Con la primavera, Palma se revela como un escenario donde florecen el arte, la historia y la naturaleza. Durante estos meses, la ciudad balear despliega su esencia más viva, ofreciendo rincones sorprendentes que mezclan la cultura contemporánea con el patrimonio natural de forma única.
Jardines con historia
Palma también se descubre a través de sus jardines urbanos, muchos de ellos ligados a momentos históricos. Los Jardines de S’Hort del Rei, junto al Palacio de la Almudaina, fueron originalmente una huerta real de la época musulmana, y hoy conservan su trazado geométrico, con fuentes, pérgolas y esculturas entre cipreses y naranjos. Son un ejemplo vivo de cómo la ciudad ha sabido integrar su pasado andalusí en el presente.
Otro pulmón verde destacado es el Parque de Sa Feixina, ubicado en el barrio de Santa Catalina. Su origen se remonta a los años 40 y fue concebido como un espacio de encuentro y recreo urbano. Hoy es uno de los parques más visitados por familias y jóvenes, y acoge actividades culturales al aire libre, mercadillos artesanales y zonas de juego, rodeado de especies autóctonas.
Galerías de arte en el epicentro creativo
El arte contemporáneo encuentra su núcleo principal en los barrios de La Lonja, Santa Catalina y el casco histórico, especialmente en torno a calles como la calle de Sant Feliu y la calle de la Concepción, donde se concentra un gran número de galerías de arte. Este eje artístico acoge espacios como Galería Pelaires, Galería Kewenig o Galería Xavier Fiol, que combinan propuestas locales con artistas internacionales. Muchos de estos espacios se ubican en antiguos palacetes restaurados, lo que añade un valor arquitectónico al recorrido cultural.
El Bosque de Bellver: naturaleza e historia a los pies del castillo
El Bosque de Bellver, con aproximadamente 126 hectáreas de extensión, es el mayor espacio forestal continuo dentro del casco urbano de Palma. Está compuesto mayoritariamente por pinares y encinas, y es un lugar habitual para senderistas, deportistas y amantes de la naturaleza.
Este bosque rodea el Castillo de Bellver, construido en el siglo XIV y conocido por su singular planta circular, única en Europa. Entre las curiosidades del bosque, destaca su fauna local, con aves como el cernícalo y el petirrojo, y su diversidad botánica, donde crecen flores silvestres y arbustos mediterráneos. Desde sus puntos más altos se obtienen algunas de las mejores vistas panorámicas de la ciudad y el mar.
Palma es un destino referente de turismo cultural y sostenible, ofreciendo experiencias únicas que fusionan patrimonio, arte y naturaleza. Y la primavera es, sin duda, el momento perfecto para redescubrir Palma desde una nueva perspectiva.