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Château de la Treyne, el castillo sobre el Dordoña que salvó al escriba del Louvre
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Château de la Treyne, el castillo sobre el Dordoña que salvó al escriba del Louvre

En el suroeste de Francia, donde los valles del Lot y del Dordoña se entrelazan como los brazos de un cuadro impresionista, se alza un castillo que parece flotar sobre el paisaje. El Château de la Treyne, encaramado sobre un acantilado y rodeado de jardines geométricos y un bosque centenario, no es simplemente un hotel: es un refugio de elegancia atemporal donde la historia, el arte y la naturaleza conviven en perfecta armonía.

Este castillo del siglo XIV, convertido hoy en un exclusivo hotel miembro de la prestigiosa red Relais & Châteaux, es uno de los secretos mejor guardados de Occitania. Su historia es tan fascinante como su silueta recortada contra el cielo: fue bastión medieval, escenario de guerras, refugio noble, morada artística… e incluso, durante un breve pero crucial periodo de la historia reciente, custodio de los tesoros del Louvre.

Donde las piedras cuentan historias

Construido en 1342 por Guillaume y Hughes de Roffilhac, el castillo ocupó una posición estratégica sobre el Dordoña, controlando el paso entre regiones clave del Reino de Francia. Durante siglos, fue bastión defensivo, hogar de linajes ilustres —como los Cluzel, La Ramière o los Cardaillac— y testigo silencioso de revueltas, incendios y reconstrucciones.

En 1586, durante las Guerras de Religión, el castillo fue incendiado por considerarse un refugio hugonote. El Parlamento de Toulouse ordenó su demolición, pero la voluntad de sus propietarios y su valor arquitectónico prevalecieron: piedra a piedra, fue reconstruido con paciencia y devoción.

Bajo el reinado de Luis XIII, el castillo adoptó la silueta que conserva hoy: torres suavizadas, alas residenciales y una distribución pensada más para el confort que para la defensa. Pero su papel más insólito llegaría mucho después.

El Louvre en el Dordoña

En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, el Château de la Treyne vivió uno de los episodios más curiosos de su historia moderna: fue elegido como escondite seguro para algunas de las obras más valiosas del Museo del Louvre, protegidas durante la ocupación alemana.

Entre ellas, descansó en sus estancias una de las esculturas más emblemáticas del arte egipcio: el Escriba Sentado, símbolo del Louvre y pieza capital de la escultura faraónica. Alejado de las bombas y el saqueo, el escriba —con su mirada enigmática y su cuerpo en reposo— encontró en este castillo el lugar ideal para conservarse en silencio.

Lujo con alma

En 1982, el château fue adquirido por la familia Gombert, que emprendió una meticulosa restauración, manteniendo la autenticidad de cada sala, chimenea y moldura, e incorporando los estándares más elevados de hospitalidad. En 1985 abrió sus puertas como hotel, y en 1992 fue admitido en la red Relais & Châteaux, sello que distingue a los mejores hoteles del mundo por su excelencia, su cocina de autor y su carácter único.

Hoy, el Château de la Treyne dispone de 18 habitaciones decoradas con tapices, antigüedades, frescos y textiles nobles. Cada estancia ofrece una experiencia distinta: ya sea con vistas al río, al bosque o a los jardines formales, el huésped se siente parte de un cuento antiguo, sin renunciar al confort contemporáneo.

El hotel es dog friendly, perfecto para quienes viajan con su mascota, y también muy acogedor para familias. Un detalle encantador: la perra labradora de los propietarios recibe a los visitantes como una más del equipo.

Gastronomía entre huertos y estrellas

El restaurante del castillo, galardonado con una estrella Michelin, está dirigido por un chef comprometido con el producto local y de temporada. Muchos de los ingredientes provienen del huerto ecológico propio, y la carta ofrece un delicado equilibrio entre la cocina clásica francesa y la creatividad actual.

La experiencia gastronómica se completa con una bodega selecta, una sala de desayunos con vistas al Dordoña y la posibilidad de disfrutar de un picnic gourmet en los jardines o a orillas del río.

El arte de vivir en el corazón de Francia

Más allá del castillo, la región ofrece infinidad de tesoros: pueblos medievales como Rocamadour y Saint-Cirq-Lapopie, grutas prehistóricas, rutas en bicicleta, viñedos y mercados rurales. El personal del hotel está siempre dispuesto a organizar excursiones personalizadas, paseos en globo, clases de cocina o degustaciones privadas.

Pero quizás lo más valioso del Château de la Treyne es su capacidad para reconciliar al viajero con el tiempo. Aquí, el silencio no es ausencia, sino plenitud. La belleza no es ostentación, sino armonía. Y el lujo, lejos de lo superficial, se expresa en detalles auténticos: una chimenea encendida, una carta escrita a mano, una ventana abierta al río.

CHATEAU DE LA TREYNE

La Treyne, 46200 Lacave, Francia
Teléfono. +33 (0)5 65 27 60 60
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