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Gante, la ciudad flamenca que combina patrimonio y futuro
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Gante, la ciudad flamenca que combina patrimonio y futuro

Entre castillos medievales, arte flamenco, canales de ensueño y una revolución verde que marca tendencia, Gante se consolida como la ciudad más creativa y alternativa de Bélgica.

Ni tan turística como Brujas ni tan institucional como Bruselas, Gante (Gent, en flamenco) es la gran revelación de Flandes. Su centro histórico, de raíces medievales, convive con una escena cultural efervescente, rincones de arte urbano y un compromiso con la sostenibilidad que la ha convertido en referente europeo. Pasear por sus calles empedradas, navegar entre sus canales, disfrutar de una cerveza artesanal al atardecer o perderse entre sus plazas llenas de vida es descubrir una ciudad que mira al pasado con orgullo y al futuro con determinación. Ideal para una escapada estival, Gante encarna la esencia flamenca del siglo XXI: acogedora, creativa y con un encanto que se queda en la memoria.

Gante se consolida como la ciudad más creativa y alternativa de Bélgica

Una ciudad con doble reflejo

Gante se mira en sus canales de aguas tranquilas, pero también en el espejo de su propia historia. En la Edad Media, fue una de las urbes más prósperas de Europa, gracias a un floreciente comercio textil que impulsó su riqueza y poder. Hoy, ese legado histórico se siente en cada puente de piedra, en las elegantes fachadas escalonadas y en el aire orgulloso que todavía envuelve a sus habitantes.

Sin embargo, Gante no se queda anclada en el pasado. Es también una ciudad vibrante y joven, impregnada de espíritu universitario y una creatividad que brota en cada rincón. Bicicletas que cruzan sus calles, grafitis que dan vida a muros, música electrónica que resuena en clubes nocturnos y el arte clásico que se exhibe en museos conviven en perfecta armonía.

El resultado es una ciudad viva y equilibrada, un espacio donde la tradición y la modernidad no compiten, sino que se abrazan para crear una identidad única. Gante invita a descubrir un lugar abierto, dinámico y auténtico, donde cada reflejo —el del agua y el del tiempo— nos cuenta una historia fascinante.

Castillos, torres y un cordero místico

El Gravensteen, conocido como el Castillo de los Condes de Flandes, es el punto de partida ideal para sumergirse en la esencia de Gante. Construido en el siglo XII, este imponente castillo rodeado por un foso, con sus torres almenadas y laberínticos pasadizos, parece extraído de un cuento medieval. Subir a su terraza regala una de las panorámicas más impresionantes del casco antiguo, donde se alinean las tres emblemáticas torres de la ciudad: la majestuosa Catedral de San Bavón, el histórico campanario Belfort y la robusta torre de la iglesia de San Nicolás.

Dentro de la Catedral de San Bavón aguarda una joya del arte universal: el Políptico del Cordero Místico, una obra maestra de los hermanos Van Eyck fechada en 1432. Considerada una de las pinturas más influyentes de la historia del arte, esta pieza ha sido recientemente restaurada para devolverle todo su esplendor. Su realismo impresionante, su carga simbólica profunda y la emoción que despierta en cualquier espectador, incluso en quienes no son expertos, la convierten en una visita imprescindible para comprender el alma artística y espiritual de Gante.

Canales navegables y plazas llenas de vida

Gante se descubre a pie, en bicicleta… o navegando suavemente por sus pintorescos canales. Estas vías fluviales, que cruzan el corazón del casco histórico como venas serenas, ofrecen una perspectiva única y relajante de la ciudad. Desde el agua se contemplan antiguos muelles, los históricos gremios, almacenes que hoy son acogedores cafés y librerías, y las elegantes fachadas medievales que se reflejan con magia en la superficie tranquila de los canales.

Gante encarna la esencia flamenca del siglo XXI

Las plazas principales —como la animada Korenmarkt o la emblemática Vrijdagmarkt— son el alma social de Gante, especialmente en verano. Terrazas al aire libre invitan a sentarse, mientras músicos callejeros llenan el aire de melodías que se entrelazan con las voces de turistas y locales. Este ambiente vibrante pero relajado convierte a Gante en una ciudad acogedora y llena de vida, donde siempre hay algo por descubrir sin la sensación de agobio que suelen provocar otros destinos turísticos.

Capital ecológica y ciudad para vivir lento

Gante se ha consolidado como una de las ciudades más sostenibles y ecológicas de Europa. Su centro histórico es casi un santuario para peatones y ciclistas, con calles donde el ruido de los motores ha dado paso a la tranquilidad del paso humano y la brisa fresca. El transporte público es eficiente y accesible, las zonas verdes abundan y las políticas municipales apuestan decididamente por la energía limpia y la movilidad sostenible. Aquí se vive sin prisa, un estilo de vida que se respira en cada rincón: en las conversaciones pausadas de las terrazas, en la serenidad de los mercadillos al aire libre, en la fluidez sin estrés con la que los habitantes se desplazan por la ciudad.

Además, Gante es la capital vegetariana de Bélgica y un referente mundial en alimentación consciente. Fue pionera en instaurar el primer “jueves vegetariano” institucionalizado, una iniciativa que ha inspirado a muchas otras ciudades. Su oferta gastronómica incluye una amplia variedad de restaurantes veganos, ecológicos y de cocina creativa que celebran el producto local y de temporada. Comer sano, respetuoso con el medio ambiente y delicioso forma parte esencial del estilo de vida gantesa, una invitación para saborear la ciudad con todos los sentidos y en armonía con la naturaleza.

El arte urbano de Gante se despliega vibrante en espacios como Graffiti Street

Cultura contemporánea y arte urbano

La esencia joven y alternativa de Gante late con fuerza en cada rincón de la ciudad. El arte urbano se despliega vibrante en espacios como Graffiti Street, un callejón que funciona como lienzo vivo, donde las expresiones visuales cambian constantemente y reflejan el pulso creativo de la urbe. Pero la cultura gantesa no se limita a la calle: el SMAK, museo de arte contemporáneo, y el MSK, con sus tesoros de grandes maestros flamencos, ofrecen un diálogo fascinante entre tradición y modernidad. Además, galerías independientes y espacios emergentes surgen por toda la ciudad, creando un ecosistema artístico diverso y en constante evolución.

En agosto, Gante se transforma en un epicentro cultural, vibrando con festivales de música, teatro, diseño y cultura. Eventos emblemáticos como el Gent Jazz Festival y el Boomtown llenan de energía la ciudad, mientras que conciertos gratuitos al aire libre en parques y plazas invitan a disfrutar de la creatividad local bajo el cielo estival. La escena creativa, muy ligada al diseño gráfico, la ilustración, la música electrónica y el cine de autor, convierte a Gante en un lugar donde cada esquina es una historia por descubrir.

Gante es la ciudad perfecta para quienes buscan una experiencia cultural auténtica, sin aglomeraciones, con historia y creatividad en equilibrio. Un lugar donde el pasado se refleja en los canales, el presente se saborea en cada bistró local y el futuro se escribe con tinta verde, sostenible y humana.

Gante no es solo una ciudad medieval con encanto. Es un estilo de vida. Un lugar donde el arte brota de las paredes, la historia se camina y el tiempo parece ir más lento.

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