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Puerto de Marsaxlokk
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Puerto de Marsaxlokk

Un recorrido de 48 horas por la isla de Malta

Con el verano acabado y el frío llamando a las puertas de todas las ciudades españolas, los viajes a zonas cercanas con temperaturas suaves son el plan perfecto para los turistas.

Malta es el destino ideal para una escapada. Su reducido tamaño permite visitar los puntos más emblemáticos de la isla adquiriendo una visión global de lo que es Malta. Actividades al aire libre, cultura, historia y gastronomía se dan cita en un escenario de impecables paisajes y acogedores habitantes. Se puede realizar un itinerario de 48 horas de diversión, turismo y desconexión.

La Capital Europea de la Cultura de 2018, Valletta, es el lugar idóneo para comenzar la visita. Al ser una ciudad pequeña es estupenda para recorrerla a pie. Tras entrar por la nueva City Gate diseñada por Renzo Piano, nuestra primera parada nos lleva a la Co-Catedral de San Juan. Construida para la Orden de los Caballeros de San Juan, es una verdadera joya de la arquitectura barroca y cuenta en su interior con obras de gran valor del artista Caravaggio.

Muy cerca se encuentran los jardines Upper Barrakka, creados por los Caballeros de San Juan y desde los que se tienen unas maravillosa vistas del Gran Puerto y de Las Tres Ciudades, a las que iremos por la tarde, no sin antes hacer una visita al Palacio del Gran Maestre, que actualmente alberga la presidencia de la república de Malta o el Fuerte de St. Elmo, escenario de antiguas batallas que sirvió para defender al país de incursiones enemigas.

Para cruzar el Gran Puerto con destino a Las Tres Ciudades, una opción es hacerlo en una dghajsa, barco tradicional maltés similar a una góndola, que hace este recorrido a modo de taxi acuático. Visitar estas ciudades es adentrarse en el primer hogar de Los Caballeros de San Juan, que tenían en Vittoriosa su sede. Vittoriosa merece un tranquilo paseo desde la marina. Allí mismo, se encuentra el Museo Marítimo de Malta, donde puede apreciarse la tradición marítima de las islas, estrechamente relacionada con el Mediterráneo. Recorriendo las tranquilas calles de la ciudad, salen al paso imponentes edificios como el Palacio del Inquisidor, que albergó los tribunales civiles de la Orden de San Juan, y llegamos hasta el Fuerte de St. Angelo, imponente fortaleza sobre el Gran Puerto. De allí se puede ir a Cospicua, la más grande de Las Tres Ciudades, que tiene como edificios de principal interés cultural la Colegiata de la Inmaculada Concepción, las fortificaciones Firenzuola y las Líneas de Santa Margarita. Desde Senglea, la calle principal, Settembru, se llega al Fuerte de San Miguel desde donde las vistas de Valletta, Vittoriosa y el Gran Puerto son espectaculares.

Cenar en Vittoriosa puede ser una inteligente elección gracias a las diferentes propuestas de comida tradicional que ofrece la ciudad, aunque también se puede ir a Valletta o St Julian’s.

Para este segundo día se puede coger o bien en coche o en autobús. Si se elige el coche, recordar que en Malta se conduce por la izquierda. Si, por el contrario, el desplazamiento se hace en bus, tanto los públicos como los turísticos son dos opciones válidas y más económicas que el coche, pero la duración del trayecto es mayor.

Se puede comenzar por el pueblo tradicional pesquero de Marsaxlokk, en el sur de la isla. Hacer coincidir la visita en domingo asegura disfrutar de un animado mercado en el mismo puerto, donde encontrar desde el mejor pescado fresco, como el lampuki, hasta todo tipo de artesanías. Si no coincides con día de mercado, la simple visión del puerto, con los tradicionales luzzu de colores, bien merece la pena. La mejor recompensa tras una mañana en el pueblo más colorido de Malta será disfrutar de una comida tradicional en cualquiera de los muchos restaurantes del puerto donde, por supuesto, el pescado y el marisco son los protagonistas.

Para la tarde, es recomendable visitar Rabat y Mdina. En la ciudad de Rabat, la Domus Romana, o Museo de la Antigüedad Romana, es un ejemplo de la riqueza histórica de la ciudad y reflejo de la vida en tiempos de los romanos. Muy cerca, las Catacumbas de San Pablo son un lugar de especial relevancia para los cristianos, pues en ella se cree que vivió durante un tiempo el propio San Pablo.

Y para rematar la jornada, nada como que visitar una de las joyas de Malta y antigua capital del país, Mdina, a la que se accede caminando desde Rabat. Conocida como la ciudad del silencio, su historia se remonta a más de 4.000 años y su estilo medieval ha llevado a muchas productoras a elegir sus calles como escenario de sus tramas, como es el caso de la popular serie de televisión “Juego de Tronos”.

Visitar la Catedral de Mdina ni el Palazzo Falson, construida en 1495, donde hacerse una idea de cómo era la vida de la clase noble maltesa.

Otra de las visitas aconsejable, es el Pueblo de Popeye, en el noroeste de Malta, cerca de la ciudad de Mellieha. Un auténtico parque de atracciones dedicado a aquel marino que comía espinacas; o el pueblo de pescadores de Zurrieq, en el sur de la isla, desde donde tomar una barca que te llevará a la Gruta Azul.

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