqueza paisajística y un amplio patrimonio cultural que, junto con la amabilidad de sus gentes, dan la bienvenida a todo tipo de viajeros.
Quienes lo visiten por primera vez deberían incluir estas 10 experiencias en su itinerario, perfectas para descubrir aquello que más representa a Montenegro.
Explorar la bahía de Kotor
La bahía de Kotor, a menudo considerada el fiordo más meridional de Europa, es un destino impresionante con islas, museos, iglesias y palacios por admirar. Rodeada de imponentes montañas y salpicada de encantadoras ciudades medievales como Kotor, Perast y Tivat, la región más visitada del país concentra playas, historia y perfección en un solo lugar.
Visitar la histórica ciudad de Budva
Esta pequeña ciudad costera es conocida por su casco antiguo, sus impresionantes playas y su vibrante vida nocturna. Es preciso pasear por sus estrechas calles empedradas, visitar la antigua ciudadela y relajarse en la famosa playa de Slovenska. Los festivales y eventos de verano la convierten, también, en un centro neurálgico para la cultura y el entretenimiento.
Descubrir el Parque Nacional de Durmitor
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un paraíso para los amantes de la naturaleza. El parque presume de escarpadas montañas, densos bosques de pinos y profundos cañones, como el del río Tara, el más profundo de Europa. Senderismo, rafting o esquí son solo algunas de las actividades que hacen de Durmitor un paraíso para los más aventureros.
Recorrer la bahía de Herceg Novi
Herceg Novi, situada a la entrada de la bahía de Kotor, es una ciudad rica en historia, cultura y famosa por sus spas y centros de bienestar. Además de relajarse, habrá que explorar sus fortalezas, pasear por el pintoresco paseo marítimo de Pet Danica o visitar el montasterio de Savina, con impresionantes vistas sobre la bahía.
Escalar el monte Lovćen
El Parque Nacional Lovćen abarca la parte central y más alta de la montaña del mismo nombre y durante siglos fue refugio de valientes, poetas y gobernantes, y en ella puede sentirse el alma de Montenegro. En la cima del monte, a la que puede llegarse a pie o en coche, está el Mausoleo de Njegoš, dedicado al mayor poeta y gobernante del país, Petar II Petrović-Njegoš.
Relajarse en la isla de Sveti Stefan
Sveti Stefan, una lujosa isla turística, es uno de los lugares más emblemáticos de Montenegro. Antaño un pueblo pesquero, es ahora un refugio exclusivo conectado al continente por una estrecha calzada. Si bien la isla está reservada para los huéspedes del hotel, quienes no estén alojados pueden disfrutar de las hermosas playas y admirar sus impresionantes vistas desde el continente.
Explorar el lago Skadar
El lago más grande de los Balcanes es un paraíso para los observadores de aves y los amantes de la naturaleza. Se extiende a lo largo de la frontera entre Montenegro y Albania, y sus orillas están salpicadas de pueblos pesqueros tradicionales, monasterios y viñedos. Hacer un recorrido en barco es ideal para explorar sus tranquilas aguas, sin olvidar el mirador de Pavlova strana, que deja una panorámica inolvidable.
Visitar el Monasterio de Ostrog
Enclavado en lo alto de un acantilado a 900m sobre el nivel del mar, es uno de los lugares de peregrinación más importantes de los Balcanes. Este monasterio ortodoxo serbio del siglo XVII, que destaca por su color blanco brillante y la energía especial que emana, atrae a visitantes de todo el mundo, tanto por su significado espiritual como por su impresionante entorno.
Experimentar el puente de Tara
El puente de Tara, que cruza el cañón del río Tara (el más profundo de Europa), es una maravilla de la ingeniería y un lugar popular para los amantes de la aventura. El puente ofrece impresionantes vistas sobre el caudaloso río de montaña Tara, que ha moldeado la piedra caliza durante siglos, creando un fascinante cañón caracterizado por estrechos, enormes obstáculos y abismos. Hay varias formas de disfrutarlo: tirolinas, senderismo, puenting, rafting, entre otros.
Pasear por la playa más larga del Adriático, en Ulcinj
Luego de descubrir Ulcinj, una ciudad de 25 siglos de antigüedad y hogar de nueve civilizaciones diferentes, hay que coger el coche unos 20 minutos hasta Velika plaža, la playa más larga del Adriático. Se caracteriza por su arena fina con propiedades curativas, su vegetación mediterránea y casi virgen, y por ser un paraíso para el sur y el kitesurf.