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© THAIS
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FLAMENCO CON ESENCIA NEGRA

martes 19 de mayo de 2015, 12:00h

Pitingo salió por la puerta grande en la Pradera de San Isidro. Fueron dos horas de actuación en las que no faltó de ná, incluida su familia sobre el escenario para cerrar el concierto. Casi a oscuras, ya sólo quedaban algunos músicos, y el público no abandonaba el lugar, deseaba seguir escuchando, bailando, aplaudiendo…

pitingoPITINGO concedió una entrevista a INOUT VIAJES unos momentos antes de subir al escenario de la Pradera. Un artista de amena y entrañable conversación, tanto que charlamos, charlamos,…y si nos descuidamos hubiésemos seguido hablando hasta el mismo escenario…
Nos recibe impecable, con camisa, pantalón y un foulard a juego, todo en tonos claros, que resaltan su piel morena y sus bien dibujadas canas, sin duda haciendo honor a su nombre artístico: Pitingo (en caló quiere decir “presumido”). Nos sentamos dentro de una pequeña y acogedora ‘roulotte- camerino’ donde hablamos de sus comienzos, su música su familia y también de viajes y de sus lugares preferidos.

Desde sus primeras palabras se desprende su cariñoso trato, que el lector podrá apreciar en sus respuestas, por lo que les dejamos que disfruten de esta conversación.
SU ORIGEN
¿Cuándo nace Pitingo como cantaor?
-No me acuerdo. Era muy pequeño y me daba mucha vergüenza cantar delante de la gente, de mi familia, era muy vergonzoso, igual que mi hijo. Pero luego, con ocho o nueve años empecé a quitarme la vergüenza, un poquito. Sí, fue a esa edad, más o menos.
Comenzaste con el flamenco.
-Sí, con el flamenco, bueno, y los Chichos… lo que se llevaba entonces…
La rumbita y el flamenquito, que ahora se dice.
-Sí, eso, el flamenquito…
¿Es despectivo ese término de flamenquito?
-No, creo que no, es una manera de llamar cariñosamente al flamenco no ortodoxo (se ríe)
Y tú, como te consideras.
-Me considero flamenco, porque soy muy aficionado y me gusta mucho el cante clásico, antiguo, Mairena, la Niña de los Peines…
¿Qué te lleva del flamenco al soul?
-Qué me lleva del flamenco al soul (sonríe al recordar). Un casete, cuando tenía 9 años, allí en mi tierra, en Huelva, por casualidad, había un casete encima de una mesa en casa de mi abuela, y yo preguntaba de quién era y nadie me decía nada, ni de quién era y yo dije para mí. Y lo puse y oí cantar, no sabía quién era entonces, y dije, Dios Santo, esto que es, que voz, que maravilla… Un día pasé por una tienda, en un mercadillo y reconocí la voz cantando en el puesto y le pregunté corriendo al dueño: ¿quién está cantando?, y me dijo: Aretha Franklin. Me tiré un año y medio escuchando solo a Aretha Franklin. Luego seguí escuchando a Marvin Gaye, me gustaba mucho Ray Charles, Sha Ka Khan, Stevie Wonder, son la época Motown…
Buena época….
-Sí. Yo me di cuenta que esa raza, la raza… afroamericana, eran especiales, igual que los gitanos… Diferentes, no mejores ni peores, pero diferentes en el sentir y me obsesioné por esa música y cuando llegué a Madrid…
¿Con qué edad llegaste a Madrid?
-Iba y venía, eso sería con 11 años. Pero estaba yendo y viniendo a mi tierra, no puedo estar mucho tiempo sin ir, tengo que cargar las pilas… Y yo hice aquí, en Madrid, unas pruebas para un coro de góspel, americano, de la base de Torrejón. Y pasé las pruebas, conocía muchas canciones del góspel… Y estuvimos muchos años haciendo góspel, funky, soul, jazz, blues, pero nunca dejé lo que era la pasión mía por el flamenco. Seguía escuchando a Caracol, Antonio Mairena, Enrique Morente, Camarón, y lo seguía estudiando, hasta que un día… se me ocurrió una soleá, pase ese cante con una improvisación, y sin quererlo empecé a hacer a ritmo de soleá, el “wonderful world” de Louis Armstrong. Y así empecé a mezclar los géneros, pero no sabía que nombre ponerle y buscando y dando vueltas surgió “soulería”, por ponerle un nombre (se ríe)
SU MÚSICA
Precisamente Soulería supuso un antes y un después para Pitingo…
-Sí, fue un antes y un después…
¿Cómo se puede explicar ese fenómeno?
-Me llegó de golpe. Quizá el éxito fue demasiado. Porque yo era completamente desconocido. Cantaba en los festivales de flamenco, hacía “soulerías” pero a una escala pequeñita. Iba con dos coristas negros, un percusionista y una guitarra, y así hacíamos los clásicos, "Killing me softly” de Roberta Flack, cosas de los “Boyz to Men”, que lo hacíamos por bulerías. Entonces me hicieron una propuesta y me dijeron: "¿Quieres llevar esto a lo grande". Pero yo decía: "No tengo dinero para llevarlo a lo grande, no tengo ni un duro". Y me contestaron: "No te preocupes, nosotros lo ponemos". Y nos pusimos de acuerdo. Me dieron a elegir un coro de góspel y elegí el coro "Mississippi” de Nueva Orleans, el mejor del mundo y me los traje a todos, me traje a 20 personas desde Mississippi. Éramos 36 personas en el escenario y ahí empezó toda esta locura, porque de ser desconocido pasé en cinco días a ser conocido en toda España y luego ya en muchas partes del mundo.
Pero antes de “Soulería” habías sacado “Pitingo con Habichuelas”...
-Sí, y se tuvo que volver a sacar, y vendió más que cuando salió la primera vez, porque cuando entonces había vendido… no sé si 4 o 5 mil y luego, cuando lo volví a sacar, vendió unos cuarenta mil. Y “Soulería” unos 280.000. Desde entonces sigo llevando esta fórmula, que no es ni mejor ni peor, pero sí es diferente y es lo único en lo que yo puedo sobresalir, porque flamencos que cantan mejor que yo los hay, seguro...
Vamos a ver, los nuevos flamencos, Poveda, Estrella Morente, tú...
-Cantan muy bien, además son amigos míos...
Habéis puesto el flamenco patas arriba, ahora ¿qué va a pasar?
-Pues mira, ya cantar como antes, no se va a poder cantar, eso siempre lo digo, sería de poca vergüenza decir que se canta igual que antes, porque ahora mismo no tenemos necesidades, tenemos para comer, tenemos internet, tenemos de todo y entonces, el cante ha cambiado, las fatigas no son las mismas, no soy una persona que haya pasado fatigas, como cantaba Enrique Morente, como cantaba Camarón, como cantaba la Paquera de Jerez, Antonio Mairena, eso no puede existir porque se pasaba mucha necesidad y ellos no escuchaban grabaciones, tenían que ser autodidactas y estudiar escuchándose unos a otros. Entonces era cuando el flamenco estaba ahí, unido, y ahora... ahora está de otra manera. Por supuesto Miguel es un grande, genial, y Estrella, Arcángel, Argentina, Macanita en Jerez... hay muchísimos, pero por supuesto igual que antes, no.
Tanto tiene que ver el hambre con el flamenco.
-Han ido de la mano. Ahora ya no, por eso hay que cambiar la letra, ya no pega que digas "qué fatigas tengo", porque es que no lo dices ni con fatiga. Las cosas están bien, que llegas a casa te pones tu Canal Plus, tu aire acondicionado, tu calefacción...(no puede evitar reír) Antes si pasaban fatigas, y eso se notaba en la manera de cantar. Eso es igual que los negros...
La esclavitud, los campos de algodón...
-Exactamente, igual, por eso tienen relación, donde hay necesidad hay arte, sale el arte, como dice la canción: “No llores hermana mía, que en la casa de los pobres siempre reina la alegría”…
“Cambio de tercio” es tu nuevo disco, en él has recuperado el flamenco…
-Sí, porque me gusta. También me gustan las canciones que son flamencas… Y me gusta todo lo que sea bueno, pero soy muy aficionado al cante ortodoxo.
¿Para quedarte?
-Porque me apetecía. Por recordar de vez en cuando también que soy cantaor, y lo he hecho con un disco maravilloso en el que colaboran todos los grandes, Estrella Morente, Miguel Poveda, Carmen Linares, Sara Baras...
¿Es difícil conseguir que colaboren?
-No, porque nos conocemos de hace muchos añosy porque nos admiramos unos a otros...
Y os respetáis...
-Sí, muchísimo.
Pero en el mundo del espectáculo pueden existir muchas envidias, como en la vida normal...
-El que es envidioso poco consigue, es envidioso porque no ha conseguido nada o no lo ha conseguido por su forma de ser, pero el que se alegra de lo que consiguen los demás, como Estrella, Miguel, yo, que estamos muy unidos y nos llamamos y "cómo te va" y recibimos una buena noticia y nos damos la enhorabuena, por eso se avanza en la vida, con la mala leche y el critiqueo no llegas a ningún sitio, se van a quedar ahí para eso...
¿Hasta cuándo va a durar Pitingo?
-Hasta que Dios quiera y el público lo diga.
¿No te has puesto fecha?
-Al principio decía que esto serían unos dos o tres añitos, pero llevo once años de éxito y sigo teniendo muchísima ilusión.
¿Se puede vivir de esto?
-Se puede vivir, sobre todo con los pies en la tierra. Cuando tienes más pues tienes más y cuando tienes menos, pues tienes menos. Hay que saber vivir en las dos partes.
Pero la música está pasando también crisis, está complicado con el pirateo, internet…
-Con los conciertos, que es de lo que vivimos… quizá lo único bueno que puede traer todo esto, no es que lo esté defendiendo, pero lo único bueno es que los artistas nos hemos echado a la calle, antes no, antes vendías un millón y medio de discos, hacías cuatro o cinco conciertos y decías vamos que nos vamos. Ahora no, ahora hay que estar en la calle y hacer directos, vamos a mirarlo por esa parte, porque acabar con el pirateo va a ser difícil.
De tus discos, de tus trabajos, ¿De cuál estás más contento, si se puede tener un hijo preferido?
-De cada uno estoy contento. Este último me parece una joya, como exquisito y como trabajo bien hecho... Ahora, el que me ha dado a conocer en el mundo entero ha sido la “soulería”, no el disco, el concepto. Vamos a Miami, vamos a México, vamos a... y todo el mundo me conoce por la “soulería”, ósea, el gitano que hace música soul o góspel con flamenco, y quizás eso sea de lo que estoy más orgulloso a nivel mundial.
¿Qué música además de flamenco escuchas ahora?
-Todo lo que me guste y me ponga el vello de punta. Un día escucho a Pavarotti, que me encanta, como otro día escucho a Antonio Vega, otro día a Whitney Houston, y otro día, no sé, a AC/DC… Todo lo que pellizque que es lo que me vale…
SUS LUGARES
¿Viajar te ha servido tanto para la vida como para la música?
-Para la vida y para darme cuenta de que se ven muchas cosas, muchos sitios tan humildes que dices ¡Dios mío y luego nos quejamos aquí! Con lo que he visto por ahí… Por eso cuando dicen que aquí hay crisis, que la hay, me rio yo de esa crisis, para crisis los sitios en los que he estado. Date una vuelta por el mundo y verás lo que es crisis de verdad, no tener para comer, los niños están tirados por las calles…
¿En qué sitio que no hayas vivido te gustaría vivir?
-En que sitio me gustaría vivir que no haya vivido… (piensa unos segundos) Me gustaría vivir en Cádiz, pero cuando sea más mayor… (y sonríe ampliamente)
¿Qué sitio recomendarías para viajar?
-Cuba (rotundo, sin dudar). Pero la Cuba de verdad, no la turística, estar en Matanzas, Las Lomas… lo que he visto de Cuba, que estuve tres meses para preparar un disco…
Con claras influencias en tu disco…
-“Malecon Street”. Maravilloso. Canté con mucha gente, con Juan Gabriel, conocí a Roger Waters de Pink Floid, Mark Antony, mucha gente, muy contento…
Y POR ÚLTIMO, LA FAMILIA
Cómo se lleva el éxito...
-Bien, bueno, ahora mejor. Al principio no lo llevaba bien, me agobiaba a veces, porque cuando vives tu vida… uno está en la playa, tumbado, tan tranquilo y de repente ves trescientas personas a tu alrededor y te tienes que ir...
Y la gente pidiéndote autógrafos, haciéndote fotos y selfies...
-Y tienes que buscar los rincones que no haya gente... pero también te digo una cosa, el día que no me paren o no me pidan fotos, diré esto es malo, me entiendes... prefiero que me paren, que me molesten, que no molestan porque eso forma parte de mi trabajo y yo decidí dedicarme a esto y esto es lo que hay, y si no te gusta, te tienes que dedicar a otra cosa.
Ser gitano te ha supuesto algún problema.
-No, porque soy mestizo. Entonces veo las dos cosas, por supuesto hay muchos gitanos que me consideran payo por ser mestizo, y muchos payos que me consideran gitano puro, pero lo llevo bien. Las cosas han cambiado, hace 20 años había mucho racismo y todavía hoy lo hay, pero por las dos partes, lo puedo decir... hay muchos payos racistas y muchos gitanos racistas también...
Reconoces eso, estamos en un tiempo de que todo tiene que ser políticamente correcto, decir eso…
-Eso es lo bueno de ser mestizo, que puedo digamos, claramente hablando, criticar a los dos… y también alabar a las dos razas…
Y como se compagina la familia con esta vida…
-Bien, porque me la llevo conmigo…
Pero el niño…
Sí, ya tiene tres años y tiene que empezar la escuela, pero ya nos apañaremos, habrá que ir y venir, porque yo necesito tener cerca a la familia, estar con la familia, esa es parte de mi herencia gitana. (Y sonríe amplia y felizmente)
ALGUNOS DATOS:
Nombre: Antonio Manuel Álvarez Vélez
Nombre artístico: Pitingo (En caló: presumido)
Tiene mujer y un niño de tres años
Nació: Ayamonte (Huelva)
Año: 1980
DISCOS:
Pitingo con Habichuelas (2006): Flamenco con toques de “soulería”.
Soulería (2007/2008): Como su nombre indica, la “soulería” en estado puro.
Olé y Amén (2010): Flamenco, “soulería” y otros cantos.
Malecon Street (2011): Canciones cubanas pasadas por su peculiar estilo.
Cambio de tercio (2014): Vuelta a sus raíces de flamenco ortodoxo.
LA SOULERÍA: "Dícese del resultado de la capacidad para hacer, poniendo el alma, unas determinadas virguerías con la voz, ajustándose en todo momento al compás flamenco más exacto. El soul y el flamenco requieren voces con un color especial y velocidad de ejecución que permita transitar ágilmente por escalas de vértigo. Pitingo cuaja el encuentro de esos dos colores, de esas dos escalas en un solo concepto chipén: flamenco-soul". Ésta es la definición que queda recogida en "Flamenco de la A a la Z. Diccionario de términos del flamenco" (Espasa Calpe, 2007):
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