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Los secretos del Castillo de Hisn-Ashar
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Los secretos del Castillo de Hisn-Ashar

lunes 14 de septiembre de 2020, 10:52h

Es uno de los castillos mejor conservados de Córdoba y es conocido dentro y fuera de las rutas de fortalezas y castillos de la provincia.

En el punto más alto del municipio de Iznájar (Córdoba), controlando la localidad y su entorno, se alza una curiosa joya llena de historia y de leyenda: el Castillo de Iznájar (Hisn-Ashar). De origen árabe, sus remodelaciones y reconstrucciones guardan, no solo el paso de los años, sino el devenir de la historia y de sus distintos dueños que han dejado estampada su huella en cada piedra. Su visita no dejará indiferente ni a los viajeros más detallistas porque, más allá de su historia, nos ofrece unas vistas difíciles de olvidar, de hecho, es el único castillo cordobés desde el que podemos admirar un paisaje en el que se mezcla agua –la del Embalse de Iznájar-, cielo y tierra.

Esta impresionante fortaleza se encarga de recibir a todos aquellos que se acerquen a descubrir el pequeño municipio de Iznájar pues está situada en el punto más alto del cerro de piedra caliza sobre el que se asienta la localidad, a unos 533 metros de altura en el Barrio de la Villa. Un símbolo que contribuye activamente a que Iznájar sea considerada como una de las localidades más bellas de España y que también se encarga de darle nombre, derivando del sustantivo “hisn” (castillo) y del adjetivo “al-ashar” (alegre).

Su presencia exterior, coronando la cima del pueblo, es espectacular pero su interior también promete sorprender. No en vano, ya en el centro de su Patio de Armas se encuentra uno de los aljibes mejor conservados de la época. Actualmente, este sistema de recogida de agua de lluvia sigue funcionando y su temperatura interior se mantiene todo el año en 16-17 grados centígrados.

No hay castillo sin leyenda y el Castillo de Iznájar no podía ser menos. La fortaleza cuenta con una gruta natural conocida popularmente como la “Cueva de la Reina”, hoy bajo las aguas del Embalse, que conectaba el arroyo de Priego con La Villa. Cuenta la leyenda que la reina bajaba con sus sirvientas por esta gruta para lavar la ropa en el río y, un día, los caballeros Molero apresaron a una de ellas y la obligaron a entregar las llaves del castillo y así pudieron entrar y conquistarlo.

Por otro lado, esta fortaleza está encuadrada por cuatro torres entre las que destaca la conocida como Torre del Homenaje. Su interior recuerda al poeta español Rafael Alberti que visitó Iznájar varias veces en los años 20 y que incluso dedicó un poema a esta atalaya en su libro “La arboleda perdida”.

Su estructura casi triangular también es especial y es fruto de las distintas remodelaciones que se han aplicado a lo largo de su historia. Tradicionalmente, su construcción comenzó a mediados del S. VIII por constructores hispanogodos y, tras varios cambios, se termina configurando la planta que actualmente presenta en el S. X. Como buen espacio defensivo, su ubicación está pensada para que las escarpadas laderas del norte y noroeste del promontorio sirvan de muralla natural mientras que el resto de la zona, de perfil mucho más suave, permiten el asentamiento de las casas del municipio.

A lo largo de su historia no le han faltado dueños a esta fortaleza debido a su situación estratégica, sobre todo, en la Edad Media al tratarse de un punto clave en las rutas que comunicaban el valle del Río Genil con la Subbética y la campiña cordobesa. Finalmente, en 1991, es adquirido por el Ayuntamiento de Iznájar y pasa a formar parte del patrimonio local. Y muy importante es que el Castillo y Recinto Amurallado de Iznájar tiene la consideración de Bien de Interés Cultural y está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la tipología de Monumento.

Una vez recupera parte de su esplendor, este recinto defensivo se hace visitable y dispone de dos salas en cuyo interior nos aguarda, por un lado, la primera iglesia cristiana construida dentro del recinto amurallado donde, además, se encuentran fotografías de los trabajos de restauración y una exposición de espadas y dagas de la época. Y, por otro, la Sala de las Caballerizas que alberga una exhibición de oficios de la época y piezas artesanales y, a través de ella, se accede a uno de los calabozos.

El Castillo de Iznájar es la excusa perfecta para perderse por las tranquilas calles y plazas de Iznájar, llenas de rincones como el Patio de las Comedias, la Plaza Nueva, la Cruz de San Pedro la Iglesia de Santiago Apóstol, la Plaza de Rafael Alberti o sus impresionantes miradores, el de las Peñas, la Villa, de las Canteras, desde los que disfrutar de las vistas del Embalse de Iznájar, el más grande de toda Andalucía. Una visita que podemos completar disfrutando de la gastronomía iznajeña y descansando en alguno de los más de 120 alojamientos rurales que nos ofrece este municipio situado en plena Subbética Cordobesa y desde el cual podemos animarnos a descubrir todo el centro de Andalucía.

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