Modernismo, paseos frente al mar, arte sacro, rutas en bicicleta y zonas comerciales llenas de encanto componen una propuesta cultural y urbana para descubrir Palma en su lado más auténtico.
Este verano, la capital balear ofrece una variedad de planes pensados para complementar cualquier tipo de viaje: desde explorar su legado modernista hasta recorrer la ciudad en bicicleta o disfrutar de un paseo frente al mar. Propuestas culturales, históricas y experienciales para descubrir cada rincón de la ciudad de forma amena y divertida.
La huella del modernismo en Palma
Palma conserva un valioso patrimonio modernista que surgió a finales del siglo XIX y principios del XX, dejando una profunda impronta en su paisaje urbano. Edificios como Can Forteza Rey, el Gran Hotel o Can Casasayas son ejemplos destacados de esta arquitectura, influenciada por el modernismo catalán. Un paseo por el centro histórico permite descubrir fachadas ondulantes, vitrales coloridos y detalles artesanales que convierten a la ciudad en una auténtica joya del modernismo mediterráneo.
Ruta litoral: un paseo frente al mar
Para quienes buscan pasear con vistas al mar, la ruta litoral de Palma es el plan ideal. Un itinerario reconocido como Sendero Azul que recorre el frente marítimo desde Es Portixol hasta Cala Estància. Este paseo, accesible tanto a pie como en bicicleta, atraviesa lugares como Sa Petrolera, una antigua refinería de petróleo hoy reconvertida en espacio cultural; el Passeig del Molinar, perfecto para detenerse en una terraza frente al mar; o Ciutat Jardí, con su amplia playa y ambiente familiar. El recorrido también pasa por el espacio natural protegido de Es Carnatge, hogar de especies autóctonas y punto de interés ambiental. El trayecto culmina en Cala Estància, donde el mar y el horizonte se mezclan en una postal perfecta.
Historia, espiritualidad y arquitectura en el corazón de Palma
Palma ofrece una ruta por el arte sacro que recorre 16 iglesias y conventos emblemáticos del casco histórico. Desde la barroca iglesia de San Juan de Malta hasta el Convento de Santa Clara, pasando por joyas góticas como Santa Cruz o Sant Miquel, el itinerario revela el legado cristiano de la ciudad. Como contrapunto, los baños árabes —uno de los pocos vestigios islámicos conservados— completan esta experiencia cultural en una ciudad marcada por la convivencia de tres grandes civilizaciones.
Una parada imprescindible es la iglesia de Santa Cruz, situada en el antiguo barrio judío. Su interior alberga un retablo mayor del siglo XV y su fachada contrasta con el interior gótico lleno de detalles que reflejan el esplendor religioso de Palma de Mallorca medieval.
Palma sobre dos ruedas
La bicicleta es una de las mejores formas de explorar la ciudad en verano. La ciudad invita a pedalear por rutas como la que recorre el Paseo Marítimo hasta El Arenal, pasando por lugares emblemáticos como la Catedral, Portixol y Playa de Palma. También se puede desviar hacia otros barrios como Santa Catalina o Son Espanyolet, ideales para una pausa gastronómica o cultural.
Tradición, diseño y moda en las calles de Palma
Ir de compras en Palma es una experiencia en sí misma. El elegante Paseo del Borne, conocido como la “milla de oro”, acoge tiendas de lujo y galerías de arte en un entorno sofisticado. En las calles Sant Miquel, Jaime III o el barrio de Santa Catalina, se mezclan tiendas de diseño, moda local, productos artesanales y mercados tradicionales como el de Santa Catalina o el del Olivar. Además, es imprescindible visitar otros comercios emblemáticos como Forn des Teatre, famosa panadería modernista; La Pajarita, la histórica tienda de bombones y charcutería; o Casa Juliá, referente de sombrerería desde hace más de un siglo.