En cada estación del año, durante un fin de semana Namur se convierte en la capital de la cerveza, e invita a saborear y disfrutar distintas variedades locales.
La cerveza en Valonia es más que una bebida: es cultura, es encuentro, es hospitalidad. Entre todas sus ciudades, Namur se ha ganado el título de capital cervecera, por sus festivales, su patrimonio, y porque en cada estación ofrece una manera distinta de descubrirla. La ciudad propone un viaje a través del año en el que tradición, paisaje y gastronomía se combinan con los sabores de la cerveza belga.
En primavera, cuando los días se alargan y las terrazas se llenan, el Fest’IPA celebra las India Pale Ale en todas sus variantes. A continuación, en verano, el protagonismo lo tienen las cervezas de terroir, elaboradas con ingredientes locales que ponen en valor la riqueza agrícola de la región. Cuando llega el invierno, con su aire festivo, la invitación es a probar cervezas especiadas y de alta graduación, pensadas para acompañar las celebraciones navideñas.
Pero es en otoño cuando Namur alcanza su mejor momento. Los parques y calles se cubren de tonos ocres y dorados. El aire fresco anima a entrar en bares y cervecerías. Las salas de degustación se llenan de un ambiente cálido y acogedor. Todo invita a bajar el ritmo y a disfrutar de sabores más intensos.
El encanto del otoño en Namur
En ese marco tiene lugar el Stout Sûre Meuse, evento que se realizará los días 14 y 15 de noviembre en la Église désacralisée La Nef (2 Rue Saint-Nicolas, Namur). Si bien es una de las cuatro citas que trae el calendario, encaja a la perfección con la estación: un encuentro con cervezas oscuras y ácidas, de carácter profundo. Stouts, porters o sour ales que encuentran en el otoño su mejor aliado. Más que un festival, es una excusa para descubrir la ciudad en el momento más evocador del año.
Visitar Namur en otoño es vivir una experiencia que va más allá de la cerveza. Es pasear por su casco histórico mientras las hojas cubren el suelo. Es asomarse a la Ciudadela y contemplar el Mosa rodeado de colores cálidos. Es entrar en un bar y dejarse guiar por la recomendación de los expertos, que hablan de su oficio con orgullo y sencillez.
Una ciudad que respira cerveza todo el año
La ciudad ofrece lugares que se han convertido en paradas obligadas. Barnabeer, con más de 300 referencias en su carta, combina clásicos belgas con ediciones limitadas. A pocos kilómetros, la histórica Brasserie du Bocq, fundada en 1858, permite descubrir la elaboración de la célebre Blanche de Namur. Y en pleno centro, la Brasserie Artisanale de Namur muestra la frescura de la escena artesanal con cervezas como La Houppe o Jambes en l’air.
Para quienes buscan una inmersión más completa, el Beery Trip de Hoptimalt ofrece un recorrido guiado —también en español— que combina bares, talleres y degustaciones. Es una forma diferente de conocer Namur: paseando por sus calles, entrando en locales con historia, aprendiendo los secretos de la elaboración.
La experiencia se completa en la mesa. La gastronomía valona aporta quesos, embutidos y recetas de abadía que encuentran en la cerveza su mejor acompañante. Los maridajes permiten descubrir otra dimensión de los sabores y añaden un valor cultural al viaje.
Una invitación a descubrir Valonia
Namur no es solo un destino cervecero. Es una ciudad viva, con patrimonio, con historia y con un paisaje urbano que cambia con cada estación. La cerveza es el hilo conductor que conecta todo ello y convierte cada visita en una experiencia distinta.
En otoño, esa conexión alcanza su punto más alto. El aire fresco, los colores de la ciudad y la intensidad de las cervezas oscuras y ácidas crean un ambiente difícil de replicar en otro momento del año. El Stout Sûre Meuse es parte de esa vivencia, pero lo que realmente define la estación es el conjunto: el ambiente, la hospitalidad, la riqueza cultural y gastronómica de Namur.
Por eso, este otoño, la invitación es clara: viajar a Namur para vivir su estación más auténtica. Los días 14 y 15 de noviembre son la ocasión perfecta para hacerlo, pero cualquier momento del otoño valón ofrece esa mezcla de patrimonio, sabores y sensaciones que hacen de la ciudad un destino inolvidable.