Durante la temporada otoñal, Estonia despliega su amplia oferta de eventos y actividades de interior para conocer su cultura, gastronomía y patrimonio desde los rincones más acogedores
En Estonia se dice que “no existe el mal tiempo, solo la ropa inapropiada”, y Tallin lo demuestra: incluso cuando las temperaturas bajan, hay mucho por explorar. Museos de arte, cafés con historia, festivales gastronómicos y castillos invitan a descubrir la capital desde dentro.
Arte, cine y ópera para los días más fríos
La vida cultural de Tallin late con fuerza en noviembre, y no hay mejor plan que sumergirse en museos como el emplazado en el Palacio Kadriorg o el Museo de Arte Kumu, el gran referente artístico del país. Sus salas recorren tres siglos de arte estonio, desde el siglo XVIII hasta hoy, con exposiciones que invitan a reflexionar y conocer las creaciones de nuevas voces del arte contemporáneo.
Los amantes del cine y el espectáculo también encontrarán propuestas de primer nivel. La Ópera Nacional de Estonia, conformada por un teatro y una sala de conciertos y emplazada en un elegante edificio art nouveau, ofrece visitas guiadas antes de cada función, así como de óperas, ballets y musicales como Cabaret o Anna Karenina. Por otro lado, del 7 al 23 de noviembre, la 29ª edición del Festival de Cine Black Nights (PÖFF) reunirá a profesionales y cinéfilos para disfrutar de lo mejor del cine internacional.
Una breve pausa para entrar en calor
Tras un paseo lleno de arte y descubrimiento, nada mejor que una buena taza de café en alguna de las acogedoras cafeterías de Tallin. El Café Maiasmokk, el más antiguo de la ciudad, conserva prácticamente intacto su interior de 1864. Los visitantes pueden degustar pasteles y dulces artesanales, además de explorar la sala de mazapán, donde la historia del dulce cobra vida en exposiciones y demostraciones de pintura de figuras tradicionales.
En la PROTO Invention Factory, el PROTO Café combina un ambiente industrial del siglo XIX con un toque moderno y creativo, siendo el punto de descanso ideal dentro de este centro de entretenimiento, ciencia y realidad virtual. A continuación, experiencias como volar en globo o conducir el primer coche del mundo esperan a los viajeros.
Otra de las llamativas opciones de la ciudad es la cafetería de Maiden’s Tower (Neitsitorn). Situada en una torre defensiva del siglo XIV, permite saborear un café con vistas panorámicas al Jardín del Rey Danés y al casco antiguo medieval, en un entorno histórico y sereno.
Sabores de otoño en Tallin
Más allá de los reconocidos restaurantes locales, estas fechas son perfectas para descubrir la gastronomía estonia. El Festival Tasty Estonia, que se celebra del 15 al 16 de noviembre, es la cita más importante del año dedicada a los sabores de todo el país. Durante dos días, los visitantes pueden disfrutar de degustaciones representativas de las diferentes regiones, asistir a presentaciones de chefs, participar en concursos y actividades familiares, todo ello centrado en los ingredientes autóctonos y la reinterpretación de la cocina tradicional estonia.
También a principios de noviembre, 101 restaurantes de la capital celebran la Tallinn Restaurant Week, una oportunidad para conocer las últimas tendencias culinarias y deleitarse con menús diseñados por los mejores chefs a precios fijos. Se recomienda reservar con antelación.
Viajar al pasado a través de su patrimonio arquitectónico
Independientemente de las condiciones meteorológicas, los amantes de la historia también tienen planes asegurados en Tallin. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, la ciudad conserva intacta su esencia medieval. Su casco histórico guarda tesoros como el Ayuntamiento gótico o Raeapteek, la farmacia más antigua de Europa que haya funcionado ininterrumpidamente en el mismo edificio, así como otros monumentos que conservan el encanto de la histórica zona hanseática.
En Haapsalu, a hora y media de Tallin, también puede visitarse un auténtico castillo medieval del siglo XIII, aunque a pocos kilómetros de la capital hay ejemplos más recientes de edificios con aspecto de castillo de cuento. Las históricas casas solariegas de Padise, Kernu Manor & Keller Spa o Keila-Joa, de principios del siglo XIX, ahora albergan hoteles, restaurantes, y spas decorados según la moda de la época. Para una experiencia todavía más inmersiva, el castillo de Laitse incluso organiza cenas con teatro participativo para resolver misteriosos crímenes ocurridos en la mansión.