Hay lugares que hay que vivir. Eso es exactamente lo que ocurre al cruzar las puertas de RHUDO, el sofisticado templo gastronómico y escénico del Barrio de Salamanca. INOUTVIAJES, tuvo la oportunidad de disfrutar de una cena allí, y lo que iba a ser una simple velada se transformó en una excelente experiencia inmersiva.
Ubicado en el número 64 de la calle Velázquez, de Madrid, RHUDO no es un restaurante al uso. Es un espacio donde la alta cocina, la música en directo y el arte performático se entrelazan en una armonía tan perfecta como sorprendente. Desde la iluminación cálida hasta el diseño brutalista con alma mediterránea, todo en RHUDO está pensado para desconectar del exterior y sumergirse en un universo sensorial.
Cuando una cena se convierte en espectáculo
En RHUDO no solo se cena. Se siente. Se vibra. El espectáculo comienza sin previo aviso, envolviendo cada rincón del restaurante en una atmósfera que hace que el tiempo se detenga. Fuimos testigos de "Manifesto", todo una explosión de música electrónica elegante, performances teatrales y visuales impactantes que, sin quitar protagonismo al menú, elevaban la experiencia a otro nivel.
En RHUDO no solo se cena. Se siente. Se vibra. El espectáculo comienza sin previo aviso
Cada día de la semana ofrece algo distinto: desde boleros acústicos y jazz íntimo en el formato “Unplugged”, hasta un flamenco moderno que emociona los miércoles de “Genuino”. Y los domingos, el ambiente se transforma con “R de Rumba”, una fiesta tropical donde el ritmo se apodera del salón.
Fuimos testigos de Manifesto, el show estrella de la casa que se despliega los jueves, viernes y sábados. Más que un espectáculo, Manifesto es una declaración de intenciones: libertad creativa, provocación elegante y energía desbordante.
Mientras disfrutábamos del tataki de vaca madurada y el vino seleccionado, el salón se transformó en un escenario vivo. De pronto, una figura emergió entre las mesas: cuerpo pintado, movimientos teatrales y una presencia magnética. Le siguieron bailarinas etéreas, efectos de luces envolventes y una base electrónica sofisticada que marcaba el ritmo de una coreografía que era tanto danza como performance.
El espectáculo no interrumpe la cena, la acompaña, la potencia... Cada número aparece de forma orgánica, como si el propio local tuviera alma y decidiera cuándo latir más fuerte. La conexión entre artistas y público es directa, íntima, casi hipnótica. Manifesto no busca complacer: busca provocar sensaciones, romper rutinas, y dejarte con la sensación de haber estado en un lugar donde todo puede pasar… y pasa.
MANIFIESTO: el arte de transformar un sábado en toda una declaración
Manifiesto no es un espectáculo cualquiera: es una experiencia que convierte una cena en algo extraordinario.
Cuando cae la noche, el ambiente en Rhudo cambia. Las luces se atenúan, la música comienza a subir, y algo en el aire anuncia que lo que está por venir va más allá de lo esperado. Manifiesto es un show multidisciplinar que combina danza contemporánea, acrobacias, dramatización y efectos visuales con una puesta en escena milimétricamente cuidada.
A lo largo de la noche, artistas aparecen y desaparecen por los distintos espacios del restaurante, emergen entre las mesas, intervienen el espacio, sorprenden con movimientos precisos y gestos cargados de intención. Cada acto está pensado para emocionar, para provocar, para hacer que el espectador se sienta parte de algo más grande. Y una voz de mujer acaricia los sentidos o asalta el cuerpo para obligarte a que te levantes y bailes y aplaudas y… finalmente… te emociones…
Manifiesto es un show que combina música, danza contemporánea, acrobacias con una puesta en escena milimétricamente cuidada
Y el espectáculo se entrelaza con el servicio de sala, que no se detiene.
Platos sofisticados siguen llegando a las mesas, los cócteles fluyen con ritmo de coreografía y el público —asombrado y encantado— se convierte en testigo y cómplice.
Manifiesto no tiene un único formato ni una historia lineal. Cambia, evoluciona, se reinventa cada sábado. Pero siempre deja claro su propósito: celebrar la vida, el arte, el encuentro.
Es un homenaje al cuerpo, al movimiento y al instante compartido. A los sentidos…
Rhudo lo ha conseguido: ha hecho del sábado por la noche un manifiesto en sí mismo. Uno que se vive, se siente… y no se olvida.
Sabores con carácter y brasas con alma
La propuesta gastronómica es sobresaliente. La carta, recientemente renovada, gira en torno a las brasas y se convierte en un homenaje al producto local tratado con creatividad y precisión. En nuestra mesa desfilaron auténticas joyas como el tataki de vaca madurada con salsa negra —intenso, elegante, inolvidable
Cada plato es una historia. El solomillo de vaca simmental con chimichurri casero, el rodaballo salvaje a la bilbaína o los canelones de carrillera son solo algunos ejemplos de una cocina que entiende el equilibrio entre innovación y tradición. Y si te gustan los arroces, el meloso de presa ibérica y setas es de esos que te reconcilian con el mundo.
Gastronomía diurna y brunchs que rinden culto a la mitología grecorromana
Aunque la noche es su momento estelar, RHUDO también brilla con luz propia durante el día. Su propuesta de mediodía incluye platos de autor como el pulpo a la brasa o el arroz negro con chipirones. Durante el fin de semana, el brunch ofrece un exclusivo buffet, en el que se puede disfrutar de un buffet libre con ostras, quesos europeos, repostería artesanal y un plato principal al más puro estilo grecorromano. Todo, como no podía ser de otra forma, con espectáculo incluido.
Una vivencia para recordar
Abierto los siete días de la semana, hasta las 4:30 h los fines de semana, RHUDO es mucho más que un sitio para comer. Es un plan completo, una cita con lo inesperado, un recuerdo que se queda contigo. Ideal para celebraciones, encuentros especiales o simplemente para regalarte una noche diferente en Madrid.
Si eres de los que buscan experiencias que van más allá del plato, si te mueve la curiosidad, el arte y el placer de vivir, RHUDO no es solo una recomendación: es una obligación.