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Anfiteatro romano
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Anfiteatro romano

Diez pistas para descubrir Tarragona

jueves 26 de marzo de 2020, 11:43h
  • Tarragona

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    Parte Alta - Plaza del Fòrum

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    Catedral

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    Mercado Central

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    Capilla de Sant Pau - Seminario

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    Concurso de Castells

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    Castells monumento

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    Serrallo y Puerto

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    Gastronomía excelsa

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    15 kilómetros de playas - Playa del Miracle

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    Rambla Nova - Balcón al Mediterráneo

En Tarragona, la historia sale de las piedras y cobra vida. Porque es mucho más que un inmenso museo al aire libre de la época romana, uno de sus tres Patrimonios de la Humanidad junto con los castells y la dieta mediterránea. Tarragona es también encanto medieval, es belleza modernista, es vocación marinera… Un crisol de fascinantes vivencias que podrían sintetizarse en una: apoyarse en la majestuosa barandilla de su ‘Balcón al Mediterráneo’, respirar profundamente… y empezar a soñar.

Pocas son las ciudades en las que pasado y presente se fusionan en una simbiosis tal que convierte el paso del tiempo en un espectáculo urbano en sí mismo Y menos las que pueden presumir de tres Patrimonios de la Humanidad por la Unesco. Fascinante y variopinta, Tarragona atrapa, cautiva, seduce. Estas son 10 pistas indispensables para descubrir e inhalar la más pura esencia de Tarragona.

El Anfiteatro romano. La joya de Tarraco, símbolo de una cultura gestada en el siglo III a.C. cuando los romanos fundaron aquí su primera fortificación más allá de la Península Itálica. Lo arropa una fascinante ruta con otros monumentos como el Circo, el Teatro, las Murallas, el Acueducto, el Foro… y una gran maqueta que la unifica.

La Part Alta. Así se conoce al casco antiguo. Un laberinto de callejuelas –algunas fascinantes, como la Baixada de la Misericordia, en curva– y plazas como la de la Font, sede del Ayuntamiento, o la plaza del Fòrum, con mercado al aire libre.

La Catedral. Del siglo XII-XIV, está dedicada a Santa Tecla, patrona de la ciudad. Con un impresionante rosetón en su fachada, es el epicentro de una ruta medieval que transcurre ­–entre otras­­– por la calle Mayor o la porticada calle Mercería.

Mercado Central. Referente modernista de otra ruta que incluye 31 edificios, la mayoría en la Rambla Nova, y el Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, que acoge las dos primeras obras de Gaudí cuando era estudiante de arquitectura.

La Capilla de Sant Pau. Integrada en el edificio del Seminario, es una de las joyas de la ruta de los Primeros Cristianos, que cuenta con otros lugares como el Museo y Necrópolis Paleocristianos, el Museo Diocesano o el conjunto de Centcelles.

Los Castells. Un monumento en la Rambla Nova representa esta gran tradición. La ciudad cuenta con cuatro colles y acoge todos los años pares en su Tarraco Arena Plaza (octubre) el Concurso de Castells, el más importante del mundo casteller.

El Serrallo. El barrio marinero, gestado a mediados del siglo XIX, arropa al muelle pesquero, con sus vetustas barcas, un conjunto de bellas casas de fachadas coloreadas, la Lonja, el Museo del Puerto y el Moll de Costa, espacio de paseo y ocio.

Gastronomía excelsa. Más allá del romesco, su plato estrella, su dieta mediterránea, Patrimonio de la Humanidad, se nutre de los frutos del mar (marisco, gamba roja, pescado azul), de la huerta (calçots)… y los vinos de la D.O. Tarragona.

15 kilómetros de playas. Tarragona es una capital mediterránea que mira y toca al mar como lo prueban sus 7 playas y 3 calas. Entre ellas, dos notables arenales sin salir del entorno urbano: Playa del Miracle, frente al Anfiteatro romano, y l’Arrabassada.

Rambla Nova. La más majestuosa pasarela desde el epicentro urbano de Tarragona –plaza Imperial Tarraco– hasta el mar. 700 metros plagados de árboles, terrazas, tiendas, casas modernistas y señoriales, y un gran paseo central. Y al final, otra joya modernista, el Balcón al Mediterráneo, al que a diario acuden tarraconenses y foráneos para cumplir la tradición de tocar ferro (tocar hierro) apelando a la buena suerte mientras admiran el Mare Nostrum desde tan majestuoso palco urbano.

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