Abrió hace apenas cinco meses y ya ha pasado por él todo el público foodie de la capital. El Gordo de Velázquez sobresale por su ambiente animado, su decoración moderna, fresca y acogedora y, sobre todo, por su cocina tradicional con sello de autor. Y es que tras su paso por Jockey, Akelarre, el Hotel Velázquez y Semon, Jose María Ibáñez ha forjado un estilo muy particular y adictivo para quien lo conoce que consigue convertir lo sencillo en sublime.
En su carta hay platos perfectos para compartir como las croquetas (de jamón y boletus), las colas de cigala en tempura, los muslitos de codorniz en chups, los calamares de potera, las alcachofas fritas, la ensaladilla de Cangrejo Real, el pastel de berenjena “como el de Jockey”, los canelones trufados o la coca de calabacín y queso de cabra, todo un clásico de su época en Semon. Pero también propuestas individuales muy acordes con la temporada estival como el salmorejo de Antequera, la ensalada de tomate con crema de Torta del Casar, las verduras de la huerta en cocotte, el ceviche de corbina, gamba y pulpo o el tartar de atún rojo de Barbate.
En su terraza, ubicada en plena calle Velázquez, protegida del sol y llena de plantas y coloridas flores, se puede además disfrutar de una amplia oferta de vinos por copas seleccionados por el equipo de sumilleres de Santa Cecilia o tomar un refrescante gin tonic de media tarde.
Más info: www.elgordodevelazquez.com
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