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Enero en Navarra, la mejor época para disfrutar de la nieve

Si hay una forma de comenzar el año de forma activa, es sin lugar a dudas realizando deportes de nieve. Y enero es un fantástico mes para disfrutar de la nieve en Navarra.

El Pirineo Navarro y sus infinitos paisajes son, para muchos, la opción ideal para pasar unos días de nieve en familia, en pareja o con amigos, donde la gastronomía y el arraigado folklore de esta zona completan un plan que tiene como denominador común los planes en torno a la nieve.

Larra – Belagua y Abodi – Irati se convierten en dos de los puntos principales donde practicar el esquí de fondo, una de las modalidades más demandadas en los deportes de invierno en la Comunidad Foral. Dos zonas elegidas año a año por multitud de esquiadores y aficionados a la nieve, que se completan con otros puntos como las sierras de Urbasa – Andía o la sierra de Aralar.

Larra - Belagua, cabecera del valle del Roncal

Dominando el valle del Roncal, los amantes del esquí de fondo cuentan en el centro de esquí Larra – Belagua con 10 kilómetros de pistas esquiables en un valle donde la magia del norte navarro cobra todo el protagonismo. Pistas pisadas y balizadas divididas en tres zonas: El Ferial – Zampori (a 1.600 metros de altura) con 25 kilómetros de pistas esquiables, La Contienda (a 1.700 metros) con 5 kilómetros de pistas y La Mata de Haya a 1.050 metros, con 12 kilómetros de pistas.

Quienes elijan este punto para su escapada de nieve, se sumergirán en paisajes dominados por los tejados de pizarra, riachuelos que cruzan pueblos empedrados llenos de encanto y espectaculares monumentos naturales como la foz de Burgui. Moldeado por el río Esca con el paso de los siglos, hoy este escenario es todo un reclamo para el turista durante todo el año. Todo un acantilado rocoso que forma parte de los 35 recursos seleccionados en la Ruta de los Paisajes de Navarra. Agua y Miradores. Unas impresionantes vistas que pueden contemplarse especialmente desde el mirador de esta foz, declarada Reserva Natural. Un paraje ideal para recorrerlo a través de los senderos que integran uno de los ecosistemas kársticos más impresionantes de Europa.

El centro de esquí Larra – Belagua cuenta además con otros atractivos como una cascada de hielo, sauna y solárium. Un plan idóneo para quienes quieran conocer las “7 perlas” que conforman el Valle del Roncal como Burgui (con su tradición almadiera protagonista durante todo el año), Vidángoz, Garde, Roncal (cuna del tenor Julián Gayarre), Urzainqui, Uztárroz o la villa señorial de Isaba, pueblo desde el que acceder a las pistas.

Son muchos los que deciden apostar por esta zona para desconectar unos días en la naturaleza. En localidades como Isaba, multitud de casas rurales reciben al visitante en un universo de piedra, madera y chimenea al regreso de las pistas.

Valle de Salazar, esquí nórdico entre los hayedos más extensos de Europa

En pleno corazón del Pirineo Navarro, el valle de Salazar forma esta idílica postal en torno a Ochagavía, el núcleo central de este valle. Su viejo puente medieval es uno de los estandartes que da la bienvenida al visitante, junto a la imponente torre de la iglesia. Sus pintorescos caseríos, perfectamente alineados en torno al río Salazar, confieren a Ochagavía el título de una de las capitales de este valle pirenaico, junto con Ezcároz. Ambas localidades son idóneas para alojarse durante esta escapada de invierno.

Los esquiadores que elijan esta zona para estrenar el año practicarán su deporte favorito entre extensos hayedos, robledales y pino silvestre. Para disfrutar de la nieve en todas sus formas, la empresa Ekia ofrece un amplio abanico de excursiones. Una de las maravillas de la naturaleza de estos paisajes se enmarca en la famosa Selva de Irati, el segundo hayedo-abetal más extenso de Europa, después de la alemana Selva Negra. Diecisiete mil hectáreas que acogen majestuosos picos como el de Orhi (2.021 metros) o el de Abodi y embalses como el de Irabia.

Un valle que se presta a recorrerlo a pie. Un paseo recomendado es el que transcurre por la denominada Senda de los Oficios, 4 kilómetros que comienzan en la localidad de Burgui lleno de guiños a la etnografía que forma parte de este territorio: un puente medieval, una almadía, un horno de pan, una carbonera, una nevera, una calera y un aserradero antiguo.

Para quienes opten por los recorridos por carreteras locales, Ochagavía se convierte en la mejor conexión con otra de las cadenas montañosas del Pirineo Navarro, la sierra de Abodi.

Abodi – Irati, el corazón del esquí de fondo

A poco más de 13 kilómetros de Ochagavía se encuentra uno de los puntos más demandados en Navarra entre los amantes de los deportes de invierno. Este conjunto montañoso ofrece varios recorridos, cuya perspectiva puede contemplarse especialmente desde el famoso Alto de Tapla, el punto más alto del puerto de Abodi.

Las cinco pistas del Centro de Esquí de Abodi cuentan con 31 kilómetros de nieve señalizada y pisada, enmarcadas entre frondosos hayedos. Cinco pistas de entre 3 y 9 kilómetros cuyos recorridos varían según la nieve caída.

Pero el punto neurálgico para los esquiadores se encuentra en el Centro de Esquí Nórdico Abodi Irati. Situado a 1.400 metros, cuenta con 22 kilómetros esquiables y dos pistas para raquetas. El lugar perfecto para un esquí cómodo, que cuenta con completo servicio de alquiler de esquís y raquetas, además de cafetería y aparcamiento exterior.

Aralar: sierra de contrastes en pleno Pirineo Navarro

Bosques y pastos se alternan en una sierra de alto valor naturalístico: robles, hayas y avellanos conviven con pastizales donde habitan ovejas latxas, caballos y yeguas. Es el escenario que se encontrará el esquiador que elija este conjunto montañoso del noroeste de navarra para su escapada de nieve. Etxarri, Lekunberri o Aldatz son algunas de las localidades donde escoger alojamiento para estos días.

Un macizo kárstico al que se puede acceder desde la localidad de Lekunberri. Tras doce kilómetros recorriendo bosques de hayas comienzan las pistas de esquí de fondo. La Casa Forestal es el punto de partida de unas pistas rodeadas de hayedos que en algunos casos cuentan con desniveles de 300 metros. Bordas (antiguas cabañas) de pastores, bosques de helechos y robles, verdes prados y dólmenes esparcidos por toda la sierra darán la bienvenida tanto al esquiador como al senderista, en un paisaje lleno de baluartes naturales, como el mirador natural del Santuario de San Miguel, nacederos de transparentes ríos como el de Larraun- Iribas o cuevas como la de Mendukilo.

Una zona donde poder disfrutar de rutas guiadas, que introducirán al visitante en la auténtica sierra de Aralar, como la Ruta de los Dólmenes, el Hayedo y Karst de Aralar o las Cumbres de Aralar. Paseos de entre 3 y 6 horas de duración, organizados por la empresa Mirua Actividades de Naturaleza. Para quienes opten por un paseo en la nieve con raquetas, esta empresa también ofrece este servicio.

Urbasa – Andía: un auténtico mirador natural en la Navarra occidental

Entre la Navarra atlántica y la mediterránea se abre paso un inmenso Parque Natural. Las sierras de Urbasa – Andíaforman este entorno privilegiado cubierto en un 70 por ciento por hayedo. Bosques que también se componen de tejos, pinos y enebros dan paso a grandes llanuras (rasos) situadas a 1.000 metros de altitud llenas de brezos y espinos, hábitat idóneo donde pastan yeguas y las ovejas latxas (que darán la leche para elaborar el famoso queso Idiazábal ).

Un entorno donde puede disfrutarse de la nieve de una manera más cómoda, sin siquiera tener que calzarse los esquís. Para quienes opten por pasar estos días en familia, podrán elegir entre un recorrido en trineo por sus pistas o un paseo con raquetas, opción que ha ido ganando cada vez más adeptos dentro de los deportes de nieve en Navarra.

Un paisaje de ensueño lleno de guiños a sus antiguas tradiciones, donde en su día habitaron pastores, cazadores, madereros y carboneros. Calzadas romanas, nacederos emblemáticos como el del Urederra, pozas transparentes, bordas, dólmenes y monasterios como el de Iranzu completan un entorno para una completa escapada de invierno.

Estella, “capital” de esta zona, constituye un buen punto de partida y regreso para alojarse durante esta escapada a esta sierra. Su carácter de ciudad jacobea, sus puentes, iglesias y monumentos la convierten en punto de paso obligado entre la montaña y la Ribera.

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