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Casa Velha do Palheiro, Funchal, Madeira
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Casa Velha do Palheiro, Funchal, Madeira

Madeira, Italia, Ecuador y Sudáfrica destinos donde encontrar hermosos jardines en flor

martes 29 de marzo de 2022, 08:27h

Con prados silvestres o césped impecable, fragancias florales, aroma a hierba recién cortada, macizos de flores, quioscos cenadores…

No importa en qué lugar del mundo estemos, un jardín es una invitación a viajar dentro de un viaje, una oportunidad para respirar y fundirse con la naturaleza.

Relais & Châteaux Casa Velha do Palheiro, Funchal, Madeira. Un paraíso verde que mira al mar.

En 1804, el conde de Carvalhal construyó su quinta con vistas al océano Atlántico. Apasionado de la botánica y viajero experimentado, plantó miles de flores (hibiscos, buganvillas, jacarandás y camelias) y árboles, algunos de ellos con más de doscientos años, incluido el impresionante pohutukawa de Nueva Zelanda. Su colección pasó a ser conocida como los legendarios jardines de Palheiro. Muchas de las plantas originales todavía son cuidadas por la familia Blandy, y especies nuevas, aunque endémicas, se introducen periódicamente en el parque de 150 hectáreas. Un tesoro vivo.

Relais & Châteaux Ballynahinch Castle, Connemara, Ireland. Un parque sin fronteras.

Este castillo de cuento de hadas integrado en la naturaleza se erige en una propiedad de 276 hectáreas, rodeada de campo, lagos, ríos y bosques. Los prados se extienden lánguidamente hasta las orillas del Owenmore y los árboles contemplan su reflejo en sus aguas repletas de peces. Los espacios vírgenes protegidos se entremezclan con áreas ajardinadas. Hay un jardín amurallado reservado para los huéspedes, quienes pueden explorarlo en compañía del jardinero, que cuida como un padre de sus flores y frutos.

Relais & Châteaux Villa Gallici, Aix-en-Provence, France. Exuberancia italiana.

A poco más de 500 metros del centro histórico de la ciudad, tras la puerta de hierro de la villa, esta residencia del siglo XVIII destila encanto florentino a lo largo de siete acres de exuberante vegetación, entre aromas de lavanda y rosas. Los macizos de flores cambian de color a medida que pasan las estaciones, mientras que los cipreses extienden sus ramas hacia el cielo y los plátanos centenarios brindan a las diosas de piedra una agradable sombra. El jardinero, experto en el arte del topiari, poda meticulosamente las ramas, creando un caleidoscopio de esculturas contemporáneas que inspira a los visitantes a dar un paseo romántico.

Relais & Châteaux Landgoed Hotel Het Roode Koper, Ermelo, Países Bajos. Unidos a la tierra.

Los rosales, alineados como si estuvieran en un desfile, bordean los cuadrados de césped. Y ni una sola hoja sobresale de los setos de boj que cubren la finca de casi 3.000 hectáreas, diseñada al estilo inglés. Un precioso jardín, mezcla de magia, excentricidad y nobleza, se extiende alrededor de las distintas edificaciones: una casa principal tradicional, un cottage y algunas residencias con encanto salpicadas entre el bosque de Veluwe –declarado parque natural-- y los páramos cubiertos de brezos. Los huéspedes de la finca, anteriormente propiedad de un conde de la Indonesia holandesa, se pueden adentrar en el bosque en busca de animales salvajes… y, a veces, tienen suerte.

Relais & Châteaux Villa della Pergola, Alassio, Italy. Aromas del Mediterráneo.

Salvada in extremis de la especulación inmobiliaria gracias a una iniciativa espontánea de los amantes de los lugares únicos e históricos, La Villa della Pergola cuenta con 15 suites y dos hectáreas de jardín botánico. La palabra paraíso no describe suficientemente su profusión de plantas: se exhiben 5.000 especies, incluidas colecciones absolutamente únicas de agapantos y glicinias. Una gama de colores y aromas embriagadores que inundan los sentidos, uno tras otro, a lo largo de las horas y los meses.

Relais & Châteaux The Inn, Little Washington, Virginia, EE.UU. Una obra maestra en dos colores

En esta bonita posada estilo Hamptons, ubicada en la falda de las montañas Blue Ridge, las 18 habitaciones no tienen nombres de flores, sino de chefs famosos. Sin embargo, al chef Patrick O'Connell y a los comensales de su restaurante, con tres estrellas Michelin, les encanta pasear por sus jardines salpicados de flores azules, malvas y amarillas. También les encanta curiosear por el invernadero y caminar bajo la pérgola cubierta de plantas. En definitiva, un entorno rural donde vivir una experiencia epicúrea y excepcional, a solo una hora en coche de Washington.

Relais & Châteaux Hotel del Parque, Guayaquil, Ecuador. Explosión tropical

Rodeada por la humedad del Pacífico, esta elegante casa colonial, que estuvo a punto de ser destruida hace 40 años, brinda un merecido descanso a los huéspedes. Salvada, trasladada tablón a tablón y reconstruida a orillas del río Daule, alberga un enorme jardín tropical escondido donde plataneros, cacaoteros, plantas saprófitas, orquídeas y helechos se abren paso hasta en el más mínimo espacio. Cada una de sus 44 habitaciones tiene vistas a este exuberante enclave, en el que los loros y los monos araña compiten por el mejor sitio. La selva ecuatoriana en todo su esplendor.

Relais & Châteaux Park Hotel Sonnenhof, Vaduz, Liechtenstein. Verde oleaje.

Con los Alpes y el castillo de Vaduz de fondo, sus amplios jardines están salpicados de grandes matas de hierba mecidas por el viento. Un paisaje tan romántico en invierno –cubierto por un manto de nieve blanca– como en primavera, cuando abren miles de florecillas silvestres, o en otoño, alfombrado con hojas rojizas. Los huéspedes pueden disfrutar junto a los rosales y las enredaderas del hotel, con una copa de vino blanco y un plato de Appenzell, el queso local, que toma el nombre de la región. Hemos encontrado el paraíso.

Relais & Châteaux Delaire Graff Lodges & Spa, Stellenbosch, Suráfrica. Una joya en su estuche.

Ubicado entre viñedos y colinas, sus dieciséis lodges se benefician de una panorámica única que se extiende hasta Table Mountain. Laurence Graff, joyero y propietario del lugar, siente un gran afecto por la biodiversidad y la belleza salvaje de estas tierras africanas. Decidió que 350 plantas nativas que habían sido catalogadas por un botánico convivieran allí junto con especies cultivadas no invasoras y finos viñedos. Como coleccionista de arte africano contemporáneo, ha ampliado su galería más allá de las paredes del edificio, combinando esculturas con sus preciadas plantas. Toda una exposición al aire libre.

Relais & Châteaux Otahuna Lodge, Canterbury, Nueva Zelanda. Pasión por la horticultura.

Esta finca victoriana del siglo XIX, con su mezcla de estilos, merece una visita tanto por sus jardines como por su interior, con carpinterías originales, vidrieras y 17 llamativas chimeneas. A principios del siglo XX, un jardinero sembró narcisos con tanta generosidad que sus corolas amarillas se apoderaron por completo del terreno virgen. La ciudad aprovechó los bulbos sobrantes para dar color a sus espacios públicos. Los narcisos siguen floreciendo en Otahuna Lodge, donde un equipo de jardineros atiende, además, 120 variedades de frutas y verduras que se sirven en su restaurante.

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