Son muchos los estudios sobre nuestro consumo de agua pero ninguno demuestra con evidencia científica que cuánto más bebamos, mayores beneficios obtendremos a nivel salud, incluso un exceso podría traernos serios problemas. Por supuesto, tampoco es bueno no beber agua cuando el cuerpo nos lo pide, la deshidratación puede generar graves consecuencias sobre todo en la tercera edad, en bebés y en los meses de más calor, como ocurrirá en unas semanas con la llegada del verano. En general, podemos decir que nuestro sensor de sed es bueno y que deberíamos dejar que nos guíe. Al final, el agua que necesitamos depende de muchos factores y circunstancias, incluyendo nuestro estilo de vida, el deporte que hagamos, el clima, la temperatura, el volumen corporal, el estrés diario, etc.
El mensaje continuo de que debemos estar constantemente bebiendo agua, es algo antinatural: “Hemos vivido durante siglos sin conocer las botellas de agua mineral, sin agua potable en muchos casos… no olvidemos que los alimentos naturales, ya sean frutas, verduras e incluso el pescado, también contienen agua. Un exceso puede interferir en la digestión por contrarrestar los jugos gástricos que son ácidos. Tomar mucha agua también puede hacer que se desbalancee la bomba sodio/potasio u otros electrolitos y minerales” – nos advierte Gonzalo Ruiz Utrilla, biohacker experto en longevidad.
Sin duda, la mejor recomendación sería escuchar nuestro cuerpo y beber solamente agua cuando realmente tengamos sed, ni cerveza u otro tipo de alcohol o bebidas azucaradas/deportivas, sólo agua. Cuando no tengamos sed, mejor café e infusiones que pueden ayudarnos a complementar.
Algunos expertos, incluso algunos médicos, sostienen que beber diariamente entre 1,5 y 2 litros sería lo correcto, pero esta es una teoría bastante general, habría que evaluar en primer lugar a la persona, si es un adulto sano o no, el sexo, el ejercicio que realizan habitualmente y cómo es de exhaustivo, la edad, la dieta que hacemos… en resumen, no podemos generalizar: “Nuestro organismo ha llegado hasta aquí porque sabe autorregularse y conoce bien su relación con el agua. Por tanto, fíate de la sed que tengas y haz caso omiso a las consideraciones de beber X litros de agua, ya que son generales y no dinámicas como es la vida de cada uno”.
Ruiz Utrilla aclara que la deshidratación, no depende únicamente de que no bebemos solamente agua o no tomamos los suficientes alimentos naturales con los minerales necesarios: “Si fuera así, la piel sería la primera en notarlo, para mal. Lo que sí recomiendo es beber más agua durante el día y menos, según nos vamos acercando a la noche y la hora de dormir. Puede ocurrir que si llegamos a la cama con sed, bebamos mucha agua de golpe y tengamos que levantarnos para ir al baño, lo que ocasiona otro problema: estaríamos fragmentando el sueño. Por tanto, mejor llegar hidratados a la hora de dormir y beber menos agua en las horas previas, manera además de tener después un sueño más profundo y reparador”.
¿Estoy bebiendo suficiente agua?
Si no sueles tener sed casi nunca y tu orina es incolora o de color amarillo claro, es muy probable que estés bebiendo agua de manera correcta, aunque puedes consultarlo también con un médico. Si además eres deportista, conviene que bebas antes, durante y después del ejercicio, aunque no de una manera excesiva ya que los riñones no podrían deshacerse de gran parte y causarías un problema a tu organismo totalmente evitable.