Malta, un paraíso para el submarinismo, esconde en su fondo marino una rica historia, con pecios fenicios, romanos y restos de la Segunda Guerra Mundial, ofreciendo a los buceadores una experiencia sin igual con visibilidad excepcional durante todo el año.
El fondo marino es un vasto archivo de historia, lleno de restos de naufragios y vestigios de antiguos conflictos. Estos tesoros, bien conservados en el silencio del océano, ofrecen una ventana al pasado que sigue sorprendiendo a buceadores de todo el mundo.
Malta, un destino único para el submarinismo, alberga un mosaico de yacimientos marinos de valor incalculable. Así, las prospecciones realizadas frente a sus costas han revelado objetos que narran relatos de civilizaciones perdidas y grandes conflictos. Hallazgos que incluyen desde pecios fenicios de 2.700 años de antigüedad, pasando por pecios romanos y de la Edad Moderna, hasta decenas de accidentes aéreos, submarinos y acorazados de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Así, la belleza del mar maltés, combinada con su rica historia, convierte a la isla en un lugar ideal para explorar durante todo el año. Con temperaturas moderadas, que rondan los 13º en el aire y los 16º en el agua incluso en los meses más frescos, la isla mantiene una visibilidad subacuática excepcional, permitiendo a los buceadores explorar sus ricos fondos marinos en cualquier momento del año.
Um El Faroud
Hundido en 1998 tras una explosión que causó la muerte de nueve trabajadores, Um El Faroud destaca por sus 10.000 toneladas de peso. Ubicado al suroeste de Wied iż-Żurrieqp, el pecio se encuentra a 18 metros de profundidad en la parte superior del puente y a 25 metros en la cubierta principal. Su gran tamaño, con 115 metros de largo, lo convierte en un atractivo para buceadores avanzados, quienes pueden llegar a encontrar una rica fauna marina entre sus restos, incluyendo calamares, barracudas y atunes.
Imperial Eagle
El Imperial Eagle, un transbordador que operó entre Malta y Gozo desde 1938, se hundió en 1999 a 42 metros de profundidad frente a Qawra Point, convirtiéndose en un atractivo para los buceadores y en un arrecife artificial. Originalmente llamado Crested Eagle, el barco de 45 metros también sirvió durante la Segunda Guerra Mundial. Tras varios cambios de propietario, el transbordador fue abandonado en Gozo. Cerca del pecio se encuentra una estatua de Jesucristo de 13 toneladas, instalada en 2000 para proteger a los pescadores.
HMS Maori
El HMS Maori, destructor británico de clase tribal, entró en servicio en 1937 y participó en varias campañas de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en Noruega y el Mediterráneo. El 12 de febrero de 1942, fue alcanzado por un bombardero alemán mientras estaba amarrado en el Gran Puerto, lo que provocó su hundimiento. Sus restos fueron izados y hundidos nuevamente frente a Fort St. Elmo el 15 de julio de 1945.
Beaufighter
El Bristol Beaufighter fue un avión polivalente de la Segunda Guerra Mundial, desarrollado por la Bristol Aeroplane Company. Utilizado principalmente como caza nocturno, su gran tamaño le permitía transportar armamento pesado y radares de interceptación. A principios de 1941, un escuadrón de Beaufighters fue destinado a Malta, donde obtuvo gran reputación por su éxito contra los buques del Eje en el Mediterráneo.
Blenheim Bomber
El Bristol Blenheim fue un bombardero ligero británico diseñado originalmente como avión comercial, adaptado por la RAF para misiones de bombardeo debido a su alta velocidad. A lo largo de la Segunda Guerra Mundial, el Blenheim participó en varias misiones, especialmente en el Mediterráneo. En diciembre de 1941, un Blenheim del Escuadrón nº 18 fue gravemente dañado en una misión hacia Grecia, lo que llevó a su amarizaje en el mar frente a Malta. Tras un amaraje exitoso, la tripulación pudo escapar con seguridad antes de que el avión se hundiera.