Desde la Edad Media, se ha utilizado el arsénico para MATAR a rivales y enemigos. Este metal tóxico, que se añadía a alimentos y bebidas, envenenaba lenta y dolorosamente a las víctimas hasta que dejaban de respirar.
Pero este metal asesino no es solo una nota a pie de página de la historia antigua. Porque, aunque la corriente médica principal no habla de ello, la exposición al arsénico es una creciente emergencia sanitaria mundial, que puede derivar en cáncer y otras enfermedades mortales. Amenazando en última instancia las vidas de MILLONES de personas.
Natural… y TÓXICO
El arsénico es un elemento natural en la corteza terrestre, pero en su forma inorgánica es altamente tóxico.
De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al arsénico “una de las 10 sustancias químicas más preocupantes para la salud pública”. Y reconoce que millones de personas en todo el mundo están expuestas al arsénico en concentraciones muy superiores al valor de referencia.
Esto se debe a que se encuentra en el aire, el suelo y el agua. Y si bien el arsénico se puede absorber a través de los pulmones y la piel, la mayor parte de la exposición se produce a través de los alimentos y el agua contaminados que se ingieren todos los días.
Verá, llega a los suministros de agua municipales y al suelo a partir de depósitos naturales en la tierra, o a través de la minería o la agricultura. También se filtra en pozos perforados en rocas y sedimentos ricos en arsénico, lo que crea un GRAN riesgo para la salud.
Además, ciertos alimentos contienen altos niveles de arsénico, especialmente el arroz cocido y productos relacionados, como cereales de arroz, tortitas de arroz e incluso el cereal de arroz para bebés que sus nietos o bisnietos pueden estar comiendo.
Una vez que está expuesto, el arsénico se dirige directamente a sus órganos, provocando un caos en todo el cuerpo.
Por un lado, inhibe la producción de ATP (trifosfato de adenosina). El ATP es el resultado energético que se inicia con la glucosa que al metabolizarse con oxígeno produce ATP. Es decir, la glucosa es el substrato para obtener energía y el ATP su resultado final.
Si se inhibe su producción, esto a su vez altera el funcionamiento normal del cerebro, el corazón y el sistema nervioso.
El arsénico también desencadena estrés oxidativo, lo que provoca inflamación crónica, una de las causas fundamentales de CUALQUIER enfermedad.
Por lo tanto, no sorprende que la exposición prolongada se haya relacionado con enfermedades potencialmente mortales, como el cáncer, las enfermedades cardíacas y la diabetes.
Incluso las dosis BAJAS pueden acumularse y causar náuseas, sangrado, vómitos y diarrea. Pero una dosis ALTA puede causar lentamente la muerte durante varias horas terroríficas.
Deshacer el daño
Algunas áreas de algunos países del país tienen niveles naturalmente altos de arsénico en el agua y el suelo. En Europa, las concentraciones naturales de arsénico son en general bajas, con excepción de las zonas industriales, donde es un subproducto de la metalurgia y de la producción de energía con combustibles fósiles.
Pero no importa DÓNDE viva, es inteligente tomar precauciones para protegerse de una exposición.
Eso comienza por EVITAR el agua de pozos públicos o privados. Y conocer las cifras de los análisis oficiales del agua que sale del grifo de su casa. En caso de que en su zona el agua local no esté siendo analizada, analícela USTED MISMO.
Si descubre sus niveles exceden el límite, es recomendable comprar un filtro de agua para el hogar (de ósmosis inversa para poner en el fregadero o, como opción más asequible, un filtro de mesa).
Y no nos olvidemos del arroz, el principal alimento culpable. Se sabe que tanto el arroz como los productos de arroz orgánicos y cultivados convencionalmente contienen arsénico, por lo que recomiendo reducirlo mucho.
Y consuma verduras crucíferas, como brócoli, coles de Bruselas, coliflor, col rizada y repollo. Contienen sulforafano, que puede desintoxicar el arsénico de su organismo.
También se recomienda dos suplementos que son a la vez desintoxicantes y superestrellas del envejecimiento saludable: la curcumina y el glutatión (L-acetil glutatión).
(Extraído de https://www.saludnutricionbienestar.com/)
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