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Navidades insólitas: Un viaje por los lugares más sorprendentes para celebrar las fiestas
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Navidades insólitas: Un viaje por los lugares más sorprendentes para celebrar las fiestas

La Navidad suele asociarse a postales de nieve, chimeneas encendidas y villancicos que suenan de fondo.

Este reportaje propone un recorrido por los lugares más insólitos del mundo para pasar Navidad

Pero el planeta es mucho más diverso que eso. Allí donde diciembre se vive al revés, donde hace un frío inhumano o donde la Navidad se convierte en un espectáculo luminoso que roza la ciencia ficción, surgen escenarios capaces de transformar por completo la forma en que vivimos estas fiestas.

Este reportaje propone un recorrido por los lugares más insólitos del mundo para pasar Navidad, desde el pueblo más frío del planeta hasta un desierto boliviano teñido de rojo, pasando por la capital mundial de los neones y el parque temático donde Papá Noel es un residente permanente. Un viaje que demuestra que, más allá del árbol y los regalos, la Navidad también puede ser aventura, desconcierto y asombro.

Oymyakon (Rusia): La Navidad en el lugar más frío del mundo

Celebrar la Navidad en Oymyakon es, literalmente, viajar al extremo. Este pequeño pueblo de Siberia presume de uno de los récords más intimidantes del planeta: las temperaturas más bajas jamás registradas en una zona habitada, llegando a rozar los –60 °C en invierno.

Celebrar la Navidad en Oymyakon es, literalmente, viajar al extremo

En Navidad, la oscuridad domina las horas del día: apenas unas pocas de luz azulada que se reflejan en un paisaje inmóvil, donde la nieve se convierte en materia sólida y los árboles crujen como si tuvieran vida propia. Quien pasa allí las fiestas lo hace entre columnas de hielo que se elevan en forma de vapor solidificado y un silencio tan rotundo que parece suspendido en el aire.

Las celebraciones son íntimas, centradas en la comunidad y en tradiciones que han sobrevivido al clima extremo. Aquí la Navidad no es consumista ni ruidosa: es resistencia, calor humano y un recordatorio de que la vida también late en los límites del mundo.
Para los viajeros más extremos, pasar la Navidad en Oymyakon es una experiencia casi espiritual: el descubrimiento de un planeta paralelo donde la nieve no se derrite jamás y donde un respiro al aire exterior puede convertirse en arte helado alrededor de la bufanda.

Tupiza (Bolivia): Una Navidad rojiza entre desiertos y quebradas

Si Oymyakon es la Navidad en el hielo absoluto, Tupiza es su opuesto perfecto. Situada en el sur de Bolivia, esta localidad sorprende a los viajeros con un escenario que parece sacado de un western: quebradas rojizas, formaciones rocosas imposibles y un desierto cálido que en diciembre ofrece temperaturas ideales para explorar sin sudores extremos.

Aquí la Navidad se vive con un folclore especial: villancicos mezclados con ritmos andinos, pesebres que incorporan llamas y vicuñas, y mercados donde se venden frutas tropicales junto a artesanías altiplánicas. No hay nieve, pero sí un cielo estrellado que convierte las noches navideñas en un espectáculo cósmico difícil de igualar.

Lo más sorprendente para el visitante es la posibilidad de pasar la Navidad recorriendo lugares como el Cañón del Duende, el Valle de los Machos o el Cerro Corazón de Jesús, paisajes cuyo color rojo intenso crea un contraste fascinante con cualquier símbolo navideño. ¿Un árbol de Navidad en medio de un valle desértico? En Tupiza es perfectamente posible.

Disneyland Tokio (Japón): La Navidad más kawaii del planeta

En la lista de lugares extraños para pasar Navidad no podía faltar el destino donde la magia es normativa: Disneyland Tokio. Sin embargo, este parque ofrece una experiencia navideña que no se parece a la de otros Disneyland del mundo. Japón adopta la Navidad como una fiesta estética más que religiosa, y lo hace con un espíritu tan minucioso y adorable que termina reinventándola.

Las decoraciones navideñas aquí son un espectáculo propio: luces con precisión japonesa, personajes disfrazados con trajes exclusivos del parque y desfiles donde los clásicos villancicos se mezclan con música pop japonesa. La Navidad en Disneyland Tokio es un viaje a una fantasía hiperdetallada donde la nieve cae de forma artificial —pero en el momento exacto— y donde Papá Noel puede aparecer en versión anime sin que a nadie le sorprenda.

Además, en Japón es tradición cenar en KFC por Navidad, y de alguna manera esa costumbre también se cuela en el parque, generando una mezcla cultural que resulta tan inesperada como encantadora.
Aquí, la Navidad es pura teatralidad, una celebración del exceso visual y la ternura estilizada. Un destino perfecto para quienes disfrutan de las fiestas como un espectáculo sin complejos.

Santa Claus Village (Finlandia): Donde Papá Noel es un vecino más

Si Disneyland Tokio ofrece una Navidad inventada, Santa Claus Village, en la Laponia finlandesa, presume de ser la versión más “auténtica”… aunque siga siendo un producto del turismo moderno.
Rovaniemi, la localidad donde se encuentra, se autoproclama la residencia oficial de Papá Noel, y lo cierto es que lo tiene todo para convencer a quien llega: renos reales, bosques nevados, muñecos de nieve colosales y la opción de cruzar a pie la línea del círculo polar ártico.

Aquí la Navidad no se limita a diciembre: es perpetua. Las actividades combinan tradición lapona con entretenimiento diseñado para familias. Se puede visitar la oficina donde Santa recibe cartas de niños de todo el mundo, hacer excursiones en trineo tirado por huskies y, si el cielo quiere, contemplar la aurora boreal iluminando el paisaje navideño por excelencia.

Aunque resulta un lugar tremendamente turístico, sigue manteniendo un encanto particular: uno puede sentir, aunque sea por unas horas, que ha llegado al origen de todas las postales navideñas.
Un espacio entre lo real y lo imaginario donde, sorprendentemente, nadie parece cuestionar la existencia de Papá Noel.

Si existe un lugar donde la Navidad se vuelve espectáculo total, ese es Las Vegas

Las Vegas (EE. UU.): La Navidad bajo los neones

Si existe un lugar donde la Navidad se vuelve espectáculo total, ese es Las Vegas. En diciembre, la ciudad del pecado se transforma en un escenario navideño hipertrofiado, donde luces y villancicos conviven con blackjack, espectáculos de circo y calles que parecen haber salido de una realidad paralela.

Los casinos despliegan decoraciones extravagantes que incluyen árboles de más de diez metros, esculturas de hielo en interiores y shows tematizados donde Papá Noel puede aparecer haciendo acrobacias o presentando un número de magia.
La temperatura suele ser suave, lo que permite pasear sin agobios por la Strip, que en estas fechas brilla aún más que de costumbre: millones de bombillas, música por todas partes y un ambiente festivo que mezcla turistas, ludópatas, familias curiosas y parejas que buscan una Navidad diferente.

Las Vegas es, ante todo, una Navidad sin reglas: puede ser romántica, absurda, decadente o deslumbrante. Pero nunca aburrida.

Y OTROS DESTINOS IGUALMENTE SORPRENDENTES

La magia de la Navidad no siempre está en lo conocido, sino en lo inesperado

Además de los lugares principales, el mundo ofrece otros escenarios que merecen entrar en esta lista de Navidades insólitas:

– Sídney (Australia): Una Navidad en la playa

Aquí, la Navidad se celebra en pleno verano. El 25 de diciembre, miles de personas se reúnen en Bondi Beach para festejar bajo el sol, con barbacoa, surf y Papás Noel en bañador.

– Reykjavik (Islandia): Navidad entre elfos y Yule Lads

Los islandeses celebran con 13 duendes navideños traviesos, llamados Yule Lads, y un ambiente de fantasía mitológica que mezcla paganismo y cristianismo. Además, la ciudad se cubre de mercados iluminados y nieve suave que la convierte en un decorado de cuento.

– Hong Kong: Navidad entre rascacielos futuristas

Sus rascacielos se iluminan con proyecciones animadas gigantes, y la fiesta mezcla tradiciones occidentales con estética asiática. Todo excesivo, brillante y sorprendentemente festivo.

– Valparaíso (Chile): Navidad en un anfiteatro colorido

Luces multicolores recorren los cerros, los balcones se vuelven escenarios luminosos y el verano convierte la noche del 24 en una celebración al aire libre con sabor a mar.

Y una conclusión: Otra forma de imaginar la Navidad

Viajar en Navidad ya es, de por sí, una experiencia distinta. Pero hacerlo a destinos tan extremos como los de esta selección transforma la fiesta en algo inolvidable. Desde el frío absoluto de Oymyakon hasta las luces infinitas de Las Vegas, pasando por la ternura japonesa de Disneyland Tokio o la espiritualidad desértica de Tupiza, el mundo demuestra que no existe una única manera de vivir estas fechas.

La Navidad puede ser calor o hielo, espectáculo o silencio, tradición o reinvención absoluta. Puede tener renos reales o Papás Noel en bikini, auroras boreales o desiertos rojizos. Lo importante es que, en cualquiera de estos lugares, el viajero descubre algo esencial: que la magia de la Navidad no siempre está en lo conocido, sino en lo inesperado.

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