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Hiroshima, la ciudad de la bomba atómica, hoy centro gastronómico de Japón
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Hiroshima, la ciudad de la bomba atómica, hoy centro gastronómico de Japón

La Hiroshima actual es una bulliciosa ciudad con más de un millón de personas. Sus rascacielos y sus luces deslumbrantes contrastan con la devastación del ataque nuclear que sufrió la metrópoli el 6 de agosto de 1945. Su recuerdo sigue atado a aquel fatídico suceso en memoria del cual se han dedicado monumentos y museos, pero la ciudad ha logrado reponerse y se ha modernizado. Prueba de ello es todo lo que ofrece la Hiroshima de hoy: en ella encontrarás fantásticos jardines, antiguos templos y espléndidos museos de arte.

Con una población de poco más de un millón de personas, Hiroshima alberga una de las mejores gastronomías de todo Japón. Esta vibrante ciudad, víctima del bombardeo atómico de 1945, se reconstruyó sobre un mensaje de paz y el entendimiento que buscan expandir a todo el mundo, esto puede verse reflejado en el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima.

Esta vibrante ciudad, víctima del bombardeo atómico de 1945, se reconstruyó sobre un mensaje de paz

Con una extensión de 900 kilómetros, recorrer el animado centro de la ciudad es muy fácil en sus más de 300 tranvías que reciben el nombre de Hiroden. Este medio de transporte constituye una forma cómoda y pintoresca de ver la ciudad. Entender la devastación, relativamente reciente de esta ciudad es fundamental para apreciar plenamente su belleza y su cultura, por ello hay que visitar algunos enclaves históricos reconstruidos espléndidamente, como el Castillo de Hiroshima o los jardines de Shukkei-en, así como el Santuario de Itsukushima, en la isla cercana de Miyajima.

Gastronomía: okonomiyaki y ostras

Hiroshima es conocida por su consistente cultura gastronómica. Una de sus especialidades locales es el okonomiyaki al estilo de Hiroshima. Esta “tortilla”, popular en todo Japón con diferentes giros regionales, se cocina sobre una base de fideos y se rellena con carne de cerdo y repollo entre otros ingredientes y se recomienda degustarla junto a una buena cerveza fría. Otro de los manjares locales son las ostras. Tanto crudas como cocinadas (rebozadas, fritas, etc.), este molusco se cultiva en la ciudad desde el siglo XVI.

Cuando llega la noche las luces brillantes de Ebisucho indican la mejor zona para tomar una copa en alguno de sus innumerables bares, discotecas, cafés y restaurantes de todo tipo. Además, entre el 18 y el 20 de noviembre se celebra el Festival Ebisu para conmemorar todas las cosas extrañas y maravillosas que ofrece esta zona.

El jardín de Shukkeien y castillo de Hiroshima, dos imprescindibles en una visita a la ciudad

Con distintas zonas que representan vistas panorámicas diferentes, desde playas hasta montañas y grandes lagos e incluso valles enormes, jardín japonés de Shukkeien, cambia constantemente su paisaje gracias a la variedad de flores y plantas cuidadosamente seleccionadas que lo conforman. Y que pueden explorarse por sus senderos, puentes y estructuras pintorescas. Sus dimensiones son relativamente pequeñas, pero el diseño del complejo provoca la sensación contraria. Además, en su interior se encuentra el monumento a las víctimas de la bomba atómica y al lado el Museo de Arte de la Prefectura de Hiroshima. Este oasis verde fue un regalo de la familia Asano en 1940 y cinco años más tarde sirvió de refugio para las personas heridas durante el bombardeo atómico a la ciudad.

Hiroshima es conocida por su consistente cultura gastronómica

Otro de los grandes atractivos de la ciudad es la reconstrucción de su castillo, construida en 1958. El original databa del siglo XVI, anterior a la fundación de la ciudad, se vio afectado por la onda expansiva de la bomba atómica, provocando su hundimiento. La fortaleza que se erige hoy en día en la ciudad es fiel a la estructura de este, además, en la parte superior hay un balcón corrido con unas vistas panorámicas impresionantes de la ciudad y sus alrededores.

Como curiosidad, a pesar de que el castillo no sobrevivió al bombardeo, sí lo hicieron tres árboles aledaños que todavía se encuentran en la zona: un acebo, un eucalipto y un sauce, situados a solo 740 y 910 metros del epicentro de la explosión.

Estos árboles emblemáticos simbolizan en la actualidad la fortaleza de la ciudad y su capacidad para sobrevivir y prosperar incluso después de un suceso tremendamente devastador.

El Museo de Arte de la Prefectura de Hiroshima es otra de las paradas obligatorias de la ciudad. El edificio alberga obras de artistas locales e incluso de ciudadanos de a pie, además de organizar muestras itinerantes de grandes genios del arte, como Leonardo da Vinci, o exposiciones poco convencionales, como la de «La oveja Shaun».

En recuerdo del 6 de agosto de 1945: el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima

Cada año, el 6 de agosto, se celebra una ceremonia conmemorativa para recordar a las víctimas de la bomba atómica de 1945. Miles de personas escriben mensajes de paz en farolillos de papel que se encienden al atardecer para flotar río abajo, pasando por los restos icónicos de la Cúpula de la Bomba Atómica.

En el antiguo distrito comercial, hoy en día se encuentra el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima donde se ubica la Cúpula de la Bomba Atómica y el Monumento de la Paz, símbolo del impacto de la guerra y de la importancia de la paz.

Algunos de sus más de 70 monumentos y lugares para el recuerdo se pueden visitar

La Cúpula de la bomba atómica, es el lugar más triste que ver en Hiroshima. La cúpula es la estructura de un edificio que se encontraba situado a unos 150 metros del epicentro de donde estalló la bomba atómica.

Es el único edificio que queda en Hiroshima, tal cual lo dejó la bomba y uno de los pocos que logró tenerse en pie. Durante mucho tiempo estuvieron pensando si mantenerlo o derribarlo, pero finalmente decidieron dejarlo así como símbolo de un lugar que no puede pasar jamás al olvido. En 1996, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad.

Una de las pocas estructuras que no resultó totalmente arrasada en la explosión fue la Cúpula de la Bomba Atómica, que antes de la catástrofe era el Pabellón de Promoción Industrial de la Prefectura. Declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO, se ha conservado de forma casi intacta y, aunque una valla impide el acceso, se puede contemplar perfectamente, incluso durante la noche gracias a la iluminación con la que cuenta.

Algunos de sus más de 70 monumentos y lugares para el recuerdo que se pueden visitar en la zona son, también, el Montículo Conmemorativo, que contiene las cenizas de 70.000 víctimas sin identificar que fueron cremadas y enterradas aquí; la Llama de la Paz, que lleva encendida desde 1964 y seguirá estándolo hasta que dejen de existir armas nucleares en el mundo; el Monumento a la Paz de los Niños, una estatua que representa a una niña pequeña sujetando una grulla de origami con los brazos extendidos. La estatua está inspirada en la historia de la niña Sadako Sasaki, que aunque sobrevivió al bombardeo, desarrolló leucemia como consecuencia de la radiación, y que creía que lograría recuperarse si confeccionaba 1000 grullas de papel puesto que, de acuerdo con la leyenda, a quien crea 1.000 grullas se le concede en deseo; el Cenotafio Conmemorativo, un arco que simboliza un refugio para las víctimas de los bombardeos nucleares y el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, donde se encuentra un reloj parado al momento exacto en que la bomba cayó sobre Hiroshima, enormes presentaciones visuales panorámicas que muestran la brutal devastación causada por la bomba o la colección de cartas del museo escritas por los ingenieros que fabricaron la bomba pidiendo al presidente que no la utilizara.

Isla de Miyajima: el santuario Itsukushima-jinja y el monte Misen

A tan solo 10 minutos en ferry se encuentra la isla sagrada de Miyajima, uno de los grandes atractivos de la prefectura de Hiroshima. Aquí se encuentra el santuario Itsukushima, construido sobre el agua y cuyo torii que parece flotar cuando sube la marea. Este santuario es uno de los lugares más fotografiados de Japón y, además, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. El monte Misen también está en Miyajima. Aquí se encuentra el bosque primitivo de Misen también declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. El punto más alto de la isla está en el templo Daishoin, rodeado de arces que dejan una bonita estampa rojiza durante los meses de otoño, y desde donde se observa toda la isla y bahía subiendo mediante un teleférico.

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