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Kenrokuen, Korakuen y Kairakuen: los tres grandes jardines japoneses

Los jardines son una de las grandes atracciones japonesas que cautivan con su belleza a todo aquel que se adentra en sus caminos. Los jardines son una parada obligatoria en cada visita al país nipón. Y estos tres son los imprescindibles.

La cultura japonesa está estrechamente relacionada con la naturaleza y un ejemplo son, precisamente, los jardines, famosos en todo el mundo por la estética tan particular que tienen. Los podemos encontrar en las casas tradicionales japonesas, rodeando los templos, monumentos y edificios más importantes. Cada una de estas representaciones esconden un significado profundo, como una pequeña obra de arte formada solo por elementos naturales.

Kairakuen es conocido por el espectáculo de los cerezos en flor, y, también es famoso por las flores de sus más de 3.000 ciruelos

Y es que un jardín japonés no es solo una colección de rocas, gravas y arboles bonsai. El verdadero jardín japonés es una mezcla muy cuidadosa y equilibrada de una estética ancestral cargada de tradición, simbolismo y espiritualidad que declara un respeto y comprensión únicos de la naturaleza.

Cada visitante puede tener sus favoritos, pero esta vez hay que centrarse en los tres grandes jardines japoneses:

Jardín Kenrokuen

Uno de los tres jardines más famosos de Japón…

Durante su reinado sobre los dominios Kaga, la familia Maeda creó durante varios siglos el que hoy en día es uno de los grandes jardines japoneses, el jardín Kenrokuen. Este gran atractivo turístico de Kanazawa, en la prefectura de Ishikawa, es el lugar perfecto para dar un paseo sea cual sea la época del año, donde los colores estacionales inundan sus caminos. Su nombre significa ‘jardín que combina seis características’, espacio, retiro, artificio, antigüedad, agua y vistas, y este jardín hace honor a él, pocos en todo Japón aglutinan tan bien estas características.

Estanques, faroles de piedra, cascadas, caminos empedrados, puentes, riachuelos, casas del té y colinas artificiales, todos los rasgos de un jardín japonés tradicional están presentes en este verde diseñado para la meditación durante la época feudal.

Cualquier estación es buena para adentrarse y relajarse por sus caminos. En primavera los ciruelos y los cerezos florecen, en verano, la azalea. En otoño, las hojas de arce japonés tiñen el paisaje de un tono rojizo y es en esta época cuando se hace el “momijigari”, palabra que hace referencia al paseo para la contemplación de las hojas otoñales de arce y, este jardín, es el enclave idóneo para ello. Durante el invierno, los pinos nevados junto al estanque ofrecen una postal romántica, donde los árboles también se iluminan un corto período en los meses de enero y febrero. Es habitual ver en estas fechas los pinos con una especie de paraguas de cuerdas sujetas desde un poste desde la punta hasta las ramas más bajas, esto es la técnica de yukizuri, que sirve para preservar las ramas de los árboles y evitar que se rompan por el peso de la nieve de las grandes nevadas que caen en invierno, sobre todo se hace en árboles viejos, como el famoso pino ancestral de 200 años de Kenrokuen. Los yukizuri se empiezan a montar el 1 de noviembre y se retiran alrededor del 15 de marzo.

En el extremo sureste del jardín, se encuentra una casa de campo construida en 1863 por el daimio Nariyasu Maeda, como lugar de retiro para su madre. Esta enorme edificación de dos plantas está construida en dos estilos arquitectónicos diferentes: la planta principal pertenece al estilo denominado buke-shoin, una estancia formal para recibir invitados y el diseño de la segunda planta se llama sukiya-shoin, con un acabado en color rojo, azul y púrpura, que aporta un ambiente más distendido y relajado. Hoy en día la casa Seisonkaku se utiliza como museo, con muestras de muñecas, libros ilustrados y cuadros.

La familia Maeda creó durante varios siglos el que hoy en día es uno de los grandes jardines japoneses, el Kenrokuen

NO HAY QUE PERDERSE:

  • La fuente de agua bombeada de forma natural bajo el estanque de Kasumigaike, que alcanza una altura de 3,5 metros.
  • La casa de Seisonkaku, que presume de dos estilos arquitectónicos diferentes.
  • Kotojitoro, el farol de piedra y símbolo del jardín, conocido por su diseño de dos soportes.

Jardín Korakuen

Un oasis urbano en el corazón de Tokio…

Designado como lugar de interés histórico y cultural, este gran jardín japonés, Korakuen, cuenta con tres Estrellas Michelín. De gran reputación, es un lugar que cautiva a todos los visitantes con su belleza y que te acercará a la era en la que los señores de la nobleza paseaban por cuidados jardines con casas del té tradicionales y estanques llenos de carpas japonesas. Con una extensión de 14 hectáreas, estos jardines cuentan con una plantación de té, un aviario, varios estanques y casas del té y otros lugares de descanso originales del daimyo, el señor feudal japonés.

Entre marzo y mediados de abril la plantación de 100 ciruelos del jardín da la bienvenida a la primavera con una suave paleta de blancos y rosas. En verano es el jardín de lirios japoneses, blancos y morados, el que florece y el puente de madera que serpentea sobre el riachuelo aporta el contaste perfecto a esta explosión de color. En esta época, el jardín se ilumina con linternas de bambú talladas que parecen brotar del suelo para guiar el camino. El otoño trae consigo una rica paleta de rojos, naranjas, marrones y amarillos, que se recrea especialmente en el bosque Chishio-no-mori, donde las hojas de los arces cambian de color para luego alejarse volando en la fresca brisa otoñal.

Uno de los puntos clave del jardín es el mirador en la colina Yuishinzan, con vistas al estanque más grande del lugar, el pintoresco Sawa-no-Ike, y al castillo de Okayama, al otro lado del río Asahi. Siendo un lugar perfecto para llevarse un recuerdo fotográfico. Otra zona espectacular es el aviario de grullas, donde estos magníficos pájaros se liberan para celebrar el día de Año Nuevo.

Otros de los eventos que tienen lugar en el Korakuen tiene lugar en mayo, donde mujeres con el kimono tradicional recogen té en la plantación del lugar y en junio, donde se realiza una ceremonia para plantar arroz.

Designado como lugar de interés histórico y cultural, el Korakuen, cuenta con tres Estrellas Michelín

UNOS POCOS DATOS:

  • El nombre Korakuen viene de un poema que dice que la felicidad del pueblo está por encima de la del gobernante.
  • El Puente de la Luna Llena reflejado en el agua está diseñado para crear la ilusión de una lena llena.
  • Visitar en primavera para ver los cerezos llorones y en otoño para ver las hojas de arce.

Jardín Kairakuen

Un jardín paisajístico diseñado por un señor feudal para reducir la presión arterial…

El último de los tres grandes jardines también es una de las principales atracciones de la prefectura de Ibaraki. Construido hace casi 170 años por el señor feudal Tokugawa Nariaki, el parque estaba abierto tanto a señores feudales como al público en general, algo poco común. Su nombre significa “un parque en el que todos pueden relajarse”, y las 13 hectáreas del exuberante jardín, que incluyen bosques de bambú y cedros, son ideales para disfrutar de una tranquila escapada. Kairakuen se diseñó como lugar de serena contemplación y, en su origen, sirvió para que los estudiantes se relajaran y revitalizaran después de un extenuante entrenamiento en la escuela militar Kodokan de Mito. Al igual que la gran mayoría de parques y jardines de Japón, Kairakuen es conocido por el espectáculo de los cerezos en flor, pero, además, también es famoso por las flores de sus más de 3.000 ciruelos que florecen cada año, a finales de invierno, transformando el jardín en un universo de tonos rojos, rosas y blancos. Así, el Festival de los Ciruelos de Mito es una gran celebración que atrae a visitantes de todo Japón.

El lago Senba, conocido como “oasis de Mito” se ubica en el jardín y está habitados por cisnes. Para contemplarlos de cerca, Kairakuen ofrece paseos en barco por el lago donde disfrutar del espectáculo de las aves desde el agua. Además, por la noche la zona se ilumina con un impresionante juego de luces decorativas.

NO HAY QUE PERDERSE:

  • Flores exuberantes y espectaculares colores durante todo el año.
  • El Festival de los Ciruelos de Mito, con sus 3.000 ciruelos en flor.
  • Lugares históricos, como el santuario Tokiwa y la Mansión Kobuntei.
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